El chef Miguel González, con una estrella Michelin, hiló una degustación a través de los recuerdos para los suscriptores de La Voz

La Voz OURENSE / LA VOZ

SOCIEDAD

Santi Amil

Los talleres Cociña Capital sirvieron a los lectores de Ourense para descubir el valor añadido de los restaurantes gastronómicos

09 nov 2023 . Actualizado a las 21:27 h.

Que pasen hasta la cocina. Esa fue la invitación que Miguel González hizo a los suscriptores de La Voz de Galicia que participaron en la segunda sesión de los talleres gastronómicos Cociña Capital, en Ourense. Y es que la generosidad del chef, con un sol Repsol y una estrella Michelin, permitió a los asistentes conocer, desde dentro, cómo se trabaja en la alta cocina. Lo hicieron escuchando a González, pero también degustando hasta cinco elaboraciones preparadas ante sus ojos. Y, a pesar del nivel de los platos, el ourensano no dejó de reivindicar la cocina «sinxela e humilde» que hace en su restaurante, situado en la aldea de A Morteira, en el municipio de O Pereiro de Aguiar, a solo unos minutos de la ciudad de As Burgas. «A nosa cociña é como a vida mesma e tamén é unha forma de dar as grazas», explicó a los lectores del periódico.

En esa línea, sobre la mesa no puso solo ingredientes, sino también memoria. Hiló los platos a través de recuerdos de su vida y los asistentes pudieron darle un bocado a otros tiempos y a otros lugares. Disfrutaron de un elaborado aperitivo de berberechos, en cuya preparación empleó agua de mar y agua termal; su versión de la gilda, en homenaje al País Vasco y con elaboraciones que dejaron la boca abierta a los participantes; una vieira marcada a la plancha con coral y pan carbón ahumado, adornada con un flor local; el pulpo en tempura de tinta de choco y un ponche del abuelo, un postre en el que hacía un guiño a los sabores que disfrutó siendo niño a través de pudin de manzana, helado de nueces, shots de piña y galleta de merengue de regaliz. Es quizás este último el mejor ejemplo de su forma de crear, puesto que esta elaboración se inspira en las nueces o la piña que se ponían en la mesa de su casa en navidad y hasta en la regaliz que se compraba en el estanco cuando iba a por los Celtas Cortos de su abuelo.

«Aquí todo o que hai é da casa», aseguró González, que puso en valor precisamente que la cocina que hace solo la puede hacer en Ourense y que sin el apoyo de su familia (los menús degustación de su restaurante han llevado los nombres de sus hijas) no podría acometer un proyecto vital como este en el que está inmerso, que le ha valido la estrella Michelin y el sol Repsol. 

Entre los suscriptores, buen sabor de boca. Y no solo de forma metafórica. Tomaron notas, hicieron fotos, preguntaron... y degustaron. Algunos de ellos ponían especialmente en valor que la iniciativa de La Voz en Ourense, los talleres gastronómicos Cociña Capital, hubiese empezado con los estrellas Michelin (el mes pasado la actividad se organizó gracias a la colaboración de los chefs del restaurante Nova) porque sirve para tomar consciencia de la carga de trabajo que tienen y del valor añadido de la alta cocina. Otros comentaban que, gracias a la visita, habían borrado los perjuicios sobre el posible esnobismo de los restaurantes gastronómicos, centrándose en lo elaborado de los platos, en el sabor y en la experiencia. Y es que ya lo decía el propio cocinero: «Un simple berberecho puede decir mucho. Solo hay que saber cómo».