La odisea del vuelo de Lanzarote que tenía que aterrizar en Santiago y terminó en Sevilla: «¡Nos ofrecieron viajar de vuelta el día 9!»
VIVIR SANTIAGO
La borrasca Ciarán impidió tomar tierra al avión en la terminal compostelana el miércoles y fue desviado a 800 kilómetros. La indignación se extendió entre el pasaje
02 nov 2023 . Actualizado a las 21:30 h.Los 190 pasajeros del vuelo FR 2001 de Ryanair que salió el miércoles a las 15.10 horas de Lanzarote y tenía que aterrizar a las 18.40 horas en Santiago, mientras la borrasca Ciarán azotaba con fuerza a la capital gallega, difícilmente olvidarán lo vivido. «Hasta que sobrevolábamos Oporto el vuelo fue plácido; a partir de ahí ya veíamos todo negro y cómo el avión comenzaba a moverse. Aún así, cuando ya estábamos sobre Santiago se nos dijo que en diez minutos aterrizaríamos», explica una pasajera gallega del mismo, que prefiere no compartir su nombre. «El piloto intentó aterrizar en dos ocasiones sobre el aeropuerto Rosalía de Castro, pero fue imposible. Se nos dijo entonces que no se podía aterrizar tampoco ni en Oporto ni en Madrid y que nos iban a llevar ¡a Sevilla!», añade aún asombrada por un destino situado a 800 kilómetros.
«Es cierto que en el avión se nos pidieron mil disculpas y se nos avanzó que las azafatas de tierra solventarían cada caso, pero al bajarnos del avión eso no fue lo que pasó», añade, admitiendo cómo, poco a poco, crecía la indignación en el pasaje.
«Una opción rápida que se ofreció era la de un vuelo que saldría sobre las 21.00 hacia Santiago, y que, según creo, fue desviado finalmente a Oporto, algo que nos hace pensar por qué no se pudo llevar el nuestro allí. Eran solo doce plazas que, lógicamente, fueron para familias con niños», señala. «La otra posibilidad eran diez plazas en un vuelo que salía este jueves a las 11.00 desde Sevilla para Santiago. Al resto, es decir, a más de 160 personas, se nos dijo que nos buscásemos la vida y que después reclamásemos», destaca indignada.
«A la gente que optase por buscar un vuelo para este jueves en otra compañía se les ofrecía pagar una noche de hotel, pero ¿quién nos asegura que se podía aterrizar en Santiago, teniendo en cuenta el tiempo?», reflexiona esta gallega, que tenía que estar este jueves en Lugo. «Al final optamos por alquilar un coche y viajar toda la noche, a pesar del tiempo», destaca a las 08.30 horas del jueves, recién llegada a la ciudad de las Murallas.
«Había una mujer que tenía una cita médica importante hoy en Galicia y tampoco le dieron solución. No se presentó ningún cargo de la compañía para explicarnos cómo proceder», afirma con enfado y desamparo.
Similar indignación la comparte Carlos Rodríguez, un guardia civil natural de Ferrol, que trabaja desde hace años en Lanzarote y que ansiaba pasar unos días en Galicia para poder ver a su hijo y a familiares que tiene hospitalizados, una pretensión que la borrasca Ciarán y el vuelo desviado frustró.
«Lo que no se comprende es que dentro del vuelo nos digan que estemos tranquilos y que fuera nos reubicarán en otros aviones y que, al salir, por el contrario, lo que se nos traslade es que nos busquemos la vida», insiste el ferrolano, compartiendo lo vivido ya en el aeropuerto de Sevilla.
«Nos fuimos todos a la oficina de Ryanair y, a pesar de que los ánimos estaban bastantes calmados, el trabajador que estaba allí incluso nos insistió en que nos tranquilizáramos. ¡Pero cómo vamos a estar tranquilos a casi 1.000 kilómetros de nuestra casa y sin que nadie nos dé una solución! Le pedimos todos la hoja de reclamación. Empezó a ver que de allí no nos íbamos a mover», comparte, explicando cómo dos horas después del aterrizaje fue cuando la compañía les envió un correo electrónico pidiéndoles perdón y dando algunas posibles opciones de reubicación.
«Cada uno intentó entonces negociar su caso en la oficina. A mí me ofrecían ir este viernes de Málaga a Santiago, pero tenía que buscarme yo la vida para ir a Málaga. Lo mismo pasaba con otro vuelo Barcelona-Santiago el viernes... La tercera opción era aún más increíble. Me llevaban a Lisboa y, desde allí, tenía que buscarme yo cómo llegar a Compostela. Lo más surrealista fue cuando nos ofrecieron viajar de Sevilla a Santiago el día 9, dentro de una semana, teniendo en cuenta, además, que solo pagan una noche de hotel. ¿Y qué hacemos aquí siete días? Yo finalmente desistí y me vuelvo a Lanzarote», comparte con rabia. «A mí me pagaron la primera noche. La de este jueves me la tengo ya que pagar yo», añade.
«Nos dijeron que nos buscásemos la vida»
La coruñesa Mely y su hija tuvieron que buscar alternativa por tren para llegar a casa ante la falta de soluciones de la compañía con la que volaban
Otros de los viajeros afectados por el desvío del vuelo a Sevilla fue la coruñesa Mely, que denuncia el trato recibido por la compañía. «Entiendo que nos desvíen si hay mal tiempo, pero cuando llegamos nos dijeron que nos buscásemos la vida y que después ya reclamaríamos», explicó en el programa Voces de A Coruña, de Radio Voz. Ella viajaba con su hija, que tiene problemas de movilidad, y tuvo que ser su hijo desde la distancia el encargado de buscarles un alojamiento cercano al aeropuerto y una alternativa de viaje en tren con una primera parada en Madrid y otra en Ourense para llegar finalmente hasta A Coruña. «El trato fue indignante, horroroso. Estoy muy, muy, muy enfadada. A la gente hay que tratarla de otra manera y dar soluciones», remarcó.
La cola frente al mostrador de Ryanair en el aeropuerto de Sevilla «era inmensa» y asegura que, aunque pidió ayuda para poder trasladar a su hija en silla de ruedas, nadie les prestó auxilio. «Hubo gente que optó por coger desde allí mismo coches de alquiler y conducir toda la noche para llegar lo antes posible. A las familias que viajaban con niños, sí las reubicaron», relató.
Tras dormir unas horas en un hotel, Mely y su hija cogieron el tren en la estación sevillana de Santa Justa. Desde allí viajan a Madrid. «Llegamos a Atocha y el siguiente tren para Ourense sale desde Chamartín y tenemos poco más de una hora. El personal de Renfe en Sevilla nos ayudó en todo momento y esperamos que en Madrid sea igual porque no puedo con una maleta de veinte kilos y la silla de mi hija», comentó. «Cuando lleguemos a Ourense la idea es coger, si nos da tiempo, el tren para A Coruña», relató. Si todo va rodado y no se encuentran con ningún otro percance, Mely y su hija llegarán a casa un día después de la previsión inicial. A pesar del largo periplo, se queda con la parte buena del viaje. «Mi hija llevaba muchos años con la ilusión de ir a Lanzarote. El viaje fue perfecto y estábamos muy contentas y encantadas, aunque el final se haya convertido en un horror», concluye.
Este miércoles por la tarde siete vuelos, que tenían que aterrizar en Santiago, fueron desviados debido al azote de la borrasca Ciarán.