Un vecino plasma en dos murales la cultura, historia y personajes gallegos
03 sep 2024 . Actualizado a las 00:46 h.Antonio Fernández Gómez ama Galicia y así lo muestra en sus creaciones callejeras. Rosalía de Castro, Castelao, Valle Inclán, son algunas de las personalidades de la cultura gallega que ha retratado en un muro junto a su casa de Sárdoma y en otro cerca de la avenida de Madrid. «Es muy difícil encontrar un pueblo como el nuestro», afirma con orgullo. A sus 87 años, le gusta retocar sus dibujos que, expuestos a la intemperie, se estropean con facilidad. «Ando repintando porque en algo tengo que dedicar el tiempo», asegura. «Se lo pasa como un enano», asevera su mujer, Nieves, con la que lleva 57 años casado.
Antonio se dedicó a colocar persianas en los tiempos en los que solo había tres empresas en Vigo dedicadas a este menester. Pero por sus venas siempre corrió sangre artística. Del dibujo, afirma que ya le viene de pequeño, que cuando era estudiante en un colegio nacional practicaba mucho con la plumilla. Fue un alumno aplicado que en 1952 recibió un premio de 200 pesetas que su madre le ingresó en la caja de ahorros, aunque él hubiera preferido gastárselos en aquel momento.
Una vez retirado, recuperó el gusto por la pintura para expresar todo el amor profundo que siente por las tradiciones gallegas. Le pareció que el mejor lienzo podía ser un alargado muro ubicado junto a su casa, camino del centro de salud de la parroquia de Sárdoma. Así, a ratos, fue componiendo un curioso mural lleno de alusiones a la cultura gallega que no deja indiferente a nadie que pasa. Es como una enciclopedia contenida en 30 metros de largo. Parte de un escudo antiguo de Vigo de 1882, cuando era «valerosa, leal y siempre benéfica». «En aquella época Vigo era la capital de la provincia, y eso no lo saben muchos», afirma. En el otro extremo, hay otro escudo del Celta, después de atravesar por toda una saga de grandes literatos, figuras históricas como Alfonso X el Sabio y grupos folklóricos en homenaje a los gaiteiros de su barrio. El muro separa una estrecha acera de la finca donde conserva una escultura del Sagrado Corazón. También hizo alguna fuente y cruceiros, pero los vendió.
Su «Capilla Sixtina», tal vez la más conocida, es el conjunto de dibujos que se extienden por otro muro ubicado en las proximidades del Mercadona de la avenida de Madrid. Del mismo modo, aquí reproduce exponentes de lo más granado de la literatura gallega, su arraigo folklórico y su historia, como un dibujo de la iglesia de Bande, la más antigua que se conserva en la actualidad en Galicia. Antonio siempre ha presumido de Galicia. «No conozco un lugar mejor que este», asegura.
Viajero
Lo dice con conocimiento de causa porque ha viajado por todo el mundo. De joven, en tiempos de la dictadura, estaba en un grupo de baile con el que viajó por muchos países. Pertenecía a la Sección Femenina de la hermana de Primo de Rivera. Así pudo conocer a muchos gallegos de la diáspora. «Mandé una gaita a Jerusalén a un sacerdote gallego y se emocionó cuando la recibió», recuerda. También formó parte de la compañía de Maruja Méndez, que fue nombrada Viguesa Distinguida en 1988 y que falleció en 2005. Una placa en su casa de Lavadores recuerda a la creadora de la agrupación folklórica Lembranzas Galegas. «Ella tenía un taller de corte y confección y también tenía alumnas a las que preparaba para hacer teatro. Yo era el presentador», dice.
Ahora lleva una vida con menos ajetreo, aunque suele parar poco en su casa a lo largo del día. Le encanta pintar porque dice que le hace sentirse bien. «Aunque solo eche pintura blanca en la pared, ya me encuentro a gusto», afirma.