Sufría cáncer desde hace un año y llevaba ingresada desde el pasado 5 de enero
08 ene 2020 . Actualizado a las 18:16 h.La infanta Pilar de Borbón ha fallecido este miércoles a los 83 años en Madrid tras haber permanecido ingresada en una clínica de Madrid desde el pasado domingo, día 5, han informado a Efe fuentes del entorno de la hermana mayor del rey Juan Carlos. La hermana del rey emérito estaba ingresada en la clínica Ruber Internacional de Madrid, donde en las últimas horas ha estado acompañada por sus hijos, Fernando y Simoneta Gómez-Acebo. También recibió la visita del rey Juan Carlos y de la reina Sofía. Su hermana la infanta Margarita, junto a su marido Carlos Zurita y su hija María Zurita, también se acercaron al hospital.
A la duquesa de Badajoz se le diagnosticó un cáncer de colon que le obligó a pasar por el quirófano en febrero del pasado año y a someterse a un tratamiento de quimioterapia. Desde que fue intervenida del cáncer de colon, la infanta Pilar había sufrido un bajón en su estado de salud, hasta el punto de que en septiembre volvió a quedar ingresada en una clínica de Mallorca por una bajada de defensas. Su imagen saliendo del centro sanitario en silla de ruedas cuando se le dio de alta a los pocos días constató su debilitamiento.
A mediados de noviembre, se la vio por última vez en público durante la celebración del rastrillo benéfico de la asociación Nuevo Futuro, la oenegé de la que ha sido presidenta de honor durante más de 40 años. «Hay días en que me encuentro bien y otros peor, es lo que sucede con esta enfermedad», dijo entonces a los medios.
Pilar de Borbón, la infanta que renunció a sus derechos dinásticos por amor
La infanta Pilar de Borbón, hermana mayor del rey Juan Carlos, repartió sus 83 años de vida entre el exilio y España, adonde regresó en 1967 después de renunciar a sus derechos a la sucesión a la Corona al casarse con alguien que no tenía sangre real. Nacida en Cannes (Francia) en 30 de julio en 1936, pocos días después del estallido de la Guerra Civil, María del Pilar Alfonsa Juana Victoria Luisa Ignacia de Todos los Santos de Borbón y Borbón fue una mujer temperamental y de carácter fuerte que dedicó buena parte de su vida a labores benéficas y a la afición al mundo del deporte, en particular, a la hípica.
«Tuve una infancia maravillosa y vivíamos divinamente, aunque sin lujos»
El exilio de la Familia Real española llevó a doña Pilar a vivir sus primeros años entre Francia, Italia y Suiza -«tuve una infancia maravillosa y vivíamos divinamente, aunque sin lujos», rememoraba- y, a partir de los 10 años, en Portugal, en donde se casó, en julio de 1967, con Luis Gómez-Acebo, aristócrata, pero sin linaje real. Ella misma reconoció que «estuvo en la mente de todos», entre ellos su familia, emparejarla con Balduino, el rey de los belgas, pero eligió «casarse por amor». Su enlace morganático obligó a la primogénita de don Juan de Borbón y de doña María de las Mercedes a desmarcarse de la línea sucesoria en virtud de la Pragmática Sanción de 1776 del rey Carlos III sobre matrimonios de los miembros de la Familia Real, algo de lo que nunca se arrepintió.
De no haber existido prevalencia del varón en la sucesión a la Corona, la nieta de Alfonso XIII hubiera podido haber aspirado a ser reina, pero renunció a cualquier derecho siete años antes de que lo hiciera también su padre en favor de su hijo Juan Carlos. Gómez-Acebo falleció en 1991 con 57 años a causa de un cáncer linfático, lo que hizo que la infanta Pilar quedara al cuidado de sus cinco hijos -Simoneta, Juan, Bruno, Luis y Fernando-, tres de ellos menores de edad por entonces. «Tuve que poner orden, que es lo que toca cuando se pasa por una enfermedad larga», dijo la duquesa de Badajoz ante la situación que se encontró al enviudar.
«Tuve que poner orden, que es lo que toca cuando se pasa por una enfermedad larga»
Además de los Borbones y de los Gómez-Acebo, doña Pilar tuvo una segunda familia, como fue la asociación Nuevo Futuro, de la que fue presidenta de honor e icono de su rastrillo solidario anual. Su contacto con la oenegé Nuevo Futuro fue a través de una amiga, que la invitó a participar con la cámara de fotos Polaroid que compró en Estados Unidos en su viaje de boda, un año antes de que la asociación se creara. «Me gustó la idea desde el primer día», recordaba «Doña Pi», como era conocida popularmente. Su vocación de ayuda a los demás la llevó a estudiar enfermería en Lisboa siguiendo la estela de su abuela Victoria Eugenia, quien fundó el cuerpo de enfermeras de la Cruz Roja.
La tía de Felipe VI, que se definía como una persona con «las espaldas muy anchas», se vio envuelta en la polémica en abril del 2016 al publicarse los llamados papeles de Panamá, en los que, como otros famosos, se desvelaba que fue propietaria de una sociedad desde 1974 hasta poco días después de la llegada al trono de Felipe VI. La infanta alegó que no incumplió «ninguna obligación que exigiera la legislación tributaria española» y negó que la disolución de la sociedad tuviera algo que ver con la abdicación de Juan Carlos I o la proclamación de su sobrino.
Según su relato, a raíz del frustrado intento de ETA de secuestrar a su padre y a su marido, éste decidió iniciar actividades profesionales «alejadas de España», para lo que el anterior propietario le cedió la titularidad. Mujer viajera por las circunstancias del exilio y por afición, hablaba francés, inglés, italiano y portugués.
«Es mejor irse a tiempo, antes de que te den la patada»
Otra de sus pasiones eran los caballos y tras demostrar su talento como amazona, llegó a la presidencia de la Federación Ecuestre Internacional, en la que estuvo doce años (1994-2006). «Es mejor irse a tiempo, antes de que te den la patada. Ya me siento cansada, viajo continuamente y los viajes largos, a pesar de ser divertidos, me agotan», justificó en su día la marcha del cargo para disfrutar más tiempo de sus hijos y nietos.
La más locuaz y campechana de los Borbones
La espontaneidad y la franqueza que caracterizaron a la infanta Pilar de Borbón en sus declaraciones públicas le hicieron ganarse la fama de ser la Borbón más campechana, locuaz y mediática, aunque ello le hizo verse envuelta en la polémica en más de una ocasión. Aunque siempre arrancaba sus comentarios ante los periodistas con un «no hablo de mi familia», su verbo fácil le llevaba a opinar sobre asuntos relativos a los miembros de la Familia Real o al ámbito político.
«Me pregunten lo que me pregunten, contesto lo que me da la gana. Ahora, con 83 años, no me corto un pelo», resumía la infanta Pilar su forma de ser. Como muestra de su carácter directo, «Doña Pi», como era popularmente conocida, no tuvo reparos en reconocer que tenía cáncer de colon y que se sometió a una operación delicada en febrero de 2019 en la que le quitaron «metro y medio de tripa».
«Eso es muy gordo. Mi médico es mago. Ahora vivo al día», aseguró la duquesa de Badajoz semanas después en una de sus apariciones para hacer gala de su fortaleza vital. Aunque no rehuía los micrófonos, su genio le llevó a veces a descalificar las «chorradas» que le preguntaban los reporteros o los programas del corazón, de los que decía que eran «pornografía», porque «desnudan a la gente en público hablando de cosas que no conoce nadie».
Cuando se emitió la serie de televisión Felipe y Letizia en 2010, se indignó porque los personajes se parecían a los entonces príncipes «como un huevo a una castaña». «Es un horror. Sobre todo, porque conozco los originales», dijo la tía de Felipe VI para desacreditar el serial. Preguntada en un ocasión por doña Letizia, no dudó en afirmar que era «mucho mejor y más lista» que Lady Di y que estaba preparada para casarse con su sobrino y asumir que la vida en palacio era «casi como un convento».
Protectora siempre de su familia, se publicó que dio cobijo en su chalé de Calviá (Mallorca) a la infanta Cristina y a Iñaki Urdangarin cuando tuvo lugar el juicio del caso Noós y salió en defensa de la pareja mientras el proceso estuvo vivo. «Nadie es culpable hasta que los jueces no lo digan. Con lo cual, a callar», zanjó la pregunta de un periodista.
Tras la condena a prisión de Urdangarin, «Doña Pi» se mantuvo al lado de su sobrina Cristina. «La pobre chica lo ha pasado mal», lamentó. A la hermana mayor del rey Juan Carlos se le atribuye el que fuera la que confirmara el rumor del noviazgo entre la infanta y Urdangarin. Tanto su casa de Madrid como la de Mallorca fueron puntos de encuentro familiares, como cuando cumplió 80 años y reunió a los reyes Juan Carlos y Sofía, a Felipe VI y a la infanta Elena junto al resto de su familia.
De igual modo, era fiel a la comida de Navidad en el Palacio de la Zarzuela con los otros Borbones y a la misa previa. Aunque tampoco le gustaba hablar de política, reveló su disgusto por el acuerdo de gobierno de coalición entre Pedro Sánchez y Pablo Iglesias cuando se conoció el pacto a los pocos días de celebrarse las elecciones del 10 de noviembre. «Los políticos en este país deberían ocuparse de España y no de sí mismos y de sus partidos. La mayoría están por ocupar un puesto y estar en la Moncloa como sea», se quejó en una entrevista.
Del desafío independentista de Cataluña que estalló en octubre de 2017 con el referéndum ilegal, admitió que era un asunto «complicado, difícil y doloroso» y que Felipe VI lo estaba pasando «muy mal». La duquesa de Badajoz discrepó igualmente con la exhumación de Franco: «Para qué quitarlo de ahí. Es como si me dicen quite usted a Felipe II. Pues no, no me parece bien».
Lo que más quebraderos de cabeza le causó fue la polémica sobre la sociedad que tuvo en Panamá desde 1974 a junio de 2014, pocos días después de la proclamación de Felipe VI. «Me encuentro muy bien. El escándalo lo han montando ustedes. No tiene más que leer el comunicado, si sabe leer», le espetó a un reportero que le inquirió acerca de la controversia.
Presidenta de honor durante casi medio siglo de la asociación Nuevo Futuro, dedicada a acoger a menores sin familia, siempre soltaba alguna perla en la presentación anual del rastrillo benéfico de su ONG. La reina Sofía fue una asidua al mercadillo solidario y también doña Letizia se apuntó varias veces, aunque la infanta Pilar reconocía que no era fácil que su sobrina política donara ropa: «Tiene un fachón que es una monada. Es una talla complicada. La mía, por gorda, y la suya, por delgada».
Aficionada a la comida picante, su temperamento la empujaba en ocasiones a contestar desairada si el asunto no guardaba relación con el acto al que asistía: «Qué tiene que ver con el deporte, coño, hombre».