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Científicos creen que 10 días de pesca y 700 kilos llegan para saber si hay cigala

E. Abuín REDACCIÓN / LA VOZ

PESCA Y MARISQUEO

Ana Garcia

Es la campaña que proponen hacer frente a Asturias si no se usan cámaras bajo el mar

17 jun 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Por más que España -aguijoneada por el sector de arrastre de litoral de A Coruña- intentó en diciembre pasado que Bruselas revisase la prohibición de pescar cigala en el Cantábrico, a tenor de los buenos resultados que estaban arrojando las campañas científicas de evaluación del stock en la unidad funcional 25 -en las costas gallegas-, lo más que el Gobierno consiguió arrancar al Ejecutivo comunitario fue el compromiso de explorar la posibilidad de replicar la campaña CARACAS, de análisis de abundancia de cigala, en la unidad funcional 31, también en el caladero del Cantábrico, pero más al este, ya en la parte de Asturias, Cantabria y el País Vasco. 

No hubo forma de levantar una veda que dura ya tres años a pesar de que el sector demostró que los cálculos del ICES (Consejo Internacional para la Exploración del Mar) sobre la cigala eran erróneos -porque partían de unos rendimientos por día que en la campaña se obtuvieron pero por hora- y así es que la cigala del día sigue ausente de bodas, bautizos y comuniones. Queda, eso sí, la que traen los barcos de la flota de Gran Sol. Y la que viene del Reino Unido e Irlanda. 

7 días en julio o 10 en agosto

La flota debe consolarse con que se permita realizar de nuevo este año la campaña CARACAS -que sería la tercera de la serie-. Y con que ICES ha dado su bendición a que se realice una prospección en la unidad funcional 31, tal y como había solicitado el sector español. Ahora bien, ni por asomo se habilitarán dos toneladas de cuota, que es la que se ha autorizado para la prospección frente a Galicia. Los científicos creen que con extraer desde buques comerciales 697 kilos es suficiente para conocer el estado del stock. Eso siempre que no sea posible hacer una campaña centinela con cámaras de televisión submarinas para evitar extraer ni un ejemplar.

El ICES señala que ese sistema se emplea para evaluar la especie en otras unidades funcionales y, desde luego, es el que prefiere. Con todo, da su visto bueno a una campaña científica desarrollada para arrastreros, dirigida por un instituto científico o la industria para calcular el índice de capturas por unidad de esfuerzo. Una prospección para la que los científicos consideran que serían suficientes siete días del mes de julio o diez si se elige el mes de agosto para realizarla. Según sus estimaciones, para ese esfuerzo pesquero llega con autorizar la captura de 697 kilos, una cantidad en la que ya va incluido un 15 % de margen por si acaso se pesca más que en el 2014. 

Observadores

Por supuesto que a bordo de los barcos tendrían que ir observadores y los arrastreros que participen tienen que ir mandados por patrones ya experimentados en la pesquería de cigala. Además, los buques deberán tener una potencia y un tonelaje similar, y emplear redes parecidas.

La UE ya modificó a finales del mes pasado el reglamento de cuotas para incluir esas 0,7 toneladas de cigala que están autorizadas a pescar en la unidad funcional 31.

El arrastre de A Coruña trata de que se reabra la pesquería este año  

La flota de arrastre de litoral de A Coruña no se resigna a otro año más con el caladero cerrado a la pesca de cigala. Consideran que las campañas realizadas arrojan datos halagüeños, y demuestran que la especie no está en estado tan crítico como lo dibujan desde el ICES. Según los armadores, los científicos se empeñan en achacar el descenso de capturas que hubo en el año 2012 a un agravamiento de la situación del stock, cuando desde el sector insisten en que esa caída en las descargas -casi a la mitad- se debió a un cambio en el modelo de gestión, pues se repartieron las cuotas linealmente por embarcación. Se otorgó cupo a todas, a las bakas cigaleras y a las parejas que no la extraen. Así, unas la pescaron y otros la dejaron sin pescar, pero no porque no hubiese, se afana en hacer ver Torcuato Teixeira, secretario xeral de Pescagalicia.

Con los datos aportados por el sector, con los de las campañas realizadas y teniendo en cuenta el cambio en el modelo de gestión, Teixeira cree disponer de argumentos para no esperar más a reabrir la pesquería. Máxime cuando no se dispone de otros datos más que los de descarga, porque hasta que comenzó la CARACAS no se había hecho ninguna prospección biológica y las decisiones se tomaron exclusivamente en base a las descargas. Por eso la flota apela a la Administración y al IEO para que traten de evitar que la próxima recomendación sea la de mantener la veda y hagan lo posible por poder reabrir la cigala. No es imposible. Noruega ha conseguido hacerles corregir su consejo para la xarda tras comprobar su error. Y en el caso de la cigala es eso: un error.