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El cerco prioriza el bocarte sobre la sardina en plena semana previa al San Xoán

R. G. R. / M. L.

PESCA Y MARISQUEO

Cerqueros de Portosín, antes de salir a la campaña de la anchoa
Cerqueros de Portosín, antes de salir a la campaña de la anchoa CARMELA QUEIJEIRO

La mayoría de la flota se queda en el Cantábrico exprimiendo la campaña de la anchoa, una caja de ahorros antes de un invierno incierto, aunque las empresas aseguran que habrá pescado suficiente para la fiesta

19 jun 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

La incierta etapa que afrontan los cerqueros, con el veto a la pesca dirigida de una especie fundamental como el jurel, provoca situaciones atípicas. Una de ellas es que casi 90 —más que nunca— de los 107 barcos de la Asociación de Armadores de Cerco de Galicia (Acerga) se marchasen al Cantábrico a probar suerte con el bocarte. Otra, que de toda esa flota que se ha agolpado en aguas asturianas, donde ha encontrado los mejores ejemplares, poco más de una veintena de embarcaciones regresase en los últimos días a Galicia para faenar a la sardina, con el San Xoán a la vuelta de la esquina. Y es que las empresas están priorizando la estabilidad que les proporciona la anchoa —así conocida cuando el pescado se prepara fileteado y en salazón—, con cantidad y buenas cotizaciones, a la mayor incertidumbre que suscita por sus bajos precios el manjar que, en torno al 23 de junio, «molla o pan».

El cerco se ha visto en los días previos al San Xoán en la tesitura de tener que decidir entre pescar sardina, que se vende en lonja a precios inferiores a los 90 céntimos el kilo, y centrarse en el bocarte, en abundancia para gastar los topes de captura y cuyas cotizaciones rozan los dos euros el kilogramo.

«Tentamos rentabilizar as opcións que temos», admite Manuel Suárez, gerente de Acerga, que matiza no obstante que la sardina no faltará en las pescaderías gallegas de cara a San Xoán, pues el abastecimiento de los mercados «está asegurado». De hecho, recuerda, en A Coruña se vendieron hace una semana 25 toneladas, coincidiendo con la alta demanda de este pescado en Portugal por San Antonio.

«Estámonos adaptando aos tempos. No bocarte, os topes por xornada oscilan entre 4.000 e 5.000 quilos, en función do barco, e se se venden esas cantidades a 1,80 ou 2 euros de media o quilo non é un mal día de traballo. Se as cotizacións aguantan, baixarán pouquiños barcos de volta a Galicia antes do San Xoán», apunta Suárez, que expone que los precios de la sardina no repuntan al llegar los ejemplares mezclados, sin la homogeneidad de tamaño que precisa la industria. No obstante, espera un estirón de las cotizaciones antes de una fiesta «das máis importantes do ano» para muchas empresas.

Cerqueros pequeños y concebidos para distancias cortas faenando a muchas millas del puerto base. Viajes interminables de regreso a casa. Son algunas de las situaciones que describe desde Asturias Eduardo Carreño, de la cofradía de Portosín.

«É unha etapa moi mala. Están a vir ao bocarte barcos que nunca o fixeran, limitados e con poucas comodidades para a xente. Co peche da pesca dirixida do xurelo non teñen a que andar: se volven á sardiña, atoparanse con prezos baixos», expone.

De este modo, el bocarte se está convirtiendo para muchos cerqueros «nunha especie única», señala el armador, que teme que el recurso sufra, como ocurrió con el jurel cuando alivió el veto a la pesca de sardina. «Agora estamos pagando aquilo», lamenta. La anchoa es ahora una caja de ahorros porque, tras el verano, dice Carreño, el cerco se asomará otra vez al abismo de un posible parón de varios meses«E iso é moito tempo sen ingresos para calquera empresa», avisa.

 Poca talla y cantidad en las pescaderías de la Costa da Morte

Salvo excepciones, las pescaderías de la Costa da Morte hablan de poca cantidad y poca talla en la sardina, con precios entre los cuatro y los seis euros. «É moito máis pequena, con días nos que entran ata 18 pezas no quilo», apuntan desde Suarea, en Corcubión, y también Rosa María Carabel, vendedora de Carballo. En Reymar, de Fisterra, aseguran que la que traen los xeiteiros «vén impecable», pero «apenas quedan dous ou tres nesta zona».