Ramón Maneiro, enfermo de esclerosis múltiple: «O diagnóstico con 27 anos foi un golpe forte e tiven pensamentos derrotistas»
ROIS
Este vecino de Rois tuvo que dejar su trabajo en la hostelería, pero encontró otro en la ONCE, donde se siente a gusto
03 nov 2024 . Actualizado a las 05:00 h.Con 27 años, al vecino de la parroquia de Buxán, en Rois, Ramón Maneiro Rois, le diagnosticaron esclerosis múltiple recurrente-remitente. Por entonces trabajaba en la hostelería en Padrón, donde dice que estaba muy a gusto. Pero un día empezó a ver mal en el trabajo y él lo achacó a las lentillas que usaba. No obstante, al día siguiente veía doble y ya fue al médico. Después de una semana de pruebas, al mes le comunicaron el diagnóstico.
Aguantó en el mismo trabajo un tiempo, pero reconoce que los últimos seis meses fueron «moi duros. Pasei de ser unha máquina no traballo a non dar seguido o ritmo. Nun ano rompín oito copas. Batía con todo; era moi torpe e iso xerábame ansiedade, polo que decidín deixalo», relata.
Al dejar él el empleo, no tuvo derecho a paro, por lo que empezó a buscar otro trabajo, al tiempo que solicitó el grado de discapacidad, que le concedieron en un 35 %. Un día, coincidió con el vendedor de cupones en el establecimiento en el que había trabajado en Padrón y le habló de la posibilidad de pedir un empleo en la ONCE. Y así lo hizo.
El 2 de enero cumplirá dos años trabajando en esta organización, de momento cubriendo bajas y vacaciones, pero muy cerca de tener destino propio. «Estou moi contento porque este traballo ten o bo da hostalería, que é estar de cara ao público, e non o malo, que é a ansiedade e o estrés por dar atendido todo», explica Ramón Maneiro.
Reconoce que más de uno le tiene preguntado «¿e ti, por que estás na ONCE?» e incluso escuchó el comentario «agora a ONCE mete a calquera», que luego fue disculpado. «A xente non se dá conta de que hai máis do que se ve. Cada un que está nesta organización ten o seu problema», asegura, al tiempo que habla de que «a min non me dá vergoña ningunha traballar na ONCE; é un emprego coma outro calquera, se non estivera a gusto non seguiría».
Pero hasta llegar a este momento vital, en el que no pierde la sonrisa y habla con optimismo, Ramón Maneiro reconoce que tuvo que recorrer un camino. «Cando me dixeron o diagnóstico, animicamente foi un golpe moi forte», señala. «Tiven pensamentos derrotistas, como que ía quedar nunha cadeira de rodas ou que a miña casa non me ía servir para nada», cuenta. Incluso dejó a la novia que tenía entonces porque tenía miedo de «arruinarlle a vida ou que estivera comigo por pena», revela.
No obstante, a través de la Asociación Compostelana de Esclerosis Múltiple, Párkinson y ELA (ACEM), de la que ahora es socio, acudió al psicólogo y sacó una lección vital: «Se non tes o problema diante, ¿para que o poño na miña cabeza? Cando o teña realmente, hai que afrontalo e punto. Creo que iso é o máis grande que saquei das consultas», señala, en las que también le dijeron, según revela, que «teño facilidade para adaptarme aos cambios».
Algunos síntomas
Problemas de visión, de memoria, de atención, fatiga... Son algunos de los síntomas que experimentó el vecino de Rois, que ahora tiene 32 años. «Houbo momentos nos que me sentía perdido, como se o meu corpo non me pertencera; parecía un vello de 80 anos», asegura. Hasta que fue diagnosticado y comenzó a tomar medicación. «É para manter a enfermidade a raia; sen ela, avanzaría», afirma. Además de la medicación, asegura que el deporte «é o que máis me axudou. Se tes un brote, non é o mesmo nun corpo forte, sen contar o ánimo. O deporte é a mellor pastilla que hai, incluso sen estar enfermo», asevera Ramón Maneiro.
Ahora acude a una revisión anual para realizar una resonancia, además de analíticas cada pocos meses. La enfermedad le rompió los planes de vida porque le encantaba la hostelería y, especialmente, la cocina. «Teño melancolía pola profesión. Tiña pensado lanzarme en solitario; liderar un proxecto si que me gustaba porque teño formación e cultura de cociña, pero vai quedar pendente», afirma.
Sobre el futuro, su expresión y su conversación son optimistas y da una lección de vida. Así, señala que la incertidumbre es para todas las personas, enfermas o no: «A calquera lle pode pasar algo que lle cambie a vida».