Tres de cada diez menores con implante coclear son víctimas de bullying
05 oct 2019 . Actualizado a las 22:10 h.El acoso escolar no distingue de sexos, edades ni contextos. Niños, niñas, primaria, secundaria, colegios públicos, privados... Todos pueden ser víctimas y verdugos. Pero hay colectivos más frágiles, «son colectivos diana», dice Javier Pérez, presidente de la asociación No Al Acoso Escolar (NACE). Uno de ellos es el de los menores con altas capacidades, o el de los alumnos con implante coclear (IC). El congreso español de la Sociedad Española de Otorrinolaringología ha sido el escenario para presentar el primer estudio de acoso escolar a jóvenes con IC, coordinado por el profesor de la USC, Antonio Rial Boubeta. Tres de cada diez, casi el 28 % de los menores, han sufrido acoso escolar, una tasa que sube al 37,5 % si se centra en el tramo de edad de 11 a 14 años.
Las formas de acoso son en su mayoría verbales, insultos, burlas, aislamiento, marginación, difusión de rumores... Pero es llamativo que prácticamente la mitad de las víctimas sufrieran también agresiones físicas, como golpes, patadas o empujones.
El estudio, detallado en el marco del congreso, resalta también el escenario en el que se producen los ataques, mayoritariamente en el aula, y solo en uno de cada tres casos fuera del centro escolar. Cuando en este informe, en el que se entrevistó a 240 estudiantes con implante y a sus progenitores, se pregunta sobre los motivos del acoso, la respuesta es muy significativa: la razón, aducen las víctimas, es llevar un audífono o un IC, y en menor medida «porque me tienen que repetir las cosas o porque no entiendo cuando me hablan».
La agresión se produce fundamentalmente en grupo, entre dos y cinco acosadores, y en la mayoría de los casos se trata de compañeros de clase. Si el relato del acoso es dramático, también la reacción del entorno. La mayoría de los alumnos no hacen nada, aunque el 27,6 % de las víctimas admiten que le apoyaron emocionalmente.
La tasa de acoso escolar en este colectivo triplica a la del alumnado en general según algunos estudios, como el que hizo Save the Children, que recoge unos índices del 9,3 %. No obstante, indicó Rial Boubeta, hay otros informes, como el de la OCDE del año 2017, que ya sitúa la cifra de acoso entre los menores en un 14 %.
«Me pegaban, me insultaban, me decían que estaba loco o que me iba a suicidar... No contaba nada y ahora me siento un poco culpable porque lo tenía que haber contado». Así se expresaba un pequeño con implante coclear cuyo testimonio se recogió en la presentación, «cumplía el perfil de una persona débil, vulnerable», explicaba otro.
Hay colectivos de menores que sufren con mayor intensidad el acoso, «por tener una diferencia, el acoso es la tiranía de los mediocres, si eres más listo o más guapo te envidian, y si eres menos te desprecian, entre la envidia y el desprecio se mueve la mediocridad. El problema no es ser diferente sino que te traten de forma diferente», explica Javier Pérez.
NACE trabaja con estos grupos no solo para hacer estudios que constaten la prevalencia del acoso sino para implantar medidas de prevención, «el profesorado no está preparado y eso es fundamental», apunta el presidente de esta asociación. La presentación del estudio sirvió precisamente para evidenciar esta laguna «hay protocolos que no funcionan y la administración tiene que hacer autocrítica», apuntó Rial Boubeta.