Yeremay, el joven mago que devolvió la ilusión a Riazor

Antón Lestón Lago
Antón Lestón A CORUÑA / LA VOZ

TORRE DE MARATHÓN

ANGEL MANSO

Ha sido el escudero de Lucas Pérez y un jugador clave para lograr el objetivo

13 may 2024 . Actualizado a las 17:19 h.

Tan pronto como le dieron la oportunidad, Yeremay Hernández (Las Palmas, 2002) respondió. Su tramo final de la temporada pasada dejaba entrever algo más que un revulsivo desequilibrante. Y el club lo apostó todo por el canario, entregándole el 10 que dejó huérfano Mario Soriano y que ahora ya se hace difícil verlo en otra espalda. Porque el extremo de 21 años ha sido una de los jugadores clave a la hora de entender este éxito. Las estadísticas, ha generado ocho goles esta liga (cuatro goles y cuatro asistencias), no hacen justicia al papel imprescindible que ha jugado. Ni tampoco a la ilusión que ha devuelto a una afición que llevaba muchos años sin ver una magia como la suya con el balón en los pies.

«Estoy muy feliz de haber cumplido este sueño. La gente se merece esto, porque nos han apoyado todo este tiempo en esta categoría. Y lo cierto es que todos merecíamos un día así, con una alegría tan grande para toda A Coruña. De verdad que muchas gracias a la afición y a todos los que trabajan para el Dépor», explicó el 10 deportivista poco después de terminar el duelo contra el Barcelona B, en el que volvió a ser crucial con su juego por dentro para batir líneas en los momentos en los que el filial culé más apretaba y para agitar el juego cuando Lucas más vigilado estaba.

Momentos duros que ha superado desde que llegó al club siendo cadete. O incluso antes, tras salir de un barrio como El Polvorín: «He pasado cosas muy difíciles durante todos estos años, pero de verdad que soñaba con un día así cuando llegué aquí. Ya había visto todo lo era la afición estando en la cantera o sin participar tanto, pero cuando eres protagonista lo disfrutas mucho más», explicó el canario.

Un espíritu de resiliencia a partir del que ha construido su actual madurez, con la que lidera al Dépor sobre el verde y encandila a una afición que, quizás, no veía tantas diabluras con el balón en los pies desde que el que poseía la pelota era otro canario. De nombre Juan Carlos y con el 21 a la espalda.