Oia esconde la silla de piedra sobre la que se sentaba el Rey Sol

OIA

M.MORALEJO

En la parroquia de Viladesuso, en un alto que mira al océano Atlántico y que está junto al castro de Cano dos Mouros, se ocultaría un gran tesoro, según cuentan las historias del lugar

13 nov 2024 . Actualizado a las 01:45 h.

La Serra da Groba desciende sobre el océano Atlántico y se baña sobre los rayos de sol que se pierden por el horizonte cada día. Mira al oeste, al mar, y su ladera ha sido poblada desde hace siglos. Es tierra de castros, magia y leyendas. Cuentan que también tuvo un rey. Era un mouro, antiguos seres mitológicos y grandes constructores de castros, dólmenes y otras grandes formaciones de piedra. Tenía en Viladesuso (Oia) su reino, su hogar y su tesoro. También edificó una gran silla granítica en la que sentarse a ver la puesta de sol. Iba allí cada noche para despedir la luz del día. Por eso, los vecinos lo llamaron el Rey Sol. Su balcón sobre el océano formaba parte del castro de Cano dos Mouros, donde el regente escondió un gran tesoro al que se accedía desde un túnel. En la parroquia no saben si se encontró, pero su escondite se tapó para que no cayeran animales en él.

«Esta historia contouse na miña casa dende crío», recuerda Arsenio Pérez, secretario de la comunidad de montes de Viladesuso. Él, junto a otros vecinos de la parroquia, dan vida a un festival que cada verano recupera la forma de entender la naturaleza que tenían los antiguos vecinos de Viladesuso. La leyenda explica la creación de un castro y una forma en las rocas que no entendían. Hoy, la ciencia ha explicado aquel misterio, pero el regente sobrevive en una memoria colectiva que lo celebra en el festival del Rey Sol, con el que la asociación de vecinos y la comunidad de montes despiden cada verano desde el 2016.

M.MORALEJO

El evento nació «coa idea de poñer en valor este espazo, limpar a zona, celebrar a nosa memoria e, tamén, como día da unión de toda a parroquia», explica Arsenio. En sus primeras ediciones, hasta que llegó la pandemia, en la organización también participaba la asociación Costa dos Castros.

Un cuento escolar

El festival impulsó la leyenda y evitó que su historia desapareciera junto a sus mayores. El Rey Sol se mantiene vivo, no como otros tantos personajes de leyenda que se perdieron con la muerte de los más viejos de las aldeas. De hecho, la vecina de Viladesuso Patri Muñoz destaca que «parece que agora aínda se coñece máis a historia que antes de empezar co festival». Por ejemplo, en los últimos años hacen un concurso en todos los colegios de Oia para que los niños dibujen el cartel del festival. «Creo que, grazas a este tipo de actividades, a lenda pasou de ser un conto que só se contaba Viladesuso a ser un de todo o concello».

Además, las leyendas de la parroquia y de la Groba también viven en las historias de Ame de Oliveira, el director del grupo teatro local O mellor de cada casa, que, cada año, participa en la organización del festival con una representación que cuenta una historia de amor entre un romano y una castrexa. Para crear esta representación, Ame leyó publicaciones que recogían leyendas de la zona como la de Reve, un antiguo dios de la Galicia prerromana, o de Eloine, «unha guerrera dunha tribú da Groba que se movía xunto a unha manada de cabalos». No en vano en la sierra aún sobreviven los que son para algunos investigadores «os últimos cabalos salvaxes do mundo».

Para llegar a la silla del Rey Sol hay que subir por carretera hasta el castro de Cano dos Mouros. Ya a pie, a través de una pequeña pista, se accede a su interior. Arriba hay una panorámica de toda la costa desde la que se pueden observar varios antiguos castros que se erigían en Oia. Desde allí hay que tomar un sendero que desciende hasta una gran agrupación de piedras. Una de ellas es la silla del Rey Sol. Aunque para llegar a sentarse en ella se debe escalar un poco.