El desgarrador testimonio de las víctimas del donjuán de Marín: «Su objetivo no era solo el dinero, era destruir vidas»
PONTEVEDRA
El documental «La caza del encantador», que emitió ayer Telecinco, recoge la lucha de las mujeres estafadas por Rodrigo Nogueira
08 sep 2023 . Actualizado a las 12:06 h.«Era el novio perfecto», reconoce una de las más de cien víctimas del donjuán de Marín. Una a una hilaron ayer en el programa de Telecinco «La Caza del encantador» una historia de engaños y traiciones que desnudaron a Rodrigo Nogueira, uno de los estafadores del amor más conocidos de todo el país. ¿Cómo las seducía?, ¿qué les pedía?, ¿cómo lo descubrieron? «Su objetivo no era solo el dinero, era destruir vidas». Así de rotunda se mostraba Gloria en el primer capítulo del documental que se emitió este miércoles. Ella era una de esas víctimas. El relato desgarrador de muchas de ellas quiere contribuir, según explicó Mediaset en su publicidad, «a conseguir la primera sentencia condenatoria para este tipo de delitos». El donjuán comenzó sus «conquistas» por Galicia y siguió por Málaga, País Vasco, Barcelona y Valencia, donde se cree que acumula la mayor parte de estafas.
Entre los testimonios de sus víctimas, el más desgarrador cierra el primer capítulo de «La caza del estafador». «A mí me dejó con un niño de 15 días, sola y en la calle sin ningún remordimiento», dice una de las mujeres que prefiere ocultar su rostro. Todas las que participaron en esta radiografía del donjuán de Marín coinciden en que el dolor es tan insoportable que «no se lo deseamos a nadie». El modus operandi era prácticamente igual con cada una. A veces era astronauta, otras espía, hacker, tatuador, técnico de una empresa tecnológica o chef de élite. Sus perfiles iban cambiando para tejer un puzle emocional que destrozó a sus víctimas. Ellas se fueron descubriendo unas a otras hasta que Gloria, la bilbaína a la que sustrajo el móvil y el ordenador y que provocó la primera condena por un delito continuado de estafa, las unió a todas. «Mataba emocionalmente a la gente. Cuando comprobamos que éramos varias víctimas, hicimos una reunión por Skype y les dije que yo tenía una estrategia. Si me acompañaban, íbamos a por todas». Y así fue. Cogieron todos los datos, los nombres falsos con los que operaba y subieron esa información a internet. «No pararon de llegar mensajes de un montón de mujeres que lo estaban buscando», relata Gloria.
Los testimonios que se recabaron durante la investigación policial apuntan a que este marinense de 47 años podría llevar cerca de dos décadas engañando a mujeres. «El dolor que sentí no se lo deseo a nadie. Me robó un pedacito de mi intimidad» explica entre lágrimas una de ellas. Las analizaba para saber qué necesitaba e ir ganándose su confianza. Una vez se hacía imprescindible en su vida, inventaba cualquier situación para pedirles dinero. «Suple todo con el descaro, te trata desde el primer día como si te conociese de toda la vida. A las personas nos gusta pensar que le importamos a la otra persona». Y eso era con lo que jugaba para lograr su beneficio. «Era perfecto, llegaba de trabajar y en casa estaba todo hecho. La primera vez que me pidió dinero fue para dar de alta el agua y la luz en la casa que tenía en Galicia», explica Geni, otra de las estafadas, que ayer acudió al plató de Telecinco. A algunas las engañó haciéndoles creer que su madre se había muerto de un cáncer y necesita ayuda económica.
Tras esa primera fase de captación llegaba la de la conquista y la de ganarse la confianza. Cuando se habían superado esos tres niveles, comenzaba su maniobra y con ella el momento de cometer algún error que lo delatase. «Había dejado una publicación abierta en Facebook y vi que estaba tatuando a una chica y ponía 'Cosas que hacer en Barcelona a las tres de la mañana'. Se supone que estaba en Suiza. ¿Qué pasa?», explica una de las mujeres. Fue tirando del hilo hasta descubrir que esa nueva víctima lo conocía por otro nombre y hasta estaba en trámites de divorcio para poder casarse con el donjuán de Marín.
Además de las víctimas, en la miniserie participaron expertos en ciberseguridad, psicólogos criminalistas o forenses lingüísticos.«El lenguaje es un arma para seducir y engañar para amenazar a las víctimas. Durante la investigación ofrecíamos palabras claves que podían desenmascararlo», explica Sheila Queral, la forense lingüística, que analizó el lenguaje de Rodrigo Nogueira. «Había campos semánticos utilizados por él, palabras relacionadas con el mundo felino, de la seducción y del sexo que usaban las víctimas cuando estaban buscándolo», subraya Queral.
En más de hora y media de relato desgarrador las víctimas demostraron una alianza perfecta para conseguir desenmascarar al donjuán de Marín. Todo saltó por los aires cuando Gloria, acompañada de otra víctima, acudió a la Ertzaintza tras ver un anuncio de que vendía su ordenador por internet. «Lo tenemos», les dije. Cuando los agentes llegaron para detenerlo cometió un error. Salió de casa y tuvimos la suerte de encontrar debajo de la cama el disco duro portátil donde él tenía todos sus trofeos, que eran todas sus víctimas. Cientos de mujeres, de fotografías de familias, de tarjetas de crédito. Era el trofeo de un cazador, pero a la bestia. Es como abrir el puto fantasma de la ópera», concluye Gloria, pieza clave para esa primera condena al donjuán de Marín.
Las estafas se descubrieron en el 2016
Rodrigo Nogueira Iglesias comenzó sus andanzas en el siglo pasado. Aunque todo saltó a principios del 2016, las primeras estafas son de 1996. Su nombre saltó a la luz después de que un grupo de víctimas decidieran hacer públicas sus vivencias. Superaron el centenar de afectadas.
En febrero del 2021 tuvo la última sentencia que lo condenaba a un año de prisión por un delito de estafa con el agravante de reincidencia. Ya había sido juzgado por un delito similar en Bilbao. Por esta última condena tuvo que pagar una indemnización de 3.757 euros después de engañar a una joven madrileña y a su madre, haciéndose pasar por un empresario de éxito. Les pidió dinero después de haber convivida con ellas y haberse ganado su confianza como hizo con cada una de sus víctimas.
Era la cuarta pena después de que en el 2017 fuese condenado por la estafa de un hotel en Meaño. A finales de ese mismo año, la Audiencia de Bilbao dictó la primera sentencia contra el marinense por engañar a una mujer, mientras que a principios del 2018 le cayeron nueve meses por maltrato en el ámbito de la violencia machista en Burgos. Ese mismo año también tuvo una segunda pena similar a esa por coacciones.