Los casos en la ciudad se han triplicado y ya hay 150 personas con COVID-19; los primeros liberados son familiares de la persona que está en la uci
21 mar 2020 . Actualizado a las 21:06 h.El sábado por la tarde, el mismo día en que los casos de coronavirus en Vigo habían llegado a 152, el Sergas comunicó que se han dado las dos primeras altas, familiares del primer paciente (que sigue en la uci, estables). Son su mujer y otra familiar joven, que viven en Moaña. Después de pasar catorce días desde su diagnóstico positivo, se les repitió la prueba del coronavirus y dieron negativo. Así que se les dio el alta. Y los casos se quedan en 150.
Son la buena noticia de un día en que los datos demuestran que la crisis del coronavirus sigue subiendo. En Vigo hay ahora 150 casos activos de COVID-19, la enfermedad provocada por el nuevo germen que se descubrió en China en diciembre. El día anterior eran 108, así que han crecido más de un 40 % en un solo día. Los 150 enfermos actuales son el triple de los que había hace solo cuatro días, el miércoles, cuando se registraban 49 casos activos. Hay que recordar que los datos oficiales siempre hacen referencia a la noche anterior, pues así lo ha decretado el Ministerio de Sanidad para tener una información homogénea en todo el país. Esto hace probable que en este momento el número de infectados haya crecido, porque en Vigo todavía no se ha dado ninguna alta.
Hay dos causas que pueden explicar el crecimiento. Una es la más obvia: la curva está subiendo. Van a pasar muchos días en los que los casos de coronavirus crezcan en todo el país, y Vigo no es una isla ajena a esta realidad. La otra es el incremento en el número de pruebas. En solo diez días se han multiplicado por ocho los test que se hacen desde el hospital. Hace diez días eran 30 y el viernes habían llegado a 253 solo en esa jornada. Inicialmente solo se hacían pruebas en los centros sanitarios. Después se formaron equipos de dos enfermeras que van de casa en casa tomando muestras. Ahora ya hay siete, cada uno de los cuales recoge una decena de tomas cada día. A ellos se suma el COVID-Auto, o MacAuto del coronavirus, el sistema implantado en el Meixoeiro (que ya se está extendiendo a toda Galicia) y que permite que las personas de las que se sospecha que pueden estar infectadas acudan en su coche al hospital para que les tomen la muestra nasofaríngea sin bajarse del vehículo.
Al hacerse más pruebas pueden detectarse más casos. Y además hay un cambio en el criterio con el que se hacen las pruebas: ya no son solo a gente con síntomas de infección respiratoria y que además hayan estado en una zona de riesgo; ahora se le hacen a todos los que, teniendo esos síntomas (tos, disnea, fiebre...) superen los 70 años o tengan patologías previas como diabetes o hipertensión.
De los 150 el principal lugar donde están los pacientes sigue siendo su casa. Hay 115 en los domicilios. Son vigilados desde el hospital, adonde reportan datos diariamente. Además, cuando lo necesitan, los visita el equipo de hospitalización a domicilio del Cunqueiro o bien de Povisa. Desde el lunes, los médicos de los centros de salud van a empezar a participar en el seguimiento de estos enfermos, pues su número no deja de crecer. Por dar un dato, el día anterior eran 81.
Tampoco dejan de crecer en los hospitales. En el Cunqueiro ya hay 26 ingresados, mientras que Fátima y Povisa mantienen tres y seis, respectivamente. En los privados, la cifra se está manteniendo estable. Lo que más preocupa siempre es la uci. La unidad de críticos del Cunqueiro tiene tres pacientes y la de Fátima tiene otro. Son cuatro en total. Es un número manejable, pero que con seguridad crecerá. Los hospitales han optado por partir en dos las ucis, de manera que una zona quede reservada para los casos de COVID-19 y la otra sea para el resto de patologías.
En Galicia también va creciendo el número de casos. Ya hay 721, un 27 % más que el día anterior. A mediodía del sábado ya se habían registrado doce muertes, la mayoría en A Coruña. En Vigo se notificó la primera, en la mañana del sábado 14, la de una mujer de 92 años ingresada en Povisa que tenía patologías previas.