«Le cortamos la tráquea y la paciente seguía respirando sin ventilación asistida»

Raúl Romar García
R. ROMAR REDACCIÓN / LA VOZ

SOCIEDAD

La Fundación Diego González Rivas salva a una peruana en una compleja operación. «Ya no me duele nada y poco a poco voy a recuperar mi voz», confiesa la joven, de 28 años y madre de un niño, que recurrió desesperada al cirujano gallego

19 jun 2024 . Actualizado a las 00:05 h.

«Disculpe que le moleste tanto. De verdad que yo no puedo estar así, cada día me siento peor. No puedo caminar ni siquiera una cuadra. Tengo mucho miedo de seguir así, de que me pase algo malo. Tengo una niña de 7 años que aún me necesita. Por favor, ayúdeme». Este fue uno de los mensajes desesperados que la peruana Celia Marrufo, de 28 años, le envió al cirujano gallego Diego González Rivas, que sí atendió a sus desvelos.

La joven estuvo ingresada en la uci durante meses tras coger el covid. Durante este tiempo estuvo intubada, lo que le produjo como secuela una estenosis traqueal. O, lo que es lo mismo, tenía la tráquea tan cerrada que se ahogaba. Y cada vez se cerraba más. «Se podía asfixiar en cualquier momento. A nada que tuviera una flema por un catarro se podía morir», cuenta el médico sobre el caso. No había tiempo que perder. Traerla a España para intervenirla con cargo a su fundación retrasaría mucho el proceso, pero en Perú todavía no se habían puesto en marcha los centros de excelencia que la entidad sin ánimo de lucho ya ha impulsado en Costa Rica y pretende hacerlo también en México.

El proyecto para Perú no estaba previsto hasta fin de año, por lo que hubo que acelerar el proceso. Uno de los mensajes desesperados de Celia Marrufo le llegó a González Rivas cuando se encontraba en México, donde realizó la primera operación del mundo de resección traqueal robótica uniportal sin intubación, manteniendo el paciente la respiración espontánea, mediante una única incisión de apenas tres centímetros. La joven peruana presentaba un problema semejante, pero más complejo aún, porque el problema estaba localizado en la carina, justo al final de la tráquea, en el punto en el que se bifurcan los bronquios.

No lo pensó más y optó por hacer la intervención a la joven peruana aplicando su técnica uniportal Vats, aunque sin la ayuda de un robot. Pero primero había que buscar un centro en condiciones y se encontró en la Clínica del Inca, un hospital privado. Para financiar los gastos, la fundación obtuvo el apoyo del grupo gallego Profand, a través de su filian en Perú Produmar, y de la Fundación García Chillón Orlando. La cirugía era posible, pero había otro problema: cómo ventilar a la paciente.

FDGR

En Perú no había en ese momento disponible ninguna máquina de circulación extracorpórea, una ECMO, ni tampoco un sistema de ventilación Jet. La única opción era que la operación se hiciera sin intubar y que la chica pudiera respirar por sí misma por la tráquea, pero para ello se necesitaba a un equipo de anestesistas muy experto. González Rivas se acordó entonces de Eli Guido, con el que había trabajado con gran éxito unos días antes en México. No lo dudó. «Cambió su agenda para poder ir a Perú porque le parecía fascinante lo que íbamos a hacer», dice el cirujano.

«Le cortamos la tráquea y la paciente seguía respirando. Fue algo como de ciencia-ficción y el resto de cirujanos que estaban con nosotros no se creían lo que estaban viendo. Respiraba por la tráquea a través de la incisión de tres centímetros que le hicimos sin estar conectada a ningún tipo de ventilación mecánica», relata Diego González. Este tipo intervenciones solo se habían hecho previamente en China, a la que hay que añadir la que el propio médico gallego realizó días antes en México. En este último caso fue pionera en el mundo porque se llevó a cabo con un robot.

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La operación, en la que se reconstruyó la carina y se empalmó a la tráquea, fue un éxito y la paciente fue dada de alta cuatro días después de su ingreso en el hospital. «Estoy súper bien. Ya no me duele nada y poco a poco voy a recuperar mi voz», confiesa Celia Marrufo con una voz aún tenue y frágil, pero que irá recuperando poco a poco. Ahora ya no teme por su vida.

Se la circunstancia de que la Fundación Diego González Rivas se estrenó hace un año con una operación de urgencia en A Coruña que salvó la vida a la joven peruana Yajaira Lindo, embarazada de 3 meses. «Vino a verme con su hijo y fue una alegría tremenda,», dice el médico.