La emocionante despedida al conserje de primaria que deja huella en el colegio Peleteiro: «¡Chema quédate!»

Olalla Sánchez Pintos
Olalla Sánchez SANTIAGO

VIVIR SANTIAGO

Cedido por el colegio Manuel Peleteiro

En la semana en la que se jubila del colegio de Santiago en el que empezó hace 40 años y en el que cuidó a sucesivas generaciones, también en su internado, alumnos y profesores no dudaron en sorprenderle

19 jun 2024 . Actualizado a las 13:17 h.

El vídeo, publicado ayer en las redes sociales del colegio Manuel Peleteiro de Santiago, no deja de sumar emotivos comentarios, tanto de los padres de los actuales alumnos de primaria a los que José María Pena —conocido por todos en el centro escolar como Chema—, atiende como conserje, siempre de forma atenta y servicial, como de antiguos exalumnos en los que el ferrolano dejó huella.

Chema, que este curso se jubila, entró a trabajar en Peleteiro hace 40 años, cuando tenía poco más de 20. Durante los primeros años, y aún en la anterior ubicación del colegio, en el Ensanche compostelano, fue uno de los responsables de su internado, por el que pasaron generaciones de gallegos. Hace tres décadas se convirtió en conserje de primaria, dejando aún más impronta.

«Es alguien muy querido por todos, tanto por parte de alumnos como de padres o profesores. Es la persona que se sabe el nombre de todos los estudiantes. No hay quien que los conozca mejor. Con su vozarrona característica, con la que imponía, pero siempre de forma cariñosa, los niños sabían siempre que él está ahí, para ayudarles. Los niños pequeños, los que llegan a primero de primaria, incluso piensan a veces que él es el director», señala risueña Isabel Pinaque, la coordinadora de educación primaria que estuvo en parte detrás del homenaje.

«A muchos profesores que se jubilan se les hace una despedida, pero suele ser más reducida, con sus alumnos, pero, en este caso, y sabiendo lo querido y lo importante que es para todos, quisimos hacerle algo especial. Empezamos a pensar en hacerle un pasillo con los niños y, de forma improvisada y espontánea, fueron los alumnos los que cada vez aportaban más ideas, como la de esperarle con pancartas o hacerle un escudo del Real Madrid —es el muy seguidor del club blanco, lo que siempre generó bromas con los culés—. Unas alumnas de quinto de primaria incluso propusieron hacerle un vídeo en el que alumnos y profesores le dijeran algo o le dedicasen unas palabras», agradece Isabel, explicando que fue con esta grabación cómo arrancó ayer el acto.

«Quisimos hacerlo el martes porque era el día en el que aún estaban todos los cursos de primaria. Desde hoy muchos niños se van de excursión de fin de curso. A él le dijimos que tenía que ir al auditorio y allí, por sorpresa, le proyectamos el vídeo. Ahí se le cayó ya alguna lágrima...», apunta feliz. «Mientras, coincidiendo con la hora del recreo, todos, fuera del auditorio, fuimos haciendo el pasillo. Creo que él se olía ya algo porque, como hay unos ventanales, muchos profesores no se pudieron resistir y, mientras él estaba en el auditorio, miraban. Él, dentro, tenía que escuchar ruido fuera», razona. «Al salir, se quedó sin palabras. Grabamos el vídeo, y lo publicamos en redes sociales, porque sabemos que aunque a él no le gusta ser protagonista, se merece serlo. Con la sorpresa quisimos demostrarle lo importante que es… Muchos mayores, aunque con pena, ayer le decían que se alegraban de que pudiese disfrutar ahora de su jubilación. Los niños lo que chillaban, de forma espontánea, era: ''¡Chema, quédate!''», afirma, aclarando que, cuando el conserje llegó a su mesa en la recepción, le esperaban otros tantos mensajes de cariño.

Cedido por el colegio Manuel Peleteiro

«Es que era él que daba a todos los buenos días... siempre agradable, positivo, campechano o natural. Los padres lo adoraban. A los hijos les decían: ''Si tienes un problema díselo a Chema, que te lo resuelve''. Muchos pensábamos ayer lo mucho que se va a notar su falta...», comenta.

«Leer los mensajes que le dejaron en redes confirma lo querido que era», continúa, aludiendo a unos comentarios que tanto le sitúan como un «referente, siempre preocupado por el bienestar de los niños y siempre dispuesto a echar una mano» como ya lo califican como el «gran educador de pasillo». «Incluso escribieron exalumnos que lo conocieron durante su etapa en el internado, hace más de 30 años», pone Isabel en valor.