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Las otras clarisas reaccionan: llevarán a los tribunales a las monjas rebeldes de Orduña

David González / Antonio Paniagua MADRID / COLPISA

SOCIEDAD

Los obispos advierten a las «herejes» de que se han alineado con una secta

19 may 2024 . Actualizado a las 22:35 h.

Del pulso eclesiástico al judicial. La mediática polémica entre las monjas clarisas de Vitoria y sus hermanas díscolas de Belorado alcanza un nuevo nivel en su lucha por el monasterio de Orduña (Vizcaya), controlado por las segundas tras comprometerse a abonar 1,3 millones de euros. Sin embargo, solo llegaron a afrontar el primer pago, de 100.000 euros. Ahora la congregación católica establecida en la capital alavesa —propietaria legal del edificio religioso— ha contratado los servicios de un conocido bufete para recuperarlo por la vía judicial más pronto que tarde.

En una semana como máximo, sus abogados presentarán una demanda en Briviesca, partido judicial al que pertenecen las monjas rebeldes, autoexpulsadas de la Iglesia Católica el lunes y adscritas a la Pía Unión de San Pablo Apóstol, controvertida corriente contraria al Concilio Vaticano II y calificada como «secta». Ese inminente requerimiento por la vía civil exigirá la anulación del contrato de compraventa, firmado entre ambas congregaciones en noviembre del 2020 y origen de una inusual controversia que ha alcanzado eco nacional.

Esa escritura legal incluye una cláusula de rescisión del contrato en el supuesto de impago, como entiende la congregación vitoriana que ha sucedido. Las «herejes» adeudan varios abonos trimestrales, a razón de 75.000 euros cada uno. De esta manera, el despacho Fernández de Aránguiz Abogados —con sedes en Vitoria y en Miranda de Ebro— presentará lo que se conoce como «demanda civil en ejercicio de la condición resolutoria pactada en la escritura de compraventa». Básicamente, y en base a una de las condiciones del contrato original entre ambas congregaciones antes hermanadas, solicitará su anulación a la autoridad judicial. Según la versión dada por las religiosas, pretendían pagarlo con el dinero de la venta del monasterio de la localidad vizcaína de Derio, movimiento también en suspenso.

Sin vuelta atrás

Aunque las rebeldes lograsen finalmente colocar en el mercado ese inmueble cercano al aeropuerto de Loiu, sus excompañeras de Vitoria —apoyadas por la Diócesis de Vitoria— rechazarían reactivar la venta en Orduña. No existe posibilidad alguna. El pasado 7 de mayo se produjo un acto de conciliación en una notaría vitoriana en el que ninguna de las partes varió un ápice sus posiciones. Esa reunión infructuosa precipitó la anulación del contrato de compraventa y la apuesta por la vía judicial.

Aparentemente desconocedoras de este movimiento legal, las «rebeldes» —seguidoras de Pablo de Rojas, controvertido líder de Pía Unión— anunciaron este miércoles en varias intervenciones públicas la próxima interposición de su propia demanda contra las clarisas de Vitoria y la Iglesia Católica al entender que deberían indemnizarles con una cantidad millonaria por adecentar el edificio que ocupan desde hace casi cuatro años. Una cantidad que según sus estimaciones alcanza los 1,6 millones de euros.

Los obispos se pronuncian

Los obispos creen que las postura de las 16 monjas clarisas de Belorado (Burgos) y Orduña (Vizcaya) que reniegan del Concilio Vaticano II y abominan del magisterio de todos los papas posteriores a Pío XII, «es una declaración de ruptura con la Iglesia». «Lamentamos profundamente la declaración de ruptura de la comunión con la Iglesia católica contenida en la carta de la abadesa del Monasterio de Belorado», dice una nota publicada por la Comisión Episcopal para la Vida Consagrada. Los prelados, que hasta habían evitado pronunciarse sobre el cisma, amonestan a las religiosas, a las que advierten de que se están alineando con una secta.

Los mitrados observan en la declaración de las clarisas «rebeldes» la sombra de Pablo de Rojas, el falso obispo que se ha encerrado en el convento con las monjas amotinadas y que puede estar detrás del «benefactor» que se ofrece a solucionar sus problemas económicos. «El texto parece inspirarse en los principios básicos de esta corriente y, concretamente, entronca con un grupo que es considerado una secta por varios expertos».

La nota deplora «el tono ofensivo y recriminatorio» del manifiesto de 70 páginas en el que las clarisas expresaban su desacuerdo con el papa Francisco, dado que abunda «en expresiones confusas que parecen fruto de engaños». «Consideramos que los motivos de descontento aducidos en la mencionada carta tienen vías de solución distintas de la determinación que en ella se expresa y no encontramos relación proporcionada ente las causas expuestas y la conclusión a la que se llega», alegan los obispos, que demandan que «cada hermana del Monasterio de Belorado y Orduña, en el ejercicio de su libertad de conciencia, pueda expresar su postura ante la decisión que comunica la abadesa».

La Conferencia Episcopal insta al diálogo y pide a las monjas que depongan su actitud de desobediencia. «Pedimos la apertura de todas las hermanas de la comunidad al diálogo con obispos, sacerdotes, personas consagradas, hermanos y hermanas de la Iglesia Católica que, fieles a la verdad y en comunión con el papa Francisco, buscan el bien para este Monasterio y para cada hermana clarisa».

«En virtud de nuestra misión de velar por y acompañar a la vida consagrada en España, nos comprometemos a seguir esforzándonos en trabajar por la comunión fraterna en la Iglesia; evitar posturas extremas y polarizaciones; incrementar el discernimiento espiritual en la vida cotidiana, personal y comunitariamente; crecer en la escucha a los hermanos a la luz del Espíritu Santo, como el camino sinodal indica, y cuidar las relaciones fraternas entre todos los miembros de la Iglesia», reza el escrito.