Juan de la Rubia: «Te tienes que adaptar a cada órgano, pero es un privilegio tocar instrumentos de museo»

La Voz

SANTIAGO

May Zircus

El organista titular de la Sagrada Familia ofrecerá esta noche un concierto en la Capela das Ánimas

27 mar 2024 . Actualizado a las 04:55 h.

20.00 horas • Capela das Ánimas • Gratis previa retirada de tiques en la Zona C • El ciclo De Lugares e Órganos tiene hoy una doble cita. Por la mañana, un paseo para acercarse al organista y compositor Bartolomé de Olagüe (10.30 horas, salida de Entrepraciñas) y por la noche, uno de sus conciertos de referencia, el que ofrecerán el violinista Adrián Linares, integrante de la OSG, y Juan de la Rubia, organista titular de la basílica de la Sagrada Familia, que regresa a Santiago, una ciudad que marcó sus inicios, tal y como cuenta.

—¿Es la primera vez que actúa con Adrián Linares?

—Nos conocemos desde hace bastantes años porque trabajamos juntos varias veces en proyectos de orquesta en los que él hacía de concertino y yo estaba tocando y dirigiendo. Hemos tenido una colaboración muy estrecha, pero será la primera vez que toquemos a dúo.

—¿Qué les llevó a este paso de actuar en solitario y por qué eligieron un repertorio de la Escuela de Venecia?

—A raíz de esas colaboraciones, surgió la posibilidad de tocar juntos. En cuanto al programa, los organistas, muchas veces, los elegimos en función del instrumento porque los órganos son muy diversos y, también, esta vez, en función del violín. El repertorio veneciano de 1500-1600 es muy virtuoso para el violín y el órgano tiene a veces la función de acompañante, pero durante el concierto también habrá piezas a órgano solo. Entonces, es un diálogo con protagonismo de los dos instrumentos.

—En el caso de los organistas, tienen que adaptarse cada día al instrumento, no como otros músicos que viajan con el suyo.

—El inconveniente es que no dispones de un instrumento que conoces al 100 %, aunque al final los acabamos conociendo. Fruto de tocar cada día un instrumento diferente, sabes cómo conocerlos rápidamente y detectar sus virtudes para extraerlas. Al final, se trata de hacerte amigo cuanto antes para sacar lo mejor de él. Entonces, los inconvenientes son pocos, te tienes que adaptar al instrumento, pero, al final, también se convierte en un privilegio y un lujo porque acabas tocando instrumentos que son en muchísimos casos patrimonio, ya que son históricos y es impensable poder tenerlos. Es decir, acabas tocando piezas de museo. Podemos hacer que admirar estos instrumentos sera una experiencia completa, porque se admiran con la vista y se admiran escuchándolos.

—¿Había tocado ya previamente el órgano de Ánimas?

—Este es de los pocos que me quedaba por conocer un poco más en profundidad en la ciudad. Mi primer concierto fuera de mi entorno habitual fue en Santiago. Fue el primer sitio en el que me llamaron para dar un concierto. Tenía 18-19 años cuando me eligieron para tocar en la Catedral. En aquel momento pensaba que era algo que me quedaba grandísimo y me esforcé mucho por preparar aquel concierto. Desde entonces, han pasado más de 20 años y he podido tocar en San Miguel, en San Pelayo, en Santa Clara y en la Universidad. El de Ánimas es un instrumento muy bonito. Pese a no ser muy grande, tiene un sonido potente y muy fuerte que permite dialogar con el violín de tú a tú. Además, las Ánimas tiene una acústica muy agradable.

—Habla de ese vínculo especial con Santiago. También estrenó una obra del compositor compostelano Fernando Buide.

—Fue hace unos años cuando estrenamos la obra con la Orquesta Nacional de España. Fue una gran oportunidad de un compositor que conoce muy bien los entresijos del instrumento y cómo de él se pueden sacar sonoridades especiales, nuevas. Fue un placer esa colaboración con él.

—Es el organista titular de la Sagrada Familia, ¿qué supone?

—Es una responsabilidad. No solo son misas lo que hay que acompañar, sino todo un proyecto musical que se está desarrollando. Además, está la responsabilidad de que todo lo que se hace allí lo ve mucha gente, en eso puede parecerse a la Catedral de Santiago. Entonces, hay que hacerlo lo mejor posible, variado, musicalmente interesante y desarrollar un proyecto con los coros, con otros instrumentos... Es una responsabilidad, pero a la vez un privilegio y un placer.

— ¿Está superado el tópico de que la música de órgano es solo para los oficios religiosos?

—Hace unos años podía haber cierto público que viera el órgano como instrumento de iglesia que se ciñe a acompañar las misas y oficios. Pero, en los últimos años, han proliferado los ciclos para difundir la música de órgano en diferentes vertientes. Por ejemplo, en el concierto que ofrecemos en Santiago se trata de música extraordinaria, muy virtuosa... Va más allá de los oficios litúrgicos.