La patronal y las cofradías se reunirán el día 15 con la secretaria general de Pesca y el ministro expuso que llevará la cuestión al Consejo de Pesca de Bruselas el 21
11 mar 2022 . Actualizado a las 04:45 h.Por una vez, el mal tiempo meteorológico viene a salvar a la flota pesquera gallega. Se convierte en una buena coartada para evitar el surtidor de combustible ahora que en todos los puertos el litro está por encima del euro y, de paso, para sortear la incertidumbre que la anunciada huelga de transportistas deja sobre si será posible poner el pescado que capturan en los puntos de venta.
Puede que el temporal le sirva de excusa a la flota una semana. Pero no mucho más. Después llegan «as letras do banco, os pagos á Seguridade Social, os impostos...» Eduardo Carreño, armador de un barco de cerco de Portosín, no se ha planteado dejar de pescar precisamente por eso. «Porque mentras vaias collendo algo e cubrindo gastos, non podes amarrar». Claro que él es de los que están en el País Vasco. Se iba defendiendo con la anchoa en aguas del Cantabria, y ahora ha puesto rumbo al este, a Ondárroa, porque ha aparecido el verdel, que espera que alcance precios que le permitan defender el barco con el litro de gasoil a 1,07 euros como estaba ayer en ese puerto.
En la parte más occidental
Pero eso no ocurre en la esquina más occidental del Cantábrico. No hay anchoa y aún falta tiempo para que llegue la xarda. Salir al mar no compensa. Tanto es así que los cerqueros de Vigo, que estaban parados «para dar descaso a las tripulaciones, preparar los barcos» y realizar tareas de mantenimiento, seguirán amarrados por el panorama que tienen por delante. Ir al País Vasco puede suponer un gasto de 2.000 litros de combustible. Y llegar allí para parar por el mal tiempo o por la huelga de transporte, no parece buena solución. Que se lo digan si no a la flota de Cambados, donde ya hay varios que se han apeado de la costera; de Celeiro, donde una decena de pincheiros y volanteros no han salido; o de A Coruña, donde los barcos de Gran Sol han prolongado el paréntesis que pasan en puerto entre marea y marea. Los arrastreros hacen muchos números para salir de puerto y todos, unos y otros, miran hacia Madrid en busca de un remedio que enfríe los efectos de esta escalada infernal en los precios del combustible.
Pero Madrid solo ha conseguido enfriar la confianza en una rápida actuación para atajar el problema del brutal incremento de los costes de explotación. El ministro de Agricultura y Pesca, Luis Planas, al que la patronal pesquera y las cofradías de España han pedido un encuentro urgente para estudiar la situación, desvió la mirada hacia Bruselas. En una comparecencia ante la Comisión de Agricultura, Pesca y Alimentación del Congreso de los Diputados, Planas informó de que «España ha solicitado que se incluya en el orden del día del Consejo de Ministros de Agricultura y Pesca de la Unión Europea del próximo 21 de marzo un punto para analizar las consecuencias del alza del precio de los combustibles y las posibles medidas a adoptar en el ámbito comunitario».
Al ritmo desbocado al que se producen las alzas en el surtidor, algunas del 10 % de un día para otro, para cuando llegue el 21 de marzo puede que ya todos los barcos hayan tirado la toalla. De hecho, el presidente de la Federación de Cofradías de Lugo, Basilio Otero (que lo es también de la federación de pósitos de España), dudaba el miércoles de que hubiese barcos que aguantasen hasta el fin de semana.
Carreño, que calcula que su embarcación consume unos 10.000 litros al mes, recordaba que hace justo dos años, cuando la pandemia irrumpió en plena costera de la anchoa, el litro de combustible se pagaba en Ondárroa a 0,28. Ayer, un barco de Ribeira que se abastecía de combustible en ese mismo surtidor lo pagaba a 1,07 euros. Es decir, que necesita 7.900 euros al mes más en esta campaña con respecto a la del 2020. Y los precios del pescado no están mucho mejor.