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Acuicultores de la UE creen que Bruselas alienta la mala imagen de la piscicultura

e. a. REDACCIÓN / LA VOZ

ACUICULTURA

CARMELA QUEIJEIRO

Instan a un «cambio estratégico» para ganar autosuficiencia alimentaria

17 oct 2024 . Actualizado a las 04:45 h.

La Unión Europea lleva años llenándose la boca con las oportunidades que ofrece la acuicultura y lo buena que sería para el «desarrollo económico en las comunidades costeras y rurales, la descarbonización de la economía, la lucha contra el cambio climático y la mitigación de su impacto, al reducir la contaminación, la mejor conservación de los ecosistemas...», según recoge en sus directrices estratégicas para una acuicultura sostenible 2021-2030. Y van ya varias apuestas por una forma de producir alimentos acuáticos que, según acaba de certificar la FAO, la Agencia de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación, ya ha superado a la pesca extractiva y contribuye a mejorar la autosuficiencia alimentaria. Pero todo ese empeño, con apoyo millonario, ha caído en saco roto. Actualmente, la acuicultura de la UE representa menos del 2 % de la producción acuícola mundial. Mientras, en el mundo crece, también en Europa, pero en el club comunitario, la producción está estancada, cuando no en abierto retroceso desde justo antes de doblar la esquina del milenio.

Para la Federación Europea de Productores de Acuicultura (FEAP) está clara la razón de ese fracaso. La explicó su secretario general, Javier Ojeda —también gerente de la patronal española Apromar— en el evento titulado Navegando el futuro de la acuicultura en la UE, organizado este lunes pasado en Bruselas por la presidencia húngara del Consejo de la UE en un enésimo intento de conocer por qué no despega. No despega, al entender de los productores, precisamente por la política acuícola que defiende la Comisión Europea, muy diferente a la de otras organizaciones internacionales, como la FAO. Así, cuando Bruselas piensa en cultivos extensivos de especies, lo hace imaginando la cría de holoturias, moluscos algas... especies de bajo nivel trófico que no requieren alimentación suplementaria. La FAO, con un enfoque más realista, anima con su transformación azul a emprender cultivos intensivos de forma sostenible con el objetivo «de incrementar la producción de alimentos con el más eficiente uso de los limitados recursos naturales para garantizar el abastecimiento alimentario».

Reenfoque urgente

En ese encuentro, la FEAP pidió a la Comisión Europea que, sin demora, reenfoque sus planteamientos y adopte los priorizados por la FAO. Porque la UE desdeña el cultivo de peces omnívoros, «ignorando tanto su valor nutricional como su potencial para contribuir a la soberanía alimentaria europea». Así, según los productores, las actuales políticas «no solo limitan el crecimiento del sector, sino que también afectan negativamente la percepción pública de la piscicultura intensiva sostenible, lo que dificulta aún más la aceptación social de estas prácticas».

La FEAP sostiene que hablar de niveles tróficos en peces de acuicultura «pierde todo su sentido ya que lo que se debe analizar es el origen trófico del pienso que se usa» y no de la posición en la cadena que ocupa una lubina o un rodaballo en vida silvestre».

La patronal defiende la necesidad de innovar en una actividad vital para la dieta europea

La FEAP representa a 24 asociaciones nacionales de acuicultura en 23 países que producen más de 2,5 millones de toneladas de pescado al año. Y si quieren seguir creciendo, es necesaria una apuesta decidida por la «innovación en la acuicultura de peces», aparte de algas, holoturias y moluscos, pues esta actividad «es fundamental para la dieta europea». Es más, si no se toman medidas para promover la piscicultura en la UE, la «autosuficiencia en productos acuáticos», que ahora está en el 35 %, «seguirá disminuyendo». Eso supondría aumentar la dependencia de las importaciones.

Ojeda cree que el estancamiento comunitario —constatado por el Tribunal de Cuentas de la UE— puede resolverse «si se toman las decisiones adecuadas» y entre esas debe estar la de considerar la producción de alimentos «un objetivo tan prioritario en las políticas de la UE como la protección ambiental». Porque esa obsesión verde a veces provoca que la UE se dispare un tiro en el pie. Mejor dicho, en el de sus productores. Estos señalan que no tendría sentido ceñirse en Europa a la producción extensiva de especies de bajo nivel trófico para después tener que importar las situadas más arriba en la cadena alimentaria. Por esa regla de tres, «se tendría que prohibir la importación a la UE del pescado que no se permitiera cultivar aquí», argumentan.