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Lío en Galicia con el apellido de la pota

S. Serantes REDACCIÓN / LA VOZ

PESCA Y MARISQUEO

A izquierda, potas capturas este año, cuando saltó la polémica porque eran demasiado pequeñas; a la derecha, potas notablemente más grandes pescadas el año pasado
A izquierda, potas capturas este año, cuando saltó la polémica porque eran demasiado pequeñas; a la derecha, potas notablemente más grandes pescadas el año pasado

Ya no es tanto maná, pero los pescadores y alguna lonja siguen anotándola como voladora, aunque en el registro oficial de Mar aparece como común

03 oct 2023 . Actualizado a las 04:45 h.

Dentro de la misma comunidad autónoma o del mismo país, muchos pescados y mariscos se conocen con nombres diferentes. De ahí la denominación científica, acreditación formal y legal, con nombre y apellido, que suele acompañar a la popular en las etiquetas que deben exponer los puntos de venta. Tras el maná del año pasado con la pota voladora (Illex illecebrosus) en Galicia, arrastreros de litoral se lanzaron a finales de agosto a por ese cefalópodo. De momento abunda menos, pero los pescadores aseguran que no tan poco como reflejan las estadísticas oficiales de la Consellería do Mar. Y en esas cifras llama la atención que se multiplicasen por casi ochenta las de pota común (Illex coindetii).

Todo un lío porque los pescadores confirman que siguen anotándola como hasta ahora, con el apellido voladora, porque no perciben diferencias y oficialmente nadie les ha dicho que han de cambiarlo. Con ellos coinciden vendedores de alguna lonja, aunque en otras ya la registran como pota común.

«Non houbo ningún cambio», aseguran desde Mar, gestora de la plataforma PescadeGalicia, registro oficial de la comercialización de los productos del mar.

 

El trasvase en las ventas

No es lo que indican sus propias estadísticas. Entre el 20 de agosto y el 2 de octubre del año pasado, contabilizó casi 816.000 kilos de pota voladora, casi siete veces más que los 125.000 de este 2023. Durante ese período constan 1,02 millones de kilos de pota común, 77 veces más que los 13.000 del año 2022.

Que no se anota como antes lo evidencia el repaso de los últimos 43 días por las lonjas gallegas donde se subasta más pota. Por ejemplo, por la de A Coruña pasaron 139 kilos de pota voladora, una minucia comparados con los casi 376.000 del 2022. Esos números se invierten con la pota común, que este año ronda los 384.000 kilos, por 109 en el 2022. Ribeira anotó este año 15.000 kilos de voladora, catorce veces menos que el pasado. Si entonces no vendió ninguna común, este año suma 350.000 kilos. Vigo registró casi 73.000 kilos de voladora el año pasado y 266 en este, pero los 29 de la común en el 2022 se elevan ahora a cerca de 223.000. 

Pruebas en laboratorio

A finales del año pasado, en pleno maná, cuando en cuarenta días se descargaron más de ocho millones de kilos, buena parte de lo que entonces era pota voladora se destinaba a congelado. Tratando de aclarar qué compraba realmente, una comercializadora solicitó un informe a un reputado laboratorio gallego y al Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). «No se podía diferenciar» de modo concluyente, le contestaron desde el CSIC, según fuentes conocedoras del caso. Y subrayan que identificarla con el nombre y apellidos científicos correctos resulta determinante, no solo para el mercado interno, sino también para la exportación.

Armadores de arrastreros apuntan que en lonjas como la de A Coruña o Ribeira les comentaron que habían recibido indicaciones oficiales para modificarle el apellido a la pota. Con todo, las diferencias entre la común y voladora son tan sutiles que casi nadie las percibe. Y su calidad y su precio son similares.