El éxito de esta actividad reside en el crecimiento de la base de los clubes
09 jul 2024 . Actualizado a las 11:35 h.Todos aquellos que durante los últimos días hayan pasado por la Praza de España, en Pontevedra, se han encontrado con una curiosa estampa: un montón de niños y niñas jugando en una cancha de balonmano, música saliendo de unos grandes altavoces y el sol acompañándoles desde el inicio hasta el fin del día.
En las seis jornadas que ha durado la actividad han pasado por ella más de 400 niños, unos números que doblan las expectativas que tenía la Federación Gallega de Balonmano, organizadora del evento, antes de comenzar. «Los niños están encantados, los que están fuera no dejan de mirar, están todos animados», comenta sonriente Pablo Domínguez, coordinador de las escuelas del Club Cisne. «Es una suerte poder contar con esta infraestructura».
La iniciativa del Balonmán na Rúa viene de atrás, pero se recupera en los dos últimos años para «volver a los orígenes, jugar más en la calle, que ahora apenas se hace», explica Alberto Rodríguez, responsable del colectivo arbitral y parte de la organización. Aunque, para llevar a cabo el evento, hay que tener en cuenta la climatología adversa con la que nos podemos encontrar en Galicia. «Muchas veces tenemos que aplazar o suspender este tipo de iniciativas por la lluvia», continúa, «pero este es, de largo, el mejor evento de la Federación».
Es el segundo año que se celebra esta iniciativa, el primero en Pontevedra, pero ya se ve resultado entre los más pequeños. «Los niños que están en la calle vienen aquí, les tomamos los datos, evidentemente hay que asegurarlos para que puedan hacer la actividad, eso lo asumimos nosotros», relata. Una vez tienen los datos, los asignan a uno de los equipos inscritos, y ya pueden empezar a divertirse.
Resultados latentes
La organización es clave para que este tipo de eventos salga bien. Domínguez reivindica la labor de los monitores, que mueven a los niños mañana y tarde para que «estén siempre activos, que es de lo que se trata». Durante las dos semanas previas Rodríguez y su equipo van a los colegios, dan folletos y avisan de que si se juntan «cinco u ocho amigos» pueden jugar. Reitera que «si los clubes monitorizan bien estas actividades» tendrían un número mínimo de 40 o 50 niños para captación en el menor tiempo posible, «unas dos semanas».
Aquellos clubes que aprovechan bien el tirón, como son el caso del Cisne y el Teucro, ya tienen nuevos equipos para las categorías alevín y benjamín. «Los niños aumentan muchísimo en la base después de este tipo de iniciativas», asegura Domínguez, «son muy interesantes, sobre todo en el período de verano».
Motivación para los pequeños
Este tipo de actividades no solo hacen crecer las escuelas con nuevas incorporaciones, si no que consiguen animar todavía más a los que ya practican balonmano. «Al final a ti lo que te motiva es jugar con tu amigo, con tu compañero del cole, con el que te encuentras en la playa», comenta Domínguez. El factor de cómo se presenta la actividad también es importante. «Vengo aquí, juego un partido, hay música, me ven mis amigos, y es lo que engancha», expone sonriente el coordinador de las escuelas.
Durante toda la semana, la Praza de España estuvo llena de risas, del sonido de los balones pegando en el suelo, de las celebraciones de los goles, tanto propios como del contrario, porque lo importante es la diversión. El tiempo se pasó volando no solo para los más pequeños, sino también para los padres, monitores, y demás adultos presentes. Al final, el Balonmán na Rúa es una fiesta.
Bruno López: «En cuatro años hemos conseguido ser la segunda federación con más licencias en España»
Es habitual ver a Bruno López, presidente de la Federación Gallega de Balonmano, presente en eventos y actividades. Como bien dicen sus compañeros de organización del Balonmán na Rúa, «quiere estar en todos, ayudar en lo que pueda». El evento en Pontevedra no es una excepción.
«La idea es visibilizar el balonmano», es lo primero que expone, sin dudar, al ser preguntado por el origen de la actividad que llena la Praza de España. «Es muy difícil a día de hoy llenar los pabellones, solo van personas que están acostumbradas y que les gusta el balonmano». El resultado obtenido: un éxito innegable. Solo el año pasado consiguieron 1.200 licencias nuevas. «En cuatro años, gracias a esta iniciativa, hemos conseguido ser la segunda federación con más licencias en España», comenta orgulloso, y no es para menos, «el balance es muy positivo y la apuesta es esta».
Agradece la labor del Cisne y el Teucro, la cual considera «fundamental»: «La participación se fundamenta en el boca a boca y en que la gente que ya está en el balonmano llame a los demás».
Lo que se ha vivido estos días en Pontevedra es una «prueba piloto» para establecer un circuito provincial. Los números que está teniendo la edición no se los veían venir: el jueves llevaban más de 300 niños, y esperaban que la cifra superase los 500 al terminar el fin de semana. «Lo normal, en las demás ediciones, estaban siendo unos 200, Pontevedra se lleva la palma».
El balance es muy positivo, pero la ambición de López no tiene techo, y quieren repetir el próximo año. Confiesa que está en contacto con Ourense y Lugo para incluirlos también en la gira el verano que viene. «Vamos a jugar en la calle todo lo que podamos, lo tenemos clarísimo».
Desde la Federación, hacen un llamamiento a niños, niñas, jóvenes y no tan jóvenes: «Aseguramos que van a vivir una actividad diferente fundamentada en la diversión y disfrute» y puede prometer «que lo van a pasar bien tanto los niños, como los adultos».
López coge un balón y juega con él. Desde organización apuntan que una vez que uno juega al balonmano, lo lleva en la sangre para siempre. Quizá eso es lo que está llevando a la Federación Gallega a su éxito ascendente: la pasión que siente su presidente por este deporte.