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Bateeiros y percebeiros: el problema está en las piedras

La Voz VILAGARCÍA / LA VOZ

SOMOS MAR

El conflicto de la mejilla tiene ya una larga historia, aunque fue en el año 2021 cuando el escenario acabó de complicarse

13 abr 2023 . Actualizado a las 23:19 h.

El conflicto de la mejllla ha estallado este año en Santiago, igual que el año pasado pasado lo hizo a las puertas del Intecmar de Vilaxoán, donde la conselleira Rosa Quintana fue acorralada por cientos de bateeiros. Desde el sector de las mitilicultura afirman estar ahogados por las limitaciones que se les han impuesto a la hora de recoger la cría que necesitan para nutrir las cuerdas de sus bateas. Y sin cría,señalan, no hay mejillón. Ni lo habrá en los próximos años, para cuando auguran cosechas mínimas. ¿De dónde surge este problema? El sector bateeiro lo tiene claro: Comenzó con el decreto de la Xunta de diciembre de 2019 que regula los planes de explotación marisquera y deja en manos de los pósitos la creación de santuarios para el percebe. Pero, en realidad, el conflicto viene de antes.

La cría de mejillón y el percebe comparten hábitat, por lo que quienes se dedican a su captura también deben hacerlo. «Convivimos sen problema durante setenta anos», suelen decir los mejilloneros. Pero lo cierto es que hace tiempo que esa convivencia no es pacífica, y que se producen encontronazos entre ambas partes. Los percebeiros acusan a los mejilloneros de arrasar las piedras. Estos lo niegan y piden a las cofradías que afronten los problemas reales del sector percebeiro. 

En el año 2000, la Xunta de Galicia publicó una orden que iba a regir la extracción de mejilla en la costa gallega, estableciendo período de extracción y las zonas autorizadas, los bancos naturales del litoral de las provincias de A Coruña y Pontevedra. Se establece la salvedad de Illas Atlánticas, donde el trabajo de los bateeiros debería contar con un informe de la Consellería de Medio Ambiente. Se abre la posibilidad, en esta orden, de que los mejilloneros deleguen la captura en cofradías o agrupaciones de mariscadores.

Ese escenario cambia en el año 2019, cuando la Xunta publicó el decreto por el que se regula el régimen de conservación y explotación de los recursos marisqueros y de las algas. En su artículo 13 cifran los bateeiros el inicio de la crisis de la mejilla. Ese artículo se refiere al percebe y establece que la explotación de este «se realizará en el marco de los planes de gestión propuestos por las entidades de interés colectivo dentro de su ámbito territorial. No obstante, si los proponentes fuesen titulares de una autorización de explotación de este recurso, la propuesta del plan de gestión incluirá la zona de autorización, pudiendo superar su ámbito territorial». «Nós xa daquela lle advertimos á Xunta que estaban creando un problema», ya que la gestión de la cría de mejillón queda en otras manos. Llegaron a presentar un recurso judicial que no esperaban.Y eso nos conduce al año 2021, cuando el conflicto entró en una nueva fase. A unas horas del comienzo de la campaña de la mejilla, la Consellería do Mar presentaba al sector mejillonero un mapa de zonas acotadas a la extracción de cría. Al verlo, los siete representantes del sector sentados en la mesa de diálogo con Mar se levantaron y ese órgano saltó por los aires. Mar explicaba entonces que las vedas para proteger el crustáceo pretendían «dar resposta á sentenza emitida en setembro polo Tribunal Superior de Xustiza de Galicia, que recolle que os plans de xestión do percebe son o marco para valorar o tipo de medidas necesarias para a protección deste recurso naquelas zonas nas que coexiste coa semente de mexillón». No obstante, el fallo se limita a avalar la posibilidad de crear santuarios de percebe, pero no alude a la necesidad de su habilitación.

Desde aquel momento, el conflicto ha rebrotado con cada inicio de la campaña de recogida de la mejilla, adormeciéndose a medida que avanzan las mismas y el sector logra cubrir sus cuerdas. Pero este año se ha planteado un problema a mayores: en la costa no hay tanta cría de mejillón como acostumbra a haber, lo que llegó a provocar el retraso en el inicio de la campaña. Buena parte del sector mejillonero, presionado por las bases, abandonaron hace semanas las negociaciones establecidas con la Xunta para buscar una salida a la situación, pero estas dicen, no llevaban a ningún lado. Solo Opmega, Amegrove y Socomgal seguían negociando con la Xunta para conseguir la apertura de algunas zonas. Pero los últimos acontecimientos -este mismo lunes la Xunta anulaba parte de esas aperturas por un error técnico- no han ayudado nada a calmar los ánimos.