El sector teme que la Flavescencia se extienda gracias al viñedo abandonado
AGRICULTURA
Rías Baixas reclama medidas para controlar las plantaciones sin cultivar
26 dic 2024 . Actualizado a las 05:00 h.La reciente expansión de la Flavescencia dourada, una plaga que afecta al viñedo y para la que actualmente no hay cura, ha despertado la preocupación en el sector vitícola gallego. La enfermedad fue detectada, por primera vez en Galicia, el 2 de febrero del pasado año y, a pesar de las medidas que se han tomado desde entonces, ha conseguido extenderse y ha llegado ya a los municipios de Arnoia y Ribadavia. Esta situación ha despertado las alarmas en el sector. El problema, explican en la denominación de origen Rías Baixas, está en los viñedos abandonados. Si nadie los controla o supervisa la plaga podría extenderse exponencialmente a través de ellos.
La plaga está causada por el organismo Grapevine flevescence dorée phytoplasma, que lo transmite el insecto vector Scaphoideus titanus. Se cree que a Galicia llegó a través de Portugal, donde esta enfermedad está presente desde hace años. Al ser una enfermedad de declaración obligatoria, la Consellería do Medio Rural puso en marcha toda una serie de medidas, como establecer una zona demarcada y otra tampón en las que los viticultores tuvieron que tomar una serie de medidas para evitar que la enfermedad se propagara.
Pero el problema, explica el director de Rías Baixas, Ramón Huidobro, está en los viñedos abandonados. «Hay preocupación y le hemos trasladado a la consellería esta cuestión. El problema no es que la plaga esté en fincas con actividad, el problema está cuando está en viñedos abandonados. Porque si no se trata, no vamos a poder erradicar esta enfermedad», argumenta. Por eso, esta denominación de origen ha reclamado a la Xunta que tome medidas para obligar a los titulares de esas parcelas a estar pendientes y actuar.
La única forma que existe actualmente de combatir esta enfermedad es acabando con el insecto que se encarga de transmitirla. De hecho, los viticultores que se encuentran en las zonas demarcadas y tampón están obligados a aplicar tratamientos insecticidas coincidiendo con la temporada en la que el bicho está activo. De esa forma, se evita que pueda seguir transmitiendo la enfermedad a otras parcelas vecinas. La cuestión es que, en las fincas que están abandonadas, nadie lleva a cabo estos tratamientos. Y así, añaden en Rías Baixas, resulta imposible poder acabar con la enfermedad. «Nuestros viticultores son profesionales y saben cómo tiene que tratar el viñedo y qué insecticidas deben usar para combatir esta enfermedad», añadió Huidobro. Pero en los viñedos que están abandonados «nadie hace nada ni toma medidas».
El propio jefe de servicio de Sanidade Vexetal de la Xunta reconocía, cuando se detectó la plaga, que el principal problema iba a estar en los viñedos abandonados. «Son un reservorio para a poboación de insectos porque aí non hai nin tratamento nin manexo. Así que é necesario eliminar esas parcelas ou que a xente non as abandone», añadía.
El peligro que entraña esta plaga es que no existe un tratamiento contra ella y su presencia obliga, en algunos casos, a arrancar el viñedo infectado. Por eso desde la consellería han puesto en marcha toda una serie de medidas para tratar de contener su avance. Aplicar los tratamientos insecticidas es una de ellas. La otra pasa por adquirir solo material vegetal de viñedo que venga certificado y en viveros que dispongan de todas las garantías.
Una enfermedad que empezó en O Condado y O Rosal y que ya ha llegado a O Ribeiro
Aunque la presencia del insecto que transmite la Flavescencia dourada ya se había detectado en Galicia con anterioridad, no fue a hasta finales del año 2022 que se encontraron los primeros positivos de esta enfermedad en viñedo de la comunidad. En concreto, se hallaron seis plantas en el sur de Galicia, que fue lo que obligó a activar los protocolos. En los últimos meses, la enfermedad se ha ido extendiendo por dos de las subzonas de la denominación de origen Rías Baixas, las de O Condado y O Rosal. A finales del mes pasado, además, la plaga se detectó en los municipios de Arnoia y Ribadavia, ambos amparados por la denominación de origen de O Ribeiro.
Según la última información facilitada por la Consellería do Medio Rural, las parcelas infestadas con esta enfermedad se ubican en los municipios de A Cañiza, Arbo, As Neves, Crecente, O Rosal, Oia y Tomiño, en la provincia de Pontevedra. También en A Arnoia, Cortegada, Gomesende, Padrenda, Pontedeva, Quintela de Leirado y Ribadavia, en la provincia de Ourense. Esto significa que, con respecto a hace solo unos meses, se han detectado por lo menos positivos en otros cuatro municipios ourensanos. Ante esta situación, Medio Rural ha vuelto a ampliar también la zona tampón, que ya afecta a parroquias de los concellos de Salceda de Caselas, Salvaterra de Miño y Tui, en Pontevedra; y Castrelo de Miño, Melón, Cartelle y Ramirás, en Ourense. En todas estas zonas es preciso estar pendiente por si las plantas presentan alguno de los síntomas de la enfermedad.