Una millonaria austríaca busca a 50 personas para repartir la herencia de su abuela
SOCIEDAD
Marlene Engelhorn, que recibió 25 millones de euros con 31 años, ha invitado a 10.000 compatriotas al azar a participar en su proyecto para redistribuir su patrimonio
18 ene 2024 . Actualizado a las 11:04 h.Con 31 años, y estudios en Lengua y Literatura Alemana, Marlene Engelhorn jamás ha buscado trabajo. Nunca le ha hecho falta, en realidad. Desde cría ha tenido la vida resuelta dentro de una familia, una de las más ricas de Austria, que se alimenta entre otros negocios del gigante del sector químico Basf, levantado hace más de siglo y medio en la vecina Alemania por uno de sus antepasados, Friedrich Engelhorn. Como ella misma cuenta, su día a día se desarrolla en un «gueto dinástico de ricos». Más si cabe desde 2022, cuando su patrimonio personal se disparó hasta cifras mareantes al heredar 25 millones de euros tras la muerte de su abuela. Una cantidad que le hizo replantearse el futuro y, sobre todo, el presente hasta el punto de decidir renunciar a ella.
Engelhorn reconoce sin tapujos que ha heredado «una fortuna y con ella un poder, sin haber hecho nunca nada para merecerlo» y que en su país, donde no existe el salario mínimo, se abre un abismo entre los de su clase y el resto. «Y el Estado ni siquiera quiere que pague el impuesto de sucesiones», se queja sobre un tributo que Austria fulminó en 2008. En vista de los obstáculos para que el dineral que le ha dejado su abuela revierta en su propio país decidió hace un tiempo tomarse la justicia (social, en este caso) por su mano. La joven heredera optó, primero, por fundar la iniciativa Tax me now -al estilo de lo que algunos multimillonarios han hecho en EE. UU.- para reclamar el pago de tributos a quienes más tienen y, después, por repartir la mayor parte de los 25 millones entre sus compatriotas.
Hace unos días puso en marcha su última idea con el envío de 10.000 cartas a ciudadanos austríacos mayores de 16 años seleccionados al azar. Entre ellos se elegirá a medio centenar de participantes -y otros quince a modo de suplentes- en el proyecto de Engelhorn para encontrar destino a la herencia de la abuela Traudl Engelhorn-Vechiatto (Forbes calculó su riqueza en 4.200 millones de dólares). Cada uno deberá poner sobre la mesa iniciativas «beneficiosas para el conjunto de la sociedad» durante unos encuentros que se celebrarán en Salzburgo entre marzo y junio. Su impulsora, que vive en Viena y se pasea estos días por la ciudad suiza de Davos con sus reivindicaciones, correrá con todos los gastos de esas reuniones, unos 1.300 euros por persona y fin de semana.
Cartas en los buzones
Las primeras invitaciones de las 10.000 mandadas por Engelhorn comenzaron este miércoles a llegar a los hogares austríacos, donde más de uno no sale de su sorpresa por que una vecina quiera abonar más tributos. No solo el de sucesiones, ahora inexistente, sino también el de patrimonio porque, a su juicio, no existe «uno verdadero» en Austria. «Ante el fracaso del Gobierno, nos toca a nosotros reparar», insiste ella, que no tendrá ni voz ni voto en el proceso de selección de las mejores ideas que se llevarán un pedazo de su fortuna.
La joven está convencida de que no se arrepentirá de su decisión que, resume en una entrevista en el diario alemán Tagesspiegel, solo consiste en «devolver mi dinero a la sociedad». «Muchas personas tienen problemas para llegar a fin de mes con un trabajo a tiempo completo y pagan impuestos por cada euro que ganan en su trabajo», comparte.
Engelhorn, eso sí, tiene la tranquilidad no solo de beber de los beneficios que da Basf a su familia sino de que un 10 % de la herencia de su abuela se quedará en su bolsillo. Esta treintañera, sin embargo, se muestra ilusionada con su nueva vida: «Paso de la categoría del 1 % más rico de la sociedad al 99 % menos rico. Algunos lo verán como un retroceso, pero yo lo veo como un avance en la sociedad democrática». «Salgo de este gueto dinástico de ricos», proclama mientras traslada su mensaje a las élites económicas y mundiales presentes en Davos.