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EE.UU. sanciona a dos armadoras chinas acusadas de esclavismo y pesca ilegal

La Voz EUROPA PRESS/ MADRID

SOMOS MAR

Ecologistas de Sea Sheperd difundieron tiempo atrás esta imagen de su barco Sam Simon persiguiendo a un pesquero acusado de pesca ilegal de merluza negra en el Atlántico
Ecologistas de Sea Sheperd difundieron tiempo atrás esta imagen de su barco Sam Simon persiguiendo a un pesquero acusado de pesca ilegal de merluza negra en el Atlántico Jeff Wirth

Actúa contra dos compañías con una «reputación de abuso desenfrenado» de las tripulaciones en sus flotas

09 dic 2022 . Actualizado a las 18:13 h.

Li Zhenyu y Xinrong Zhuo, respectivos presidentes de la Dalian Ocean Fishing Co. Ltd. y Pingtan Marine Enterprise (esta última con cotización en el Nasdaq), junto a otras ocho entidades afiliadas y a 150 barcos pesqueros con una «reputación de abuso desenfrenado de los miembros de la tripulación» e involucradas en prácticas de pesca ilegal, no declarada y no reglamentada (INDNR). Son los responsables de las dos armadoras pesqueras chinas que este viernes han sido sancionadas por el Departamento del Tesoro de Estados Unidos (EE.UU.) al estar sus empresas acusadas de abusos contra los Derechos Humanos en el ámbito laboral, de pesca ilegal o de suministrar información deliberadamente errónea a las autoridades.

Estas sanciones se enmarcan dentro de la llamada Ley Global Magnitsky de Responsabilidad de Derechos Humanos, por el que EE.UU. se declara capacitada para perseguir, de forma unilateral, a ciudadanos extranjeros acusados de actos de corrupción o de violaciones de derechos fundamentales. En consecuencia, todas las propiedades e intereses en la propiedad de las personas descritas que se encuentren en EE.UU., o en posesión o control de personas estadounidenses, quedarán automáticamente paralizados. Asimismo, esta orden se ha extendido a 78 embarcaciones vinculadas con Pingtan Fishing y 47 embarcaciones de su filial Honglong, así como a otras 32 de Dalian Ocean Fishing.

El Gobierno estadounidense denuncia casos como el ocurrido en un barco de Pingtan Fishing, donde los tripulantes tardaron siete meses en contactar con sus familias solo para conocer que no habían cobrado. Cuando un miembro de dotación pidió abandonar el barco, se le retuvo la comida durante tres días.