Adiós a sor Celsa, la monja que dedicó su vida a dar de comer a los pobres

María Hermida
María Hermida PONTEVEDRA / LA VOZ

MARÍN

Sor Celsa, en una foto hecha hace una semana por una de sus compañeras de la congregación religiosa.
Sor Celsa, en una foto hecha hace una semana por una de sus compañeras de la congregación religiosa.

Natural de Melide, llevaba casi dos décadas en Marín, donde se convirtió en toda una institución al frente del comedor social

06 abr 2023 . Actualizado a las 18:35 h.

Se llamaba Celsa Roca Puga. Pero por ese nombre pocos la conocerán. Porque ella llevaba toda la vida siendo sor Celsa y ejerciendo de monja benefactora de los pobres como miembro de la congregación Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl. Fue por ello, por su dedicación a la beneficencia, por el que esta mujer se convirtió en toda una institución en el municipio de Marín, donde llevaba residiendo junto con sus hermanas de la comunidad religiosa alrededor de dos décadas. Este jueves santo será enterrada en el municipio marinense. Tenía 87 años y llevaba un tiempo enferma.

Sor Celsa, tal y como explican las otras Hijas de la Caridad de Marín, era natural del municipio coruñés de Melide. Tuvo una temprana vocación religiosa y desde entonces vivió en distintos puntos de España, entre ellos Madrid y Oleiros, donde fue maestra en los colegios de la congregación religiosa a la que pertenecía. 

Hace casi veinte años llegó a Marín, donde comenzó a vivir en el colegio Inmaculada. Desde el principio, su misión fue encargarse del comedor social que tiene esta congregación en Marín, donde comen diariamente alrededor de setenta personas. Sor Celsa, de cuerpo menudo y pequeño, se movía con rapidez para mantener todo en orden. Supervisaba la cocina, ponía las mesas, iba a la compra o diseñaba los menús con los productos que les donaban... y sobre todo tenía palabras de cariño para todos los que acudían allí, desde voluntarios a usuarios. Su sonrisa era permanente y sus ganas de construir un mundo mejor también. Los achaques de la edad la obligaron a dejar su cargo hace unos dos años. Sin embargo, cada vez que acudía al comedor su visita se convertía en todo un acontecimiento por el cariño que se le guardaba. 

Mientras la mente se lo permitió, recordaba con gran amor su paso por los colegios. Y estaba especialmente contenta de que una de sus antiguas alumnas pasase a formar parte también de la congregación de las Hijas de la Caridad. 

Con su fallecimiento la comunidad religiosa del colegio Inmaculada de Marín se queda únicamente con seis monjas. Así lo indicaban este jueves desde el tanatorio San Marcos, donde velaban a sor Celsa. Su entierro será este mismo jueves (a las cuatro y cuarto de la tarde, en el cementerio de A Raña) y su funeral se prevé para el lunes a las 17.00 horas en el templo nuevo de Marín.