Café y cruasán por un euro: un bar de Santiago arranca con la excepción «low cost» en el precio de los desayunos

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Los baristas señalan que en los vasos de cartón para llevar, como el de la imagen, el café sí que puede perder algo de sabor.
Los baristas señalan que en los vasos de cartón para llevar, como el de la imagen, el café sí que puede perder algo de sabor. Jeffrey Arguedas | EFE

La oferta, que se mantiene entre las ocho y las diez de la mañana, celebra la apertura y pretende extenderse, por lo menos, durante los meses de febrero y de marzo

16 feb 2024 . Actualizado a las 12:45 h.

No es la norma, pero sí una excepción celebrada por la clientela. Una moneda de un euro sirve para pagar un café —acompañado por un pequeño cruasán como tapa— en este local del centro comercial Área Central, en Santiago. Con una moneda de dos, a la taza se le juntaría una pieza de bollería. El bar Tesoros celebra su apertura con esta promoción especial, vigente entre las ocho y las diez de la mañana y pensada para «ayudar a los trabajadores» del resto de locales del edificio. Si en el área de compras hay un total de nueve establecimientos hosteleros —tres de ellos franquicias de cadenas de comida rápida—, en ninguno se sirve la taza de café por menos de 1,20 euros. De hecho, el precio más repetido es el de 1,40 euros. Por muy atractiva que resulte para la clientela, ¿es viable a largo plazo la alternativa low cost de un producto que ya de por si se puede pagar con un par de monedas?

Desde el bar Tesoros explican que la oferta, por lo menos, se va a extender durante todo el mes de febrero. Muy probablemente, se intente también en marzo. Eso sí, tratándose de un negocio el altruismo tiene un límite y, como no, es económico: «Para nosotros es un coste bastante elevado. Queremos ayudar pero tampoco podemos ahogarnos con ello», explican. Por eso, cuando pasan las diez de la mañana, la taza de café vuelve a su precio original de 1,40 euros. «La idea es que, durante las primeras horas de la mañana, comience la jornada laboral de muchos trabajadores. Aunque puede haber alguna persona suelta, no se mezclan con la clientela normal. No aguantaríamos los precios si fueran más», continúan, alegando que la pretensión es «ayudar a los que están trabajando».

En el resto de establecimientos hosteleros del centro comercial en los que sirven café, ya sean cafeterías o sitios de comidas, la taza más barata —de tamaño «pequeño» según el propio bar— cuesta 1,20 euros. El precio más repetido para un café con leche tradicional es el de 1,40 euros, aunque le sigue el de 1,60. Algunos bares lo sirven solo y otros acompañado por una galletita o un trozo de bizcocho, pero todos coinciden en que rebajar el precio hasta el euro, aunque solamente sean unos céntimos de diferencia, es inviable económicamente. Puede que el café sea lo más servido cada día y, de sumar todas las tazas hechas, los céntimos se convierten en euros. «Aunque otros lo hagan nosotros no podemos. No nos compensa por el propio coste del café», explican desde uno de los locales de Área Central.

Ganarle la batalla a la subida que experimenta progresivamente el coste de la vida no es tarea fácil, pero todavía hay locales por los que parece que la inflación no ha pasado. Servir el café a un euro, como explican desde los propios bares, es algo que ya no se recuerda. Tirando de nostalgia, para recordar  los tiempos en los que una sola moneda bastaba para pagar la cuenta, hay que remontarse a los años dos mil. Por aquel entonces, ¿quién imaginaba que en Santiago la taza de café podría pasar la barrera de los dos euros? Tal y como publicó La Voz hace unos cuantos meses en este reportaje, la horquilla de precios en la capital va desde los más baratos, a 1,10 euros, hasta los más caros, a más de dos euros

Eso sí, el dato hay que cogerlo con pinzas. Los locales que sirven las tazas dentro del rango de precio más bajo se cuentan con los dedos de una mano. El estándar está entre 1,20 y 1,40 euros, aunque cada vez son más las cafeterías que, debido a la subida en el precio de los alimentos, elevan el coste del café para cubrir los gastos y seguir cosechando beneficio. Para situar los precios en el mapa geográfico, por norma general —y no solo para los cafés—, lo más caro es el centro. Caminando hacia los barrios periféricos, los céntimos van bajando. «En Santiago remataremos cobrando os cafés a cinco euros, non nos vai quedar outra», explicaba un hostelero de la ciudad a este medio en un intento de delimitar el techo que se puede llegar a tocar.

En el bar Tesoros, la cafetería de Área Central que sorprende por la decisión de rebajar hasta límites insospechados hoy en día el precio de la taza, hay que entender que la oferta está motivada por la naturaleza de su clientela. Por eso desde el establecimiento delimitan el precio a las primeras horas de la mañana, cuando gran parte de las personas que entran al centro comercial son trabajadores. Es una decisión de negocio, pero también altruista: «Primero, da a conocer la calidad de nuestro producto. Después, en un mes como es febrero, es mejor ayudarnos entre todos», explican desde el bar, alegando que se trata de una medida de «ayuda mutua».