Ya somos 8.000 millones de seres humanos

Zigor Aldama MADRID / COLPISA

SOCIEDAD

El último millardo se ha alcanzado en solo once años y la población va a seguir creciendo hasta el 2080

15 nov 2022 . Actualizado a las 17:09 h.

El planeta ya está poblado por 8.000 millones de seres humanos. Según las proyecciones de Naciones Unidas, este martes 15 de noviembre se habrá alcanzando esa cifra. Han pasado solo once años y 15 días desde que se rebasó el listón de los 7.000 millones, y todavía habrá que añadir 2.400 millones más para llegar al pico que la ONU espera en la década del 2080, a partir del cual la población comenzará a descender.

La buena noticia es que hay recursos para sostener este incremento; la mala, que el crecimiento demográfico es tremendamente desigual y que la mayoría de los niños que vienen hoy al mundo nacen pobres. Los países africanos menos desarrollados, con Níger, Somalia y la República Democrática del Congo en cabeza, multiplican por cinco la tasa de fertilidad de España. Con 1,2 nacimientos por mujer, nuestro país se encuentra muy por debajo de la tasa de reemplazo generacional de 2,1 -lo que quiere decir que la población local se va reduciendo- y pertenece ya al cada vez más nutrido grupo de países con una natalidad que coquetea con el 1. Corea del Sur, con 0,8 hijos por mujer, y Hong Kong y Puerto Rico con 0,9, son los únicos territorios que están por debajo del 1.

Salta a la vista que la fertilidad es cada vez más pobre. «El rápido crecimiento de la población es tanto una causa y una consecuencia de lentos avances en el desarrollo», destaca la ONU en su último informe demográfico, publicado el pasado mes de julio. No en vano, los países con menor renta per cápita son los que menos recursos destinan a educación y sanidad, dos elementos clave en esta situación, y suelen contar también con una menor participación femenina en la actividad económica. Precisamente eso último también provoca una distorsión mayor en los países de mayoría musulmana. «Generalmente, la fertilidad comienza a caer cuando un país supera una renta per cápita de 10.000 dólares. La excepción son los estados en los que predomina el islam, porque las familias suelen responder al esquema tradicional que relega a la mujer al papel de ama de casa y le proporciona una educación inferior a la del hombre», explica el demógrafo chino James Liang, autor de La demografía de la innovación.

En su opinión, esta coyuntura explica, por ejemplo, que países como Arabia Saudí o Catar, con rentas elevadas, sigan teniendo tasas de fertilidad más altas que las de países con ingresos considerablemente más bajos, como Ucrania o Serbia. Y, con una renta similar, la religión musulmana arroja tasas de fertilidad más elevadas. Un buen ejemplo de ello son los casos de India y Pakistán, que conformaban un mismo país durante la colonización británica: mientras las mujeres de la primera tienen de media 2,2 hijos, en la vecina musulmana -con una renta 600 dólares inferior-, ese índice se dispara hasta los 3,4.

Esto explica en parte las proyecciones que hace el Instituto Pew Research, que vaticina un notable incremento de la población musulmana de aquí al 2050, cuando supondrá un 29,7% del total mundial, solo 1,7 puntos menos que el porcentaje de población cristiana. Es un salto sustancial si se tiene en cuenta que en 2010 la diferencia era de 8,2 puntos. Mientras hace 12 años los cristianos sumaban 2.170 millones y los musulmanes 1.600 millones, a mitad de siglo las cifras alcanzarán los 2.920 millones y 2.760 millones respectivamente, debido a que en 2035 las familias que profesan el islam tendrán ya más hijos que las cristianas.

Fecundida En cualquier caso, la religión es un asunto clave independientemente de la fe que se profese. Porque los agnósticos y los ateos tienen menos hijos que quienes creen en dios. Y la diferencia es sustancial: a nivel global, las mujeres religiosas tienen de media 2,5 hijos, mientras que las que no lo son se quedan en 1,6. «A pesar de que la tendencia social favorece el crecimiento de la población no religiosa, su peso caerá -sobre todo en Europa, América del Norte y Oceanía- debido a la combinación de baja fertilidad y del envejecimiento», apunta un informe de Pew Research.

Si bien a nivel global es evidente que los países con rentas más bajas son los que mayor tasa de fertilidad tienen, no sucede lo mismo dentro de los países desarrollados, donde la desigualdad en el acceso a educación y sanidad es menor. El de España es un buen ejemplo. Según las estadísticas del INE, el porcentaje de mujeres con hijos es más bajo entre las que no tienen ingresos (un 49,68%), y luego va en aumento según la renta: un 63% de las mujeres que ingresan entre 500 y 1.000 euros al mes tiene hijos, frente al 75% de las que ganan entre 2.000 y 3.000 euros.

Las desigualdades siguen aumentando

El secretario general de la ONU, António Guterres, ha calificado el haber alcanzado los 8.000 millones de personas como un «hito histórico para el desarrollo de la humanidad» a pesar de que el ritmo de crecimiento anual es el más lento desde los años 50 y de que las desigualdades siguen aumentando. El informe de Perspectivas de la Población Mundial de la ONU sitúa a India como el país más poblado de cara a 2030 por delante de China e indica que la población mundial podría llegar a los 8.500 millones para 2030, una cifra que podría ascender a los 9.700 millones en 2050 y a 10.400 millones en 2080.

«Este año se alcanza un hito. (...) Esta es una ocasión para celebrar la diversidad y reconocer nuestra humanidad común mientras nos maravillamos con los avances en materia de salud, que han reducido drásticamente las tasas de mortalidad materna e infantil», ha aseverado Guterres. No obstante, ha expresado que se trata de un recordatorio de «la responsabilidad compartida de cuidar el planeta» y de la necesidad de reflexionar sobre «los compromisos que no se han cumplido». En este sentido, ha recordado la importancia de hacer frente a crisis como la del coronavirus, la climática o los conflictos armados: «el mundo está en peligro». «Todavía vivimos en un mundo con desigualdad de género, donde se vulneran los derechos de las mujeres y se les niegan servicios básicos. Las complicaciones durante los embarazos y partos siguen siendo la principal causa de muerte de mujeres de edades comprendidas entre los 15 y los 19 años», ha lamentado.

Por ello, ha defendido que si bien la cifra es un «hito numérico» es importante «centrarse en la gente» y ha recalcado que las políticas centradas en reducir la natalidad «no tendrán un gran impacto en el crecimiento poblacional a nivel mundial». Además, ha instado a «reducir el enorme abismo entre los que tienen mucho y quienes no tienen nada» dado que «nos dirigimos a un mundo lleno de tensiones y desconfianza, de crisis y conflictos». «Los hechos hablan por sí mismos. Una serie de multimillonarios controla tanta riqueza como la mitad más pobre del mundo. El 1 por ciento más pudiente del mundo se embolsa una quinta parte de la renta mundial y los habitantes de los países más ricos tienen una esperanza de vida de hasta 30 años mayor que los pobres», ha alertado.

La ONU ha advertido que el crecimiento de la población es «una causa y a la vez una consecuencia del lento progreso en materia de desarrollo» y ha señalado que se ha producido un aumento de la población de más de 65 años a pesar de que cada vez son más los países que registran un descenso de sus poblaciones. En la actualidad, dos tercios de la población mundial vive en un país donde la tasa de natalidad es inferior a 2,1 nacimientos por mujer, una media que podría implicar un crecimiento nulo a largo plazo. Se prevé que la población de 61 países o regiones disminuya en al menos un 1 por ciento entre el 2022 y el 2050 debido a sus niveles bajos de natalidad y, en algunos casos, a sus altas tasas de emigración. Más de la mitad del aumento de la población mundial previsto hasta el 2050 se concentrará en ocho países: Egipto, Etiopía, India, Filipinas, Nigeria, Pakistán, República Democrática del Congo y Tanzania. No obstante, se prevé que sean los países del África subsahariana los que contribuyan con más de la mitad del crecimiento de la población mundial previsto para el 2050.

Los países con una mayor tasa de natalidad tienden a ser aquellos con menor renta per cápita, tal y como señala el documento del Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de Naciones Unidas (DESA), que ha incidido en que el aumento de la población se ha concentrado en los países más pobres, de los cuales la mayoría se sitúan en África subsahariana. «A pesar de que el crecimiento poblacional magnifica el impacto medioambiental del desarrollo económico, el aumento de los ingresos per cápita es el principal impulsor de patrones de producción y consumo insostenibles», indica el texto, que apunta que son los países con mayores rentas los que emiten más gases de efecto invernadero, y no los que cuentan con mayor índice de población.

La esperanza de vida alcanzó los 72,8 años en el 2019, una mejora de casi nueve años desde 1990. Se proyecta que las reducciones futuras de la mortalidad se traducirán en una longevidad mundial promedio de alrededor de 77,2 años de media para el 2050. Sin embargo, la ONU pide no perder de vista las grandes desigualdades entre países y regiones del mundo: en el 2021, la esperanza de vida de los países menos desarrollados era 7 años menor que el promedio mundial. La pandemia del coronavirus ha afectado a estos indicadores. En el 2021, la esperanza de vida mundial cayó a los 71 años de media. A su vez, el covid ha reducido la natalidad y la movilidad humana, así como la migración internacional.