Pepe Pozas, exjugador del Obradoiro: «Moncho Fernández es exigente, trabajador, comprensivo y muy comprometido»
SANTIAGO
«Siempre estuvo pendiente de mí y de mi familia. Ayudó a que fuésemos progresando y también fue la persona que más me gritó y exigió», explica el andaluz
18 may 2024 . Actualizado a las 18:35 h.Pepe Pozas (Málaga, 1992) es una de las voces más autorizadas del obradoirismo. Se lo ganó a pulso, dentro y fuera de la cancha. Ayudó durante muchos años a consolidar este proyecto en la Liga Endesa. El base andaluz es el jugador que más partidos disputó en la historia del Obradoiro en la ACB. Vistió en 202 ocasiones la camiseta del conjunto compostelano, por delante de los 164 encuentros de Corbacho. Pozas estuvo siete temporadas en el Obra. Llegó en el 2014. Fue capitán y líder. Disputó 262 duelos en la primera liga española, retirándose por culpa de una lesión en el Betis. Sus inicios en la máxima categoría fueron en el Unicaja Málaga. En el Obra, además de ser el que más jugó, tiene otros registros espectaculares. Es líder indiscutible en asistencias (704, por las 345 de Rafa Luz, segundo en la lista), es el jugador con más recuperaciones, el segundo con mayor número de minutos (3.418, solo por detrás de los 3.607 de Corbacho) y el quinto más valorado en la historia del Obra.
—¿Cómo vivió usted el descenso del Obradoiro?
—Con pena, con mucha tristeza. Después de tanto tiempo en la Liga Endesa, no es agradable perder la categoría. Es una pena que haya pasado con Moncho, Gonzalo y Víctor, después de tanto tiempo dirigiendo al equipo. Son sensaciones muy raras.
—¿Se esperaba el descenso o imaginaba una reacción en la segunda vuelta?
—El equipo tuvo una muy mala racha, con muchas derrotas consecutivas. Sigo muy de cerca la competición, el estado de forma, los fichajes y más o menos vas haciéndote una idea de lo que puede ocurrir. Al Obra se le fueron varios partidos en el último instante cuando parecía tenerlos ganados. Pese a su situación en la tabla, claro que siempre tienes en mente la posibilidad de que se consiguiese la permanencia.
—¿Eso lo dice por sus experiencias pasadas en el equipo?
—En los siete años que estuve en Santiago viví varias experiencias similares, de lograr la permanencia en la última jornada, en Sar y pendiente de lo que pudiese hacer otro rival, como fue el año que descendió el Gipuzkoa. En estas situaciones a veces sale cara y otras sale cruz. Desgraciadamente, esta vez tocó perder.
—¿Vio mejor al equipo con los últimos fichajes?
—El equipo tenía los diferentes puestos muy bien cubiertos, con jugadores que tenían su rol bien definido. Al final los resultados empezaron a ser buenos y se sentían mejores sensaciones, pero se reaccionó demasiado tarde.
—¿Cómo valora la marcha de Moncho Fernández tras tantos años en el banquillo de Sar?
—Después de todo lo que hizo y de los años que lleva en el puesto, Moncho Fernández se ganó el derecho a decidir su futuro. Siento una profunda pena por su marcha. No es justo que tenga que despedirse con un descenso, pero esto es deporte y las cosas a veces suceden así. Ahora es muy reciente el desenlace y todo se ve fatal, pero futuro traerá buenas noticias para el Obra y para Moncho. Las cosas no siempre salen como las soñamos. Es triste acabar así una relación, pero hay que mirar al frente.
—¿Cómo recuerda a Moncho Fernández?
—Es un gran tío y un gran entrenador, pero lo que realmente me gusta de él es que es una muy buena persona. Nunca tiene nada que ocultar y eso es muy valioso. Es una persona y un técnico muy exigente, trabajador, comprensivo y comprometido. Todo esto le hace un entrenador especial.
—¿Cómo es el trato de Moncho Fernández con los jugadores?
—Tal vez yo sea poco objetivo en lo que pueda decir sobre él. Los dos comenzamos una relación de entrenador-jugador y acabamos con una relación de buenos amigos. Llegué siendo un chico de Málaga, que empezaba a jugar fuera de casa y Moncho siempre estuvo pendiente de mí y de mi familia. Ayudó mucho a que fuésemos progresando. También es cierto que fue el que más me gritó y exigió. Desde el primer momento quiso lo mejor para mí, y por supuesto para el equipo.
«Es muy difícil subir a la ACB»
—¿Dónde cree que puede estar el futuro de Moncho Fernández?
—En estos momentos no es fácil saber dónde trabajará el año que viene, pues depende de muchos factores. Pero como amigo, solo deseo que encuentre un sitio en el que esté contento y en el que pueda trabajar a gusto y ser feliz. Eso me encantaría.
—¿Y el Obradoiro en la LEB Oro?
—Esta última LEB Oro fue tremenda. Al principio todo apuntaba a que equipos como Burgos, Estudiantes, Betis y Fuenlabrada iban a estar arriba luchando por el ascenso. Sin embargo, arrancó la competición y todo cambió. El Coruña, con un presupuesto más ajustado, acabó de primero y ascendió. Ahora veremos un play off a cara de perro. Es muy difícil subir a la ACB. Hay mucha calidad y muy buenos equipos.
—Usted jugaba en el Clínicas Rincón la temporada en la que Moncho Fernández y el Obra ascendieron a la ACB. ¿Qué diferencias puede haber entre aquella competición y la que le espera al equipo el curso que viene?
—El año que ascendió el Obradoiro había grandes equipos. Estaban Murcia, Burgos, Breogán… No sabría decir si ahora hay más nivel que antes. Es posible que haya un poco más, pero cambiar de categoría es siempre complicado, antes y ahora. Se necesita mucho trabajo y estar conectado desde el minuto uno. Hay que tener un buen guion para poder optar al ascenso.
—¿Se esperaba una derrota del Gran Canaria en el encuentro decisivo frente al Granada?
—Estuve viendo el partido y sí me esperaba una reacción del Granada cuando iba perdiendo por bastantes puntos. Tal vez fue demasiado rápida, pero estaba claro que se estaba jugando mucho. De ese partido dependía su salvación. Jugaba en casa, ante su afición, y su respuesta en la segunda parte fue normal. Además, el Gran Canaria quería ganar el partido para ser cuarto y evitar al Real Madrid en la primera eliminatoria del play off.