El alivio en las medidas anticovid brinda una cálida bienvenida a la F-104 en Ferrol

El Arsenal Militar de Ferrol acogió este sábado el acto de bienvenida de la fragata Méndez Núñez (F-104), que volvió a su base tras casi cuatro meses desplegada como buque de mando de la flota número dos de la OTAN (SNMG-2) en el Mediterráneo. Fue un recibimiento cálido, especial. Porque pudieron acudir al muelle los familiares y allegados. El alivio de las restricciones y la mejoría en la incidencia del covid-19 entre la población permitió a la Armada relajar, un poco al menos, las restricciones que imperaron en este tipo de actos desde el inicio de la crisis sanitaria.

Unas 200 personas estaban autorizadas para acceder al recinto castrense. Entre ellas, Sira. Su madre, la cabo primero María Saiz forma parte de la dotación de la fragata. La pequeña la aguardaba con un mensaje de bienvenida sobre una cartulina. Junto a ella, Jenny, también militar y amiga de la familia explicaba que «siempre hace ilusión darles un último abrazo y recibirlos a su regreso. Es importante para nosotros».

Pero las medidas frente al virus todavía condicionaron la ceremonia, sin banda de música y con divisiones en la explanada del muelle número 4 para evitar el apiñamiento de los visitantes.

Entre aplausos

A las diez y media de la mañana, la proa de la Méndez Núñez asomó por el Arsenal y -algo que no suele suceder- la dársena rompió en aplausos. Mientras, los marinos completaban la maniobra de atraque con la que se ponía fin al año de mando de la Armada Española en la agrupación naval de la Alianza.

 

Cuatro unidades de la 31.ª

En junio del año pasado, España abrió el período al frente de la SNMG-2, con el contralmirante Manuel Aguirre Aldereguía como oficial al mando de la agrupación durante todo el ciclo. Él y su Estado Mayor internacional izaron su insignia y embarcaron -por este orden y a razón de cuatro meses- a bordo de las fragatas de la 31.ª Escuadrilla de Superficie, con base en Ferrol, Álvaro de Bazán (F-101), Cristóbal Colón (F-105) y, por último, la Méndez Núñez. No obstante, la 31.ª activó un cuarto buque, el Patiño (A-14), que se integró en esa misma flota tres meses. Además, por esa agrupación naval liderada por la Armada pasaron 17 barcos de ocho nacionalidades diferentes, que participaron en los principales ejercicios aliados y multinacionales que se desarrollaron en el Mar Mediterráneo, Mar Negro y aguas del Océano Atlántico. Asimismo, visitaron puertos tanto de países aliados como de los asociados a la OTAN, a saber, Argelia, Ucrania, Israel y Georgia. En este sentido, el comandante de la Méndez Núñez, el capitán de fragata Antonio Estevan, indicó que «el Mar Negro es una de las zonas más interesantes operativamente, pero también delicada por los actores que están en ese mar. Tres pertenecen a la OTAN: Turquía, Rumanía y Bulgaria, y nosotros realizamos allí unos ejercicios de bastante entidad con estos países. Nuestras interacciones con los barcos ribereños, en particular con los rusos, han sido siempre dentro de la normalidad. No hemos tenido ningún incidente. Control sí ha habido, pero de una manera segura y profesional», recalcó.

«Burbuja»

Estevan destacó que «estuvimos 114 días fuera de la base, de ellos 93 días en la mar, en condiciones de restricciones muy severas cuando llegábamos a puerto» debido a la pandemia. «Toda la dotación salió vacunada con la doble dosis de Pfizer y hemos mantenido la burbuja, sin libertad para salir en puerto». Estas medidas recibieron el aplauso y el agradecimiento del comandante de la 31.ª, Santiago Vila.

Él presidió la que posiblemente fuese su última bienvenida al frente de la unidad, al cambiar de cometido en las próximas fechas. «Con el regreso de la Méndez Núñez finaliza el ciclo de mando de la SNMG-2 [...] en unas condiciones muy complicadas de covid. Todo ha sido gracias al esfuerzo y al sacrificio de las dotaciones y al apoyo del Arsenal». «Han sido meses duros. Disfrutad del verano», dijo a los militares.

---

---

---