El cerco valora no obstante la calidad del bocarte y los precios que alcanza
28 abr 2023 . Actualizado a las 05:00 h.Dicen los marineros que el bocarte —especie a la que en Galicia se le llama anchoa una vez preparada en salmuera, aunque con el paso del tiempo el término ha acabado por aplicarse también a los ejemplares vivos— obliga cada año a los barcos a moverse, pero no como en esta campaña. De la costa de Asturias a la del País Vasco, los barcos gallegos se desplazan una y otra vez detrás de una pesquería siempre importante, pero este año considerada crucial por el paro biológico del jurel. ¿La consecuencia de tanto desplazamiento? Un aumento del gasto en combustible que, no obstante, no mina el optimismo de la flota, cimentado en el tamaño de las capturas y el precio que alcanzan en lonja.
«Este ano está a ser estraño en xeral para nós, e a campaña da anchoa non está a ser distinta», expone Manuel Suárez, gerente de la Asociación de Armadores de Cerco de Galicia (Acerga), reconocida como la Organización de Productores Pesqueros (OPP) 82.
Suárez se hace eco de las quejas de las empresas por la dificultad de encontrar el bocarte. «A anchoa aparece e desaparece, estamos tendo que movernos moito. Os barcos desprázanse e hoxe están na zona de Santander, logo van para leste... Normalmente sabemos que para aproveitar esta pesquería hai que desprazarse moito, pero non tanto como nesta campaña. E iso é un problema porque afecta ao consumo do combustible, que é un dos gastos máis importantes para toda a frota e nós neste caso non somos menos», concreta el gerente de Acerga, que no obstante no se aventura a poner cifras a ese incremento de los costes.
Además, tanto movimiento reduce los tiempos de pesca, «e fainos ser moito menos efectivos. Botas moitas horas navegando para poder comezar a traballar, e iso fai tamén que a frota se canse máis», ahonda.
Suárez no se atreve a perfilar los motivos por los que la anchoa se ha vuelto, a priori, todavía más escurridiza, o en el peor de los casos, menos abundante. «Fálase de que se están a ver moitos cetáceos, que son predadores naturais, pero o certo é que non temos claro o por que», matiza.
Con dos meses casi completos de costera —la campaña arrancó el primero de marzo—, las previsiones son no obstante positivas, por el tamaño de los ejemplares capturados y también por los precios alcanzados en lonja. «As cotizacións están a acompañar. A anchoa atopada é grande e temos socios que venderon en Ondárroa a 3,60 euros o quilo, unhas trinta pezas», señala el gerente de Acerga. Tanto es así, que el cerco gallego y el vasco, según pudo comprobar Suárez en la Seafood Expo Global de Barcelona, coinciden en anticipar que el 2023 será un año mejor que el anterior en lo relativo a esta pesquería.
Es una buena noticia teniendo en cuenta que el cerco, dependiente del jurel, tiene «máis barcos ca nunca arriba». Entre 60 y 70 embarcaciones de Acerga buscan anchoa frente a las costas de Asturias, Cantabria y el País Vasco. «Hai empresas que polo ano complicado que vén decidiron esta vez ir ao bocarte, que nunca o fixeran e que se están movendo, barquiños de Sada, Portosín ou Camariñas que estaban acostumados a faenar na ría pero que tiveron que ir buscarse a vida e salvar este 2023», ahonda.