
Un vecino de la villa ha creado un santuario frente al mar junto al paseo que rodea la fortaleza tras siete años de trabajo y mover toneladas de tierra con sus manos
23 jun 2023 . Actualizado a las 18:25 h.El rincón sagrado de Isaac Carneiro Refojos es un santuario al que ha dado forma con sus propias manos en un extremo del paseo que rodea la fortaleza de Monterreal. Nadie queda indiferente al pasar ante la obra de este marinero jubilado que hace siete años comenzó a dignificar un cachito de la península de Monte Boi para colocar las imágenes de las vírgenes de Santa Lucía, el Sagrado Corazón, Fátima y el Carmen.
Es el pequeño santuario que mira al mar de Baiona, la pequeña gran obra de un vecino del casco viejo de la villa y ante cuyas figuras religiosas muchas personas anónimas colocan flores o velas encendidas al pasar. Isaac Carneiro se jubiló en el año 2001 y un día, paseando, observó con pena cómo unos vándalos acabaron con la imagen de Santa Lucía que estaba junto al mirador construido por el Ayuntamiento, a pocos metros de la imagen de San Telmo originaria de la fortaleza.
Tenía otra escultura guardada en un armario de su casa y decidió entonces, ponerla en su lugar, para la satisfacción espiritual de todos los paseantes de Monte Boi.
Ese fue el comienzo de la existencia de uno de los rincones más personales del Ayuntamiento de Baiona. La devoción lo movió a volver cada día a limpiar la zona y cortar malas hierbas. Unas veces dos horas, otras cuatro, o las que hiciera falta. Lo cierto es que a Isaac se le pasaba el tiempo volando en esta pequeña porción de terreno sin recibir ni pedir nunca la ayuda del Ayuntamiento. Lo suyo fue un trabajo de hormiga. La constancia le hizo mover toneladas de tierra que cubrían la roca, tapar agujeros con masilla para impedir que volvieran a crecer los hierbajos en tan santo lugar y facilitar el acceso hasta las imágenes religiosas. Construyó escaleras y pasamanos, puso banderas, decoró las piedras con motivos marinos, plantó árboles y también canalizó las aguas pluviales dentro del entorno.
Isaac ya ha dado por finalizado su obra. Problemas de salud le mantendrán alejado del rincón sagrado de Monte Boi. Su mayor ilusión sería que alguna persona devota continuase su labor, manteniendo el lugar en buen estado, de manera voluntaria, sin pedir nada a cambio, como él ha hecho de manera callada durante todos estos años.