La novia que causó furor en Pontevedra con su chófer con sombrero de copa

María Hermida
María Hermida PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA

La novia, Olga, con el padrino y el chófer que la esperaba ante la Audiencia de Pontevedra.
La novia, Olga, con el padrino y el chófer que la esperaba ante la Audiencia de Pontevedra. María Hermida

Olga, que iba a casarse con Alberto, salió espectacular de su vivienda, con un traje de encaje y entre la mirada de decenas de curiosos a los que le llamó la atención un vehículo antiguo y precioso en un espacio casi siempre tomado por coches policiales

16 nov 2024 . Actualizado a las 13:30 h.

A la zona de la Audiencia Provincial de Pontevedra, si llegan coches (el edificio judicial está ubicado en un tramo peatonal), suelen ser de color azul o verde. ¿Por qué? Porque los vehículos que se acercan hasta son los de la Policía Nacional o Guardia Civil. Y casi nunca por cosa buena, ya que suelen llevar o traer a los acusados que llegan a juicio. Pero esta mañana de sábado, a pocos metros de la Audiencia Provincial, lucía esplendoroso un vehículo antiguo de la marca Hurtan. De él se bajó un hombre con un atuendo tan llamativo que reclamaba tanta atención como el propio coche. Era el chófer, Arturo Domínguez, que llevaba una especie de levita de color azul y un sombrero de copa. Pasaban los minutos y el chófer seguía quieto al lado del coche sin que nadie llegase. ¿Había boda?, ¿venía una autoridad...? Un buen número de curiosos empezaron a arremolinarse en la zona, que a esa hora estaba bien transitada. A los pocos minutos, se resolvió el enigma: sí, el chófer esperaba a una novia.

María Hermida

De uno de los portales de la calle Rosalía de Castro salió entonces Olga, que iba camino de casarse con Alberto, y su padrino. Ella llevaba un vestido de encaje de manga larga, con corte clásico, que resaltaba su figura. También lucía un velo y un recogido bajo en el pelo que no le quitaba un ápice de protagonismo a su vestido. Todo ello junto a sandalias en los pies y un bonito ramo de hortensias y hojas de eucalipto. Nerviosa pero sonriente, Olga saludaba a todos los que se habían quedado esperando a ver qué pasaba con el coche

Ya con la novia a galope en el vehículo por la calle Rosalía de Castro, algunos salían corriendo del supermercado que hay en las proximidades para ver si la veían todavía: «Vaya, nos la hemos perdido», decían. Y cierto es. Porque Olga ya iba entonces camino del fueron felices y comieron perdices...