Son tantos los que contabiliza en su haber la pintora portuguesa Helena Amaral, que Vigo está muy presente en Helena, el libro que, sobre su vida y su obra, acaba de ver la luz. El primer culpable de esa particular querencia por la ciudad fue Laxeiro, al que la unió una más que buena amistad desde que se conocieran a mediados de los sesenta. Con él aparece en una de las instantáneas que ilustran la publicación, en concreto la del bautizo de Santiago Mariño Parada, al que apadrinaron.
Así, no es de extrañar que fuera precisamente la amiga (amén de compañera en lides periodísticas) Carmen Parada, la encargada de presentar el libro. El acto se celebró el pasado fin de semana en Oporto. Definió muy bien a Helena, tanto en lo personal como en lo profesional. Y con anécdota incluida. Carmen no entendía nada cuando los presentes se miraron divertidos justo cuando dijo que «es una mujer exquisita como pintora y como mujer». Y es que en portugués exquisito significa extraño, raro.
En cuanto a la conexión viguesa de Helena, sus visitas empezaron a menudear a finales de los 60 y, sin prisa pero sin pausa, fue sumando amigos. Tan de la casa terminó siendo que en 1972, su nombre figuró en la Primera Exposición de Pintores Gallegos con Motivos Navideños junto a los de, entre otros, Colmeiro, Conde Corbal, Julián Hernández, Lodeiro, Prego, Virxilio, Xavier Pousa o Ángel Sevillano.
Esta menuda y elegante mujer, a la que, como se cuenta en el libro, nunca se le pasó por la cabeza ser pintora (un médico la animó a entregarse con pasión a algo que le gustara para salir de un bache de tristeza), fue también la primera ganadora del Concurso Internacional de la Camelia. Y es que ya no, pero en sus inicios dicho certamen tuvo un apartado artístico.
Recibió el cheque que llevaba aparejado el premio de manos de Pío Cabanillas, por entonces ministro de Cultura, en presencia del alcalde Joaquín García Picher. La fotografía que inmortalizó el momento de la entrega es una de las muchas incluidas en la publicación.
La última vez que Helena expuso en Vigo (verano del 2005) recordaba una servidora en esta misma sección que nunca más se ha resuelto el misterio que rodea el paradero de aquel cuadro, que la autora donó al Concello. Cuando las dependencias municipales mudaron desde la plaza de la Constitución a la del Rey el cuadro desapareció. Nunca más se supo de él.
Un día la autora decidió ponerse manos a los pinceles para suplir aquella pérdida y hacer una nueva donación. Plasmó unas hermosas camelias blancas sobre el lienzo y se plantó con ellas en la Alcaldía. Se supone que allí siguen.
Además de en Galicia y en Portugal, Helena Amaral ha recorrido media Europa con sus flores, especialmente Francia. Un cuadro firmado por ella representa a Barcelona 92 en el Museo Olímpico de Lausana y otro puede contemplarse desde 1997 en el museo del Barça. José Luis Núñez le agradeció el regaló con un balón firmado por la plantilla del equipo al completo; Xavier Cugat le propuso ir a Hollywood a hacer carrera y Chirac tiene en casa una obra suya. En el 2007 estuvo propuesta (y llegó a ser finalista) para el premio Príncipe de Asturias de las artes.
Ahora toda esa andaina personal, trufada con cerca de medio centenar de fotografías de parte de su obra (siempre flores, las mismas que coleccionaba su padre), conforman el cogollo de esta obra que acaba de ver la luz.
Un premio bien especial es el que ha ideado la bodega del Ribeiro Viña Costeira para reconocer a los mejores catadores de su concurso para aficionados. La recompensa es un Camino de Santiago de bodega en bodega. Por tierras de de Burdeos, primero; a continuación por las de Rioja y, como fin de fiesta, las de O Ribeiro.
Meses llevan recorriendo Galicia, con escapadas puntuales a Madrid y Asturias, para premiar el acierto de paladares bien entrenados para ser capaces de diferenciar caldos y cosechas sin más preparación que la de ser consumidores habituales. En total, más de 2.000 personas, repartidas en grupos de 12 a 15 integrantes, se batieron el cobre cata que te cata.
Al final, el grupo que se ha ganado el enoCamino, ha sido el que comandan Montserrat García, Carmen Valtierra y Mónica Durán. Este trío nigranés, cliente habitual de la jamonería Alalá, ha vuelto a demostrar que el mundo del vino también es cosa de mujeres. Ganaron la gran final tras catar sendos blanco, tinto y dulce de las denominaciones Burdeos, Rioja y Ribeiro, y responden a todas (todas) las preguntas del jurado. Argimiro Levoso, gerente de la bodega, explicaba ayer que están ultimando los detalles del sabroso y envidiable itinerario. Felicidades.