La desaparición del empresario secuestrado en Valença do Minho en octubre de 1999 se zanjó sin culpables
16 oct 2024 . Actualizado a las 00:58 h.«Desaparece misteriosamente en el norte de Portugal un conocido empresario gallego». Ese fue el primer titular en el que La Voz de Galicia se hacía eco de la sospechosa volatilización de Guillermo Collarte López, el empresario ourensano que fue visto por última vez el 5 octubre de 1999 en Valença do Minho. Guardia Civil y GNR portuguesa peinaron aquella noche fábricas, aserraderos y edificios abandonados de la zona de Monçao en busca de pistas sobre el ourensano de 72 años que había viajado al país vecino para supervisar una obra en la localidad fronteriza. Se cumplen 25 años de aquel suceso.
Las primeras pesquisas apuntaban a que había sido secuestrado por una banda organizada y los medios de la investigación sospechaban que el caso guardaba relación con un intento de extorsión del que fue objeto el empresario en 1998. «Collarte denunció hace poco más de un año otro secuestro, exactamente en agosto del 98. «Interior le facilitó protección policial durante tres meses», se recuerda en otra información.
Los autores del anterior intento de extorsión le hicieron ver, en un trayecto en coche desde la playa de Patos hasta cerca de Vigo, un gran conocimiento de su familia y de su situación económica, aportando detalles concretos sobre los colegios donde estudian sus nietos y datos como que estaba a punto de ingresar una importante cantidad de dinero.
Los secuestradores, que dijeron formar parte de una banda internacional, «despojaron al empresario de su inseparable sombrero y le colocaron una gorra en la cabeza, para evitar que se le reconociese desde el exterior del coche. Iniciado el trayecto exigieron a Guillermo Collarte 150 millones de pesetas, que debería entregar en tres sacos, en el momento y lugar que se le indicaría», recogía La Voz una semana después.
Y es el que el Caso Collarte se alargaría mucho más: «Soy la representante de una familia totalmente desesperada por recuperar a su padre», decía su hija Berta un mes después, resumiendo la situación por la atravesaban, agravada por la falta de noticia alguna sobre un hombre cuya salud ya era delicada.
Dos meses después, el 6 de diciembre, la hija del empresario y portavoz de la familia, concretó en diez millones de pesetas la cantidad que ella y sus hermanos estaban dispuestos a pagar a quien ofreciera alguna pista.
Mucho después se supo que el día que se lo tragó la tierra, Collarte, que fue el primer presidente de la Confederación Empresarial de Ourense, había acudido a reunirse a la obra con dos de sus socios y con su intermediario portugués, José Lopes. Precisamente, fue esta persona la última que vio al empresario. Aseguró que Collarte se había quedado sentado en un banco mientras él iba a su coche para buscar unos papeles. Al regresar, aseguró entonces, no había ni rastro de él.
Durante años, nadie pidió un rescate ni se puso en contacto con la familia. No siempre fue así. Hasta el 29 de junio del 2002 y el 20 de marzo del año siguiente Berta Collarte recibió «hasta nueve llamadas telefónicas en las que se le exigían importantes cantidades de dinero, haciendo objeto de graves amenazas tanto a ella como al resto de su familia», recogía La Voz ya en junio del 2009.
Imputados
Las amenazas telefónicas que entre los años 2002 y 2003 recibió Berta fueron determinantes para investigar este suceso y llevar al banquillo de acusados a los cuatro presuntos autores del secuestro y probable muerte del ourensano en octubre del 1999 en Valença do Minho. El inspector responsable de la investigación por parte de la policía portuguesa, sin avances durante los primeros años, explicaba a finales del 2010 ante un jurado mixto, formado por ciudadanos y magistrados profesionales, que la revisión de las comunicaciones telefónicas entre los sospechosos permitió fijar un punto de arranque. Fueron imputadas tres de las personas de máxima confianza de Collarte para el desarrollo de los negocios inmobiliarios en Portugal: sus socios gallegos Luis Sánchez Lavandeira, de Ponteareas y Gerardo Torres Abalo, de Poio; el intermediario luso José Lopes y Vítor Manuel Días, el supuesto sicario, que ya había sido condenado en Ourense a tres años y cuatro meses de cárcel por las amenazas a la hija del desaparecido entre junio del 2002 y marzo del 2003.
«El Tribunal de Valença do Minho absolvió ayer a los cuatro acusados del secuestro y desaparición de Guillermo Collarte López hace ahora 25 años.
Oficialmente, la Justicia ha dado por muerto al empresario, pero su cuerpo nunca se ha encontrado. En Valença circuló la leyenda de que el cadáver se hallaba debajo de los cimientos de una obra en construcción.