«¡Os bares están cerrados¡ Pobre xentiña... ¡pecháronlle os negocios coas neveiras cheas de comida!»

SOCIEDAD

Gallegos de Barcelona y otros puntos de Cataluña cuentan cómo se vive en la comunidad la primera jornada con los negocios de hostelería cerrados, en un día en el que la Justicia amparó las medidas anticovid de la Generalitat
16 oct 2020 . Actualizado a las 22:56 h.Cataluña amaneció este viernes con los negocios de hostelería cerrados, tras ordenarlo así la Generalitat para tratar de contener la pandemia. Aunque algunos negocios obviaron la orden y en algún pueblo catalán esta mañana todavía se podía tomar un café a pie de barra, en la capital y en otras ciudades el cierre era masivo. Conforme los bares fueron bajando la persiana, la alegría habitual de las calles también se fue desvaneciendo. O, al menos, así lo veían los ojos de muchos gallegos residentes en las tierras catalanas, que trataban de resumir la desesperación que palpaban en el ambiente.
Isabel, natural de Castro de Cabras, en Lalín, trabajó este viernes, como todos los días, en el mercado de Horta. Allí regenta una carnicería, un negocio levantado con mucho esfuerzo que actualmente es toda una referencia en el barrio. No necesitó muchas horas para darse cuenta de que no era un día como los demás: «¡Todos os bares están pechados e Barcelona está triste. Pobre xentiña, pecharlles os bares coas neveiras cheas!. Esa decisión, que foi así case dunha hora para outra, fai moito dano. Porque a xente dos restaurantes tiña a comida comprada... é tremendo», explicaba esta mujer. Luego, añadía: «Eu levo días vendo á xente moi deprimida, moi descentrada. Non sabemos que vai pasar con isto. E hoxe xa co dos bares é que ata as rúas se ven moi mal».
Esa misma sensación de tristeza la notaba Encarna, casada con un gallego de Rodeiro (Pontevedra). Ella salió esta mañana por su barrio, el de Les Corts, muy cerca del campo del Barcelona. Y tampoco le gustó lo que vio: «La verdad es que todo el mundo está enfadado. En un bar había un cartel en el que ponía que habían cerrado por el coronavirus y en el propio letrero se preguntaba por qué los catalanes tenemos que ser primeros en todo, también en cerrar los negocios. Ayer mi peluquera me decía también que a ver cómo salen adelante los autónomos. Está todo el mundo asustado». También desde la capital catalana, concretamente desde la zona de Sants-Montjuic, gallegos y Ourense y A Coruña hacían la misma foto fija: «Toda la hostelería está cerrada, algunos hacen comida para llevar», indicaban desde allí.
Fuera de Barcelona, más de lo mismo. Lo contaban Pepe y Lourdes. Él es de Santiago y ella de Chantada. Pero llevan toda la vida en Cataluña. Hoy amanecieron en la Costa Dorada, en Tarragona, una zona de playa que a estas alturas, otros años, todavía llevaría puesta la alegría del verano. «Casi no se ve gente en la calle y los bares todos están cerrados. La verdad es que esto se ve muy mal. Da la sensación de que volvemos a estar confinados», señalaba Lourdes. Luego, contaba que una amiga suya que regenta un restaurante en Sabadell le contó la pesadilla a la que se enfrenta: «La gente de la hostelería lo está pasando muy mal», razonaba ella.
En realidad, el cierre de bares, aunque muy llamativo y polémico (el sector anunció que recurrirá ante la Justicia) solamente es una de las medidas que tomó la Generalitat para tratar de reducir la incidencia del covid-19 en la comunidad. También se redujeron los aforos en las tiendas, centros comerciales y gimnasios. Y se tomaron otras medidas que afectan a los derechos fundamentales. Precisamente, hasta hoy, estas últimas estaban pendientes de que la Justicia las ratificase. Podría ocurrir, como pasó en el caso de Madrid, que el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC) tumbase el plan de la Generalitat. Pero no fue así. Todo al contrario, hoy mismo lo ratificó.

La decisión de la Justicia
La sala contenciosa del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC) avaló hoy las medidas de contención del coronavirus que el Govern pidió ratificar: limitar las reuniones a un máximo de seis personas, suspender las clases presenciales en las universidades y limitar el aforo en los espacios de culto.
Así, el TSJC aprobó todas las medidas del Govern que requerían el aval del tribunal porque afectan a derechos fundamentales, y estas se suman al resto de restricciones vigentes desde este viernes, como el cierre de bares y restaurantes (contra el que se presentó un recurso judicial pero sobre el que el TSJC no se pronunció porque no atañe a los derechos fundamentales) y la limitación al 50% del aforo en comercios.
La Fiscalía no se opuso a las medidas, y la decisión de la Sala Contenciosa no ha sido tomada por unanimidad y el auto incluye el voto particular de una de las magistradas.