Pontevedra concluye la restitución a Polonia del díptico robado por los nazis
PONTEVEDRA
El ministro polaco de Cultura afirma que «el proceso de devolución ha sido ejemplar»
18 mar 2023 . Actualizado a las 22:03 h.Los dos cuadros robados por los nazis a Polonia han vuelto a su hogar, el castillo de Goluchow, donde ocupan desde este viernes una posición privilegiada, como una de las pocas piezas artísticas, del medio millón que fue robado en la Segunda Guerra Mundial y que ha regresado a su lugar original de exhibición. El ministro de Cultura, Piotr Glinski, enfatizó la importancia que tiene para este país el regreso del díptico del taller de Bouts, pintor flamenco de finales del siglo XV, y que cuatro siglos después una princesa de la familia Czartoryski compró en París para su castillo polaco, donde su colección de cuadros se convirtió con el paso del tiempo en una de las principales de su país.
El ministro de Cultura destacó lo «ejemplar» del procedimiento seguido por la Diputación de Pontevedra y el Museo, de cuyos responsables y trabajadores destacó su «profesionalidad» y su «buena voluntad» a la hora de devolver los cuadros y no poner trabas. Admitió que no siempre pasa eso en las reclamaciones de botín de guerra y Glinski indicó que pondrá a Pontevedra como uno de esos ejemplos donde la cooperación internacional funciona cuando trate con otros países o propietarios que sí sean reticentes a devolver a Polonia lo que le robaron los nazis.
El vicepresidente de la Diputación, César Mosquera, en su intervención detalló las tres razones por las que habían aceptado devolver los cuadros. Por un lado, indicó que «por justicia», porque el díptico había sido expoliado. Añadió: «También por coherencia propia porque si estamos en un proceso de restitución de nuestra propia memoria histórica teníamos que colaborar en retribuir la de otro país».
Razón de justicia
Resaltó: «Había que restituirlos porque no estaríamos tranquilos» sabiendo que en los fondos del Museo de la ciudad del Lérez se pudiese estar privando a un país de dos obras que le fueron arrebatadas por la fuerza. «Nos fue fácil, claro y nítido decirnos a devolver los cuadros y estamos orgullosísimos y lo volveríamos a hacer», concluyó Mosquera al señalar que en cuanto supieron el origen del díptico como botín de guerra tanto él como la presidenta provincial, Carmela Silva, como los responsables del Museo provincial apostaron por la devolución rápida y sin trabas.
El director del Museo de Pontevedra, José Manuel Rey, también se explicó en la misma línea, precisando que la entrega a Polonia del díptico es «lo justo y lo correcto». Rey hizo también una mención a la adquisición de las dos obras, como parte del legado de José Fernández López, benefactor de la institución pontevedresa, que compró las dos tablas flamencas en Madrid en 1973, ignorando tanto el coleccionista gallego como el Museo que se trataba de arte expoliado.
«No podemos ponernos de lado cuando nos referimos a una obra que sale de su país como resultado de un expolio de guerra», manifestó, a la vez que puso el caso de esta devolución como una forma de «hacer pedagogía y convertir un problema en una oportunidad». De hecho, tanto los representantes polacos como los españoles hicieron votos de buena voluntad y de intención de colaboración cultural en el futuro.
En su discurso, el embajador de España en Polonia, Ramiro Fernández, agradeció la colaboración entre ambos países y elogió la «extraordinaria generosidad» y «rapidez» con la que actuaron tanto desde el Museo de Pontevedra como desde la Dirección General de Patrimonio Cultural de España, que validó todos los pasos que se tomaban en la institución gallega para que el díptico de Bouts regresase a Goluchow.
El descubridor de los cuadros, Mariusz Wisniewski, resaltó que tanto el Ecce Homo como la Dolorosa eran objetos que formaban parte de la búsqueda prioritaria del arte expoliado por los nazis. En el 2019 se inició la búsqueda por imagen en Internet y eso dio una pista, a raíz de una foto que el programa identificó en la web del Museo de Pontevedra, que sirvió de hilo del que tirar la madeja que llevó a la feliz conclusión del caso.