El número de pacientes en Galicia se ha multiplicado al menos por cinco en la última década
18 feb 2018 . Actualizado a las 05:00 h.Una pastilla para el colesterol, otra para la hipertensión, un tratamiento para la diabetes... Prefieren medicarse a perpetuidad antes que cambiar su estilo de vida por otro más saludable, con una dieta sana y ejercicio. Esta es la situación generalizada a la que se enfrentan los médicos gallegos de atención primaria cuando se encuentran con un paciente con obesidad, un auténtico problema sanitario que en Galicia afecta a una de cada cuatro personas (24,9 %). «La mayoría prefieren tomar la medicación», constata Sergio Cinza-Sanjurjo, vicepresidente segundo de la Sociedad de Médicos de Atención Primaria (Semergen) y profesional en el centro de salud de Porto do Son. Pero hay un problema: «Muchos acaban convirtiéndose en obesos mórbidos», constata el especialista, que también coordina a nivel nacional un estudio sobre el riesgo cardiovascular asociado a la obesidad. «Solo se preocupan -añade- cuando les supone un problema grave, cuando ya casi no pueden moverse y cuando su situación es desesperada».
A diferencia de la obesidad en general, cuyas cifras se han estabilizado en los últimos años, tanto en niños como en adultos, con la mórbida no ocurre lo mismo. «Hace diez años -señala Cinza- era una patología rara, que viniera alguien a consulta era algo excepcional y la situación podía afectar a un 1 % de la población, pero ahora hablamos de hasta un 5 % de casos de obesidad mórbida en Galicia, que están aumentando muchísimo».
Los datos que maneja el Grupo Gallego de Tratamiento de Obesidad Grave son aún más preocupantes, ya que estiman que el problema puede afectar hasta a un 8 % de la población gallega y que en la actualidad hay algo más de 40.000 personas que son candidatas a una operación de cirugía bariátrica para la reducción de estómago. Mantenerse con un índice de masa corporal (IMC) por encima de 40 no es una opción, ya que no solo se compromete seriamente la salud, sino que la esperanza de vida se ve reducida en una media de diez años. El riesgo de diabetes, hipertensión, enfermedades cardiovasculares y de hasta trece tipos de cáncer distintos es mucho mayor en este tipo de personas.
Pero existe otro problema: la obesidad oculta. No hay cifras, pero los médicos sospechan que hay personas con obesidad mórbida que están fuera del sistema sanitario y que solo acuden a recibir atención cuando ya es demasiado tarde. «No contactan -dice Sergio Cinza- con el sistema de salud para nada, hasta que nos vienen con un infarto, un ictus o con artrosis de rodilla severa que les impide moverse».
«El verdadero problema es que mucha gente aún no reconoce la obesidad como una enfermedad, y lo es», asegura Rosaura Leis, coordinadora de gastroenterología y nutrición pediátrica del Hospital Clínico Universitario de Santiago (Chus). La especialista incide en la necesidad de actuar ya desde la edad pediátrica para atajar la patología. «Hay que actuar ahí, porque un niño obeso tiene un riesgo muy alto de convertirse en un adulto obeso, y ya empezamos a ver en niños enfermedades de mayores por esta situación», dice. Es más, entiende que la prevención «debería empezar en el útero de la madre, con una dieta adecuada por su parte». Leis entiende que desde la escuela también se debería promover un estilo de vida saludable.