Unos litiguentes de A Coruña llegaron el lunes a Vigo sin saber que su juicio se había aplazado hasta el 24 de junio del 2019. Tal vez aprovechen, llegada la simbólica noche y tras siete meses de espera, para cambiar las hogueras de San Juan de Riazor por las de Panxón. Los litigantes del norte son una secuela anónima más de la jornada de huelga convocada ayer en la judicatura. El respaldo en Vigo lo personalizaron una treintena de jueces y magistrados y tres fiscales (de 48). El parón no pasó de ser el posado tradicional para la prensa con pretensiones de hacerse viral en la Red. La cuestión ahora es saber si valió para algo o fue un pellizco de monja al Ministerio de Justicia. De querer tensar la cuerda siempre se puede volver al método aplicado por los funcionarios no hace tanto: huelga indefinida y más secuelas que aún sigue pagando la gente. Sí, la gente. Luego está la ambigüedad de la ministra, Dolores Delgado. En su otra vida, que acabó el día que le entregaron la cartera de Justicia, era una activa y notable representante de la Asociación Progresista de Fiscales. Lo daba todo por la Justicia, sobre todo si los destinatarios de las quejas y exigencias eran populares. La hemeroteca la sitúa secundando las protestas del sector contra su antecesor Rafael Catalá. Ahora la cosa es diferente, ella es la ministra. Por eso voló a Estrasburgo el mismo día que sus camaradas (los de su otra vida) volvían a tomar las calles. Posiblemente desconozca que los litigantes de A Coruña pagaron el peaje de la AP-9, ida y vuelta, para quedarse peor que al empezar el día. Con una cita para dentro de siete meses. El día de San Juan, pero eso ya son cosas del destino y de las huelgas.