He sido pescador y también he asumido responsabilidades en la política pesquera gallega, y por eso no me canso de denunciar algo que todos sabemos, aunque el hecho de manifestarlo moleste a políticos y otros implicados en el sector de la pesca. Algunos personajes, con mucha mayor responsabilidad de la que yo tenía, no deberían dedicarse a dar coba y alegrar los oídos del sector en serios congresos de Vigo o de Burela, defendiendo que «la sostenibilidad con sesgo medioambiental» no garantiza la estabilidad de los recursos pesqueros. ¿Es que acaso los recursos no forman parte del medio ambiente? Creo que mantener tal criterio es tanto como desconocer que el medio ambiente o entorno natural, lo forman todos los componentes físicos, químicos y biológicos. Por ello, sí debemos defender la sostenibilidad de los recursos considerando ese «sesgo medioambiental». Las especies que tanto escasean desde hace décadas, forman parte principal de los seres biológicos y, por tanto, del medio ambiente. Y, por lo tanto, sin ellas, sin esas especies marinas, al socorrido impacto socioeconómico al que regularmente se alude, poco futuro le espera.
Permítanme que cite un artículo reseñado en mi libro Con el sol por la popa (2003), en el que, basándome en datos de la importante lonja de Ribeira, recopilados entre 1987 y 1991, llegaba a la siguiente conclusión: «En 1991, para capturar lo mismo de una década atrás, es necesario multiplicar por diez el esfuerzo pesquero». Y en mi reciente artículo aparecido aquí, en La Voz, el pasado 13 de marzo, con datos actuales de la actividad pesquera de Galicia, denunciaba: «Para conseguir los mismos kilos de pescado de hace 20 años, fue necesario aumentar un 65% el esfuerzo pesquero».
Con estos lúgubres datos, no nos extrañan opiniones como las de José Manuel Antón, armador de bajura de Portonovo, quien, en entrevista aparecida en Somos Mar del 25 de mayo, ante la practica carencia de pesca, decía que «a ría de Pontevedra parece o deserto do Sáhara». Y, cuando las cosas se ven así desde el sector, tampoco nos deben sorprender lo drástico de la manifestación del armador de Portosín, Abelardo Pérez, en el portal web Somos Mar de igual fecha, quien, ante la falta de capturas, llega a decir que «sería bo facer un paro biolóxico de toda a flota de Galicia».
No creo descabellada la propuesta del armador de Portosín , aunque tal vez habría que empezar por experimentar primero con una sola ría que, por su diversidad medioambiental, bien pudiera ser la Ría de Arousa. Y, por supuesto, habría que contar con los recursos económicos necesarios para extender ese paro en el tiempo. Según opinión de los expertos, para que un paro biológico surta efecto, tendríamos que estar hablando de algo más que de unas pocas semanas.
Claro que habría que prestar ayuda a los pescadores involucrados en ese paro. El señalamiento de los culpables responsables de tal desfeita ya no tiene remedio y no es ahora lo que nos debe preocupar. Pero sí lo es que no se vuelva a repetir.
Alegrar los oídos de la gente, diciéndoles lo que a ellos les gusta escuchar, no es un buen remedio para tratar de solucionar este serio problema. Y menos aún, ante la evidencia, ponerse una venda en los ojos. No todo es culpa del cambio climático.