
Los resultados del experimento DESI esbozan una nueva teoría del cosmos
22 mar 2025 . Actualizado a las 05:00 h.Las estrellas se apagarán, las galaxias se dispersarán y los agujeros negros se evaporarán lentamente y la materia se difuminará en el espacio. Es el hipotético destino que le espera a nuestro universo. Con el tiempo, todo se extinguirá, dejando un cosmos oscuro, frío y prácticamente desprovisto de energía. Sin vida. Es lo que apunta la teoría del Big Freeze (Gran Congelación). Este planteamiento se fundamenta en el modelo estándar actual del universo, que asegura que está en una continua e infinita expansión en un proceso alimentado por la energía oscura. En este contexto de un futuro aún muy lejano las galaxias estarán tan alejadas unas de otras que la materia y la energía se disiparán. Ni siquiera la luz salvará la brecha. Será la muerte térmica.
Pero, ¿y si la expansión se debilita, se detiene o incluso retrocede?, ¿se encogería el universo?. Es hacia lo que apunta la teoría del Big Chunch o del big bang inverso, que en estos momentos está lejos de ser la más aceptada, pero que podría reactivarse tras los primeros resultados obtenidos por el Instrumento Espectroscópico de la Energía Oscura (DESI), una colaboración liderada por el Lawrence Laboratory de Berkeley que involucra a más de 900 científicos de 70 instituciones de todo el mundo, entre ellas el Ciemat, el Instituto de Física de Altas Energías (IFAE) de Cataluña y el CSIC.
Si hasta ahora se aceptaba que la energía oscura era una constante cosmológica que impulsa la expansión del universo, ahora se plantea la posibilidad de que pueda evolucionar con el tiempo de manera inesperada, que sea cambiante. O, lo que es lo mismo, esta fuerza misteriosa que desconcierta a los científicos podría estar debilitándose, lo que supone un auténtico cambio de paradigma respecto a lo conocido. Si esto es así también se abriría la posibilidad de que la dilatación actual pudiera revertirse. Y sería en este contexto donde la teoría del big bang inverso o Big Crunch podría tener de nuevo cabida.
Todavía es muy pronto para aventurar nada porque los resultados divulgados por DESI, que ofrece la cartografía en 3D más extensa del cosmos jamás realizada, son aún provisionales. Para alcanzar una certeza que certifique el hallazgo se necesita una acreditación de 5 sigmas, la convención estadística usada en física que fija el umbral necesario para establecer si una medida se considera un descubrimiento. El actual análisis de 15 millones de galaxias y cuásares, que responden a los tres primeros años de estudio de DESI, ofrecen un nivel de confianza de entre 2,8 y 4,2 sigmas.

El instrumento medirá, al final de los cinco años de duración del proyecto, 50 millones de galaxias y cuásares (objetos muy brillantes y distantes que alojan agujeros negros en sus núcleos), pero la información provisional, a la espera de nuevas confirmaciones, plantea ya un cambio de paradigma sobre la evolución del universo. «Parece que estamos a punto de presenciar un cambio de paradigma en los modelos de evolución del universo», subraya un emocionado Andreu Font-Rivera, científico del Instituto de Física de Altas Energías de Cataluña y miembro del equipo de DESI.

Más cauto es el investigador del Ciemat Eusebio Sánchez, que participa igualmente en el experimento: «En mi opinión todavía es temprano para afirmar que la energía oscura sea cambiante».
Menos dudas plantea Carlos Frenk, cosmólogo de la Universidad de Durham y colaborador del proyecto. «Lo que estamos descubriendo es que sí hay algo que aleja a las galaxias, pero no es constante. Está disminuyendo». He analizado los datos con detenimiento y para mi este es un resultado sólido. Estamos presenciando la caída de un viejo paradigma y el surgimiento de uno nuevo». Su colega John Peacok aclara primero que las afirmaciones extremas requieren una «evidencia extrema», pero que, aún así, «apostaría 1.000 libras por este resultado».
Afloja el acelerador
Los resultados sugieren que la energía oscura alcanzó su punto máximo de intensidad cuando el universo tenía aproximadamente el 70 % de su edad actual y ahora es un 10 % más débil. Esto significaría que la energía oscura estaría aflojando el acelerador. Y quizás, con el tiempo, pueda incluso retroceder.
Sobre lo que no hay dudas es sobre el hecho de que la energía oscura, que constituye más del 70 % del universo sigue siendo un auténtico misterio para la ciencia. No se sabe qué es, pero los astrónomos si pueden medirla y saber si está cambiando observando la aceleración de las galaxias al alejarse unas de otras en diferentes puntos de la historia del universo.
Descubierta en 1988, hasta entonces se creía que tras el big bang la expansión del universo se ralentizaría bajo la fuerza de la gravedad. Pero el resultado de las observaciones de supernovas de científicos estadounidenses y australianos indicaron que, en realidad, el ensanchamiento cósmico se estaba acelerando por una fuerza desconocida a la que denominaron energía oscura.

Desde entonces se asumió que era una constante en la expansión del universo, lo que ahora se está poniendo en duda. Así pues, los nuevos datos refuerzan la intriga. «La energía oscura parece ser incluso más extraña de lo que pensábamos», explicó a la BBC Catherine Heymans, de la Universidad de Edimburgo y astrónoma real de Escocia.
Existen más certezas sobre la importancia del nuevo hallazgo. «Si se confirma sería uno de los resultados más importantes de las últimas décadas en cosmología, porque abre las puertas a nuevas ideas más allá del modelo estándar», destaca Juan García-Bellido, investigador del IFT-UAM/ CSIC. Habrá que esperar, pero los físicos de todo el mundo están expectantes.