Lecciones de informática para adaptarse a la libertad

Toni Silva CURTIS / LA VOZ

SOCIEDAD

Fernando aclara las dudas de Younes, un joven marroquí que está aprendiendo las claves para diseñar un currículo
Fernando aclara las dudas de Younes, un joven marroquí que está aprendiendo las claves para diseñar un currículo CESAR QUIAN

El aula del penal de Teixeiro de la Obra Social la Caixa cumple 10 años en los que ha impartido cursos a 800 internos

06 dic 2019 . Actualizado a las 21:41 h.

«El verano pasado estuve con mi familia». Younes inicia así un documento de Word en su ordenador. Es lo más cercano que este joven marroquí tiene a su cuenta de Facebook, que no podrá retomar hasta dentro de un año, cuando salga libre del penal de Teixeiro (Curtis), donde cumple una condena por falsificación. «Aquí no hay Internet, uy, si lo hubiera no salíamos del aula», espeta Ricardo, un preso ferrolano que se sienta una mesa por delante. Lo mismo piensa Andrés, que se pasa unos meses en la cárcel por conducir sin carné. «No era mucho de ir al clase en mi etapa de estudiante, pero aquí es de lo mejor que te ofrece la cárcel», confiesa.

El recinto se llama Ciberaula Módulo 1 Nelson Mandela y está presidido por un pequeño espejo grabado con el rostro del líder sudafricano. El aula está de cumpleaños. Es el décimo aniversario de un proyecto pionero fundado por Obra Social la Caixa, trasladado después a otros once penales de España. Se trata de aportar a aquellos presos que encaran la recta final de su condena unas herramientas básicas de informática que les ayuden a su reinserción laboral. Durante este decenio han pasado por el aula unos 800 reclusos ayudados por más de 150 mayores voluntarios (entre Teixeiro y el Centro de Inserción Social Carmen Avendaño de Vigo), personas jubiladas o prejubiladas que destinan su tiempo a enseñar el programa informático preparado por La Caixa.

Uno de ellos es Fernando Justo Díaz, que lleva ya ocho años acudiendo semanalmente desde Vilalba a la prisión de Teixeiro. «No son clases al uso porque los internos son muy variados en cuanto a conocimientos de informática, este lleva dos días, aquel dos meses… por eso estamos tres voluntarios para resolver dudas, la pizarra la usamos poco, más bien nos desplazamos entre los ordenadores», explica Fernando, encantado con la experiencia y la actitud de los usuarios. «Todos los presos con los que he trabajado son muy respetuosos y educados, y no dudes de que si te queda algo olvidado al siguiente día aquí lo tienes o te lo hacen llegar». Las clases duran lo que un partido de fútbol: dos tiempos de tres cuartos de hora con 15 minutos de descanso.

Seguimos en la mesa de Ricardo, al que se le ve muy desenvuelto con la herramienta de Word. «Además de aprender, es una manera muy amena de pasar el tiempo, aquí metido todo el día…», explica este recluso, quien dentro de doce meses quedará libre de prisión. «Entonces tendré preparado mi currículo para ser panadero o mecánico, que es en lo que he trabajado», dice el ferrolano.

Él y sus compañeros recibieron la visita del subdirector general del Área Social de la Fundación la Caixa, Marc Simón, quien recalcó que el de Teixeiro era penal pionera de este proyecto.