Solo se resisten a volver Alfa Romeo, Jeep, Lancia y Volvo
01 feb 2016 . Actualizado a las 05:00 h.La crisis económica en España, casi siempre enfocada en el ladrillo, los bancos y las dificultades de los hogares, azotó de una manera brutal al sector de la automoción. También en Santiago, una ciudad donde el consumo resistió durante el 2008, 2009 y hasta el 2010, pero cuando Zapatero le tocó la nómina a los funcionarios todo se vino abajo. Todo llega, y ese aparente plus de resistencia que tenía Compostela se nota también ahora negativamente, y mientras las matriculaciones España han crecido en torno a un 18 %, en Santiago la cifra es cuatro puntos inferior si se tiene en cuenta el último semestre del ejercicio anterior. Si se va más allá en el tiempo, se baja de los dos dígitos.
Los 4.000 coches que se vendían solo en la capital en el 2006 (sin contar Ames y Teo) son ahora la mitad. Y gracias. La consecuencia es que una docena de concesiones han visto sacudido sus cimientos hasta el punto de cerrar a cal y canto en cuatro casos, mientras que otras nueve firmas de automoción cesaron su actividad temporalmente o cambiaron de manos. Los propietarios de vehículos Alfa Romero, Lancia, Jeep y Volvo no tienen en la actualidad concesionarios oficiales en la ciudad que sí existían en los años de bonanza. Y de momento no hay movimientos en firme para que regresen.
Ese es lado más negativo del balance. Otras firmas, como Mercedes (antes AC Medín, ahora Louzao) o Peugeot (antes Núñez Galicia, hoy Dimonorte), cambiaron de manos por diferentes motivos sin dejar de prestar el servicio. Además, por el camino desapareció la casa Chevrolet (en toda Europa) y los dos concesionarios que existían de Volkswagen se quedaron en uno (Yáñez).
En el lado positivo, la recuperación paulatina de hasta siete marcas que llegaron a desaparecer pero que otros empresarios han reflotado. Los dos casos más sonados, por afectar a miles de conductores, fueron Opel y Nissan, recuperadas por dos de las familias poderosas de la automoción en Galicia, Pérez Rumbao y Caeiro.
Llamativo también es el regreso a la sala de ventas de Suzuki. Ya están abiertas en el polígono del Tambre las nuevas instalaciones (debajo de Citroën). En las próximas semanas abrirá en Cruceiro da Coruña la marca Hyundai, que suma miles de clientes en el área de Santiago que se habían quedado huérfanos de taller oficial tras la quiebra de la familia Fernández, grupo que también tuvo que dejar de comercializar las pujantes firmas Kia y Ssangyong. Ambas han sido resucitadas bajo un mismo concesionario de la mano de Antonio Quinteiro, presidente del Compostela.
Jesús Chenel, director general del grupo Noya y representante de los empresarios del Tambre, considera que su firma se ha convertido en «especialista» en reflotar marcas perdidas. Lo hicieron con Citroën, hace un par de años con Mazda y ahora se atreven con la japonesa Suzuki. Para este veterano industrial, «recuperar la confianza del cliente» es clave, «pero lleva su tiempo. Hay que pensar que un concesionario no cierra de la noche a la mañana. Pasan años malos, dejan de ofrecer servicios, después cierra, y cuando llegas hay que remontar todo ese tiempo perdido. Es complejo, pero con seriedad se consigue», comenta convencido de que «el 2016 será mejor» si se arregla pronto el escenario político. Sobre la recuperación en Santiago es escéptico. «Vamos más lentos que España, y también que Galicia, y eso sí que es preocupante», sostiene.