«Sigo enamorado como el primer día»

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MARCOS MÍGUEZ

REBOSAN AMOR y no tienen dudas a demostrarlo 50 años después. Pasean de la mano y se quieren tanto, tanto que el matrimonio no ha podido con ellos. Seguirían casados otro medio siglo más

01 jun 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Pilar tenía 14 años. Toño, uno más. Ella salía del colegio de La Grande Obra de Atocha (A Coruña). Él siempre se las apañaba para poder ver cómo pasaba por la calle. Fue un flechazo en toda regla. Amor a primera vista. Así empieza la bonita historia de amor de esta pareja que lleva toda la vida junta. Medio siglo dándose la mano. «Aún seguimos paseando agarrados», aseguran. «Santi, el marido de mi sobrina Lorena, me dijo que nos vio un día paseando por Mera y que alucinó porque íbamos de la mano», cuenta Pilar. Son los tortolitos de la familia. Así lo aseguran sus más allegados. «Sigo enamorado como el primer día… O más», confiesa Toño. «Ahora, te toca a ti Pili decir lo que sientes», pica a su mujer. Con una sonrisa, igual de tímida y tierna que la de cuando tenía 14 años, Pilar responde: «Lo quiero con locura».

Escapadas en Arzúa

Los dos hablan de cómo se conocieron como si no hubiese pasado el tiempo. Vivían en A Coruña: «Éramos vecinos». Pasaron de las miradas a la salida del cole a las escapadas que hizo a escondidas de sus padres Toño para poder ver a Pili en las fiestas de Arzúa: «Tuve que engañar a mi madre y decirle que iba a una excursión con los curas para poder verla». «Recuerdo que iba paseando con mis padres por Arzúa y, de repente, me encuentro allí con su primo y con él. Pensé, ¡está loco!», apunta Pilar. De las escapadas a las notas: «Nos las enviábamos por conocidos para saber cómo estábamos». Las notas no las conservan, pero sí las cartas que se enviaban cuando Toño estaba en la mili. Eso sí que es un amor de verdad.

Se casaron en verano, un 16 de agosto. Pili tenía 21 años y Toño 22. Tuvieron dos hijos. Hace unos años, cuando alcanzaron las bodas de plata, su familia le preparó una sorpresa. «Estábamos paseando por la plaza de María Pita y nos llamaron para preguntarnos qué hacíamos. Aparecieron todos allí con un regalo», recuerda Pili. Los dos están jubilados y están juntos todo el día, desde que se levantan hasta que se acuestan. Van a la compra juntos. También de viaje. «Cuando estamos fuera y llegamos al hotel siempre pido que nos pongan una cama de matrimonio, nada de camas separadas», dice Toño con una sonrisa.