El Ministerio de Agricultura frena Nutriscore, el proyecto estrella de Alberto Garzón contra la obesidad
SOCIEDAD
El ministro Luis Planas insiste en defender el aceite de oliva y Unidas Podemos denuncia el incumplimiento del pacto de Gobierno
27 feb 2023 . Actualizado a las 12:20 h.Nuevo enfrentamiento, otro más, entre los ministerios de Agricultura y Consumo. Después de las macrogranjas y de la publicidad de los productos infantiles, el motivo de discordia es ahora Nutriscore, las etiquetas que avisan de la calidad nutricional de cada alimento. El semáforo es el proyecto estrella del departamento de Alberto Garzón para esta legislatura, una medida más para frenar la obesidad, pero de nuevo, se ha topa con las reticencias de su compañero en el Consejo de Ministros Luis Planas, que argumenta que debe ser toda la Unión Europea, y no España unilateralmente, la que obligue a implantar este etiquetado.
Nutriscore muestra en el producto un logotipo de colores asociados a letras que informan al consumidor, en un primer vistazo, de la calidad nutricional de un alimento. El verde oscuro (letra A) se destina al más saludable y el rojo (letra E), al menos. La calificación se basa en un sistema, elaborado por un algoritmo, que atribuye puntos a un alimento dependiendo de su composición. Los productos que tienen más proteínas y fibras dietéticas o un mayor porcentaje de frutas, verduras, legumbres, frutos oleaginosos y aceites de oliva, nuez y colza se valoran de forma positiva, al contrario que aquellos que cuentan con más calorías, grasas saturadas, azúcares simples y sodio. Actualmente, las etiquetas de Nutriscore son voluntarias y por eso ya son visibles en muchos productos de supermercado. El debate se centra ahora en su obligatoriedad.
El primer algoritmo se creó en la Universidad de Oxford en 2005 y en la década siguiente fue Francia el país que con más entusiasmo inició su implantación. Pero los criterios matemáticos que rigen el semáforo han ofrecido, en ocasiones, resultado polémicos. En el caso de España, el más controvertido fue el del aceite de oliva, calificado con la letra C, mientras que algunas marcas de cereales con chocolate para el desayuno obtienen la letra B. Disfunciones similares surgieron en Italia también con el aceite de oliva y en Francia con los quesos.
Tras estas disputas, los autores del algoritmo introdujeron cambios para que alimentos tradicionales del sur de Europa no sufrieran una penalización tan alta, pero los productores de alimentos comenzaron a desconfiar de Nutriscore y en España, han encontrado el apoyo del Ministerio de Agricultura. En el último año y medio, el titular de este departamento, Luis Planas, no ha dejado de mandar mensajes en apoyo del aceite de oliva. «Sus propiedades saludables deben ser reconocidas en el futuro etiquetado nutricional de la Unión Europea», aseguró en un acto en mayo del año pasado. En sintonía con Francia, Italia y Grecia, Planas quiere que la aplicación de Nutriscore llegue a la vez a toda la Unión Europea después de que se haya adaptado a criterios nacionales y por eso, reclama un proceso calmado. «La Comisión tiene previsto realizar a lo largo de este año una propuesta legislativa» sobre el etiquetado, señalan desde Agricultura.
Presidencia española
El plazo temporal es el segundo semestre de este año, durante la presidencia española de la Unión Europea. Ese será el momento para «defender que el etiquetado frontal que se adopte valorice adecuadamente la dieta mediterránea, que se caracteriza por el equilibrio nutricional que garantizan los productos que la componen, y que tiene el reconocimiento de la Unesco como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad», agregan en este ministerio. Pero la propuesta exigirá después un debate y los plazos, muy probablemente, se prolongarán hasta bien entrado 2024.
La tranquilidad de Agricultura choca con las prisas de Consumo, que apoya los argumentos en favor de la dieta mediterránea, pero que quiere implantar Nutriscore cuanto antes. «La regulación del etiquetado conforme al semáforo nutricional forma parte del acuerdo de Gobierno entre PSOE y Unidas Podemos», argumentan en el ministerio, y esgrimen el punto 2.7 del pacto de investidura, que reza: «Reduciremos el impacto de la comida basura al establecer obligaciones claras en el etiquetado, que deberá reflejar la calidad de los productos conforme al modelo del semáforo nutricional». El texto está firmado por Pedro Sánchez y Pablo Iglesias y esta vez, Consumo se prepara para dar la batalla: «Esta regulación forma parte de las obligaciones de la coalición PSOE-UP y salirse de estos compromisos implica incumplir el acuerdo de Gobierno».