El creador plástico Nel D. Pinheiro impulsa desde Moaña un proyecto que funciona como laboratorio de ideas, en cuyo estreno participarán autores unidos por sensibilidades contemporáneas similares
20 abr 2023 . Actualizado a las 00:42 h.La curva en la que viven muchos artistas se parece bastante a la silueta de una campana de Gauss que toca el cielo dependiendo de la respuesta de las personas consultadas, se mantiene al ras si la recepción es tibia, y a veces, incluso, desciende hasta el abismo con las reacciones negativas. Esa fluctuación vital es la que quiere reflejar el nombre del espacio Vivir Nunha Curva, que inicia su andadura en Meira (Moaña) con un proyecto colectivo capitaneado por Nel D. Pinheiro en el que participan junto a él otros doce creadores como apóstoles de la plástica: Lito Portela, Manuel Pizcueta, Xavier Ríos, Diego Seixo, Alberto Pena, Toni Casaus, Cristina Carvajal, Pedro Currás, Xulio Lago, Agustín Bastón, Leonardo Rial y Pepe Cáccamo.
La idea parte de Pinheiro, que es fotógrafo, operador de cámara de televisión, director de fotografía profesional y artista enamorado del cine desde niño. El fallecimiento de su padre, hace cuatro años, le llevó a rastras hasta un local sin uso de propiedad familiar, que albergó en su día una conocida tienda de deportes. Lo reformó él mismo poco a poco. Llegó la pandemia, se puso a trabajar de nuevo en la pintura que descartó en su trayectoria aunque había sido su primera opción: «Quise estudiar Bellas Artes, pero acabé matriculándome en Geografía e Historia aunque mi vocación siempre fue la creación plástica», recuerda. «Para mí es volver al lugar donde nací, donde también hubo una empresa de serigrafía donde trabajé con mi padre», relata.
Cuando remató la obra, le pareció que aquel antiguo espacio comercial era como una sala de exposiciones. «Empecé a contactar con colegas artistas, con amigos con los que había hecho colaboraciones en el pasado, cuando éramos la vanguardia de los eventos», ironiza. «Con ese espíritu se me ocurrió que podíamos hacer algo aquí y ahora», reconoce, aunque aclara que no quiere que Vivir Nunha Curva sea una sala más «sino más bien un laboratorio de ideas».
La primera propuesta arranca con un ciclo de exposiciones que se inaugura el jueves, 20 de abril, a las 19.00 horas y protagonizan los trece autores durante un mes.
Entre ellos se han establecido alianzas que tienen como denominador común sentirse unidos por disfrutar «sensibilidades contemporáneas parecidas». Pinheiro explica que paralelamente, lo que pretende es que ellos mismos salgan de la zona de confort que tiene cada artista en su taller para crear cosas en conjunto «y arriesgar un poco más». Toni Casaus y Alberto Pena serán los que se encarguen de estrenar este apartado con un proyecto que elaborarán juntos desde el 27 de mayo al 10 de junio. Tras el paréntesis del verano, la curva volverá cargada de planes para retomar el curso en septiembre. De forma paralela, anuncia que habrá otros eventos sorpresa. «Vamos a hacer intervenciones musicales y de otra índole, se trata de mezclar artes», avanza sobre este espacio sinuoso y dúctil como una onda que geográficamente se halla en medio de dos curvas en la parroquia moañesa de Meira. Y como señala Pinheiro, es también «el título de una terrible pieza de vídeo que hice en los 80, en VHS, cuando veíamos mucho el programa de creación audiovisual Metrópolis», recuerda con humor.
Después de las inauguraciones, el local no estará abierto al público y las exposiciones solo pueden ser visitadas con cita previa, concertada a través del número de teléfono 671 226 343 y en la dirección de correo electrónico: vivirnunhacurva@gmail.com
Al finalizar la primera propuesta con la que escriben el primer capítulo (y que se terminará el 20 de mayo), habrá programaciones de grupos y muestras individuales de 15 días de duración, visitables también con cita previa, en horario de 18.00 a 21.00 horas de miércoles a sábado (ampliable al domingo, según cada caso).
«Vivir nunha curva quiere ser una premonición, como en un thriller cinematográfico donde siempre hay una intriga, una sorpresa o un giro inesperado de guion. En este sentido discurrirá el espíritu del proyecto, en tanto en cuanto ni puede ni debe ser una galería, tampoco una sala de exposiciones al uso», advierte el artista moañés, que llegó a la fotografía después del vídeo e insiste en que la faceta que más le interesa de sí mismo, incluso cuando agarra la cámara, la composición de escenas es su motivación y suele integrar distintos procesos artísticos en su trabajo.
Esta vez, el escenario es el bajo ubicado en el número 63 de la calle Porta do Sol, y en buena compañía.