
Llevan diez años al frente del Tarará, en Carretas, y ahora Mirna Díaz y Josué Angarita miran con mucha preocupación al futuro con las restricciones no solo del aforo de local, sino también por los límites a la movilidad porque los peregrinos y turistas constituían la mayor parte de su clientela. «Con el 30 % de capacidad, en la terraza son ocho personas de máximo y con eso es imposible», asegura Mirna. En el interior, una vez puedan reabrirla en una nueva fase hasta la mitad de la capacidad, también serían otros seis. Por lo de pronto y ante estas perspectivas, ya no contratarán, como solían hacer todos los años desde marzo, a dos personas para ayudarles en la atención del restaurante. Ahora mismo asegura que «logramos hacer para comer» el matrimonio y sus dos hijos con el servicio de comida a domicilio al que decidieron unirse en febrero a través de una plataforma «para que nos sirviera de complemento a la facturación». Sin embargo, indica que «es muy poco» para poder afrontar todos los gastos que supone el negocio. Para ellos es vital que se reanude el turismo, al menos, el nacional.