Sergio «El Portero», guarda de discoteca y «Tiktoker»: «El 90% de los conflictos en discotecas son por las chicas»
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Arrasa con sus vídeos dando consejos de buenas prácticas en redes. Ha publicado su libro «El portero» y colabora con Arturo Pérez Reverte en su revista literaria
11 sep 2023 . Actualizado a las 05:00 h.Sergio Fernández trabajó durante años como portero en una de las discotecas más famosas de Madrid, Joy Eslava. Desde que decidió subir el primer vídeo a redes sociales simulando situaciones reales que se dan en las puertas de los locales y dando consejos a otros porteros, ha conseguido sobrepasar el millón de seguidores. Hablamos con él para conocer más afondo qué se cuece en la noche y cómo es la vida de un portero.
—¿Cómo es trabajar en la noche?
—En mis redes sociales muestro las situaciones, por así decirlo, más interesantes y complicadas que me han pasado, pero normalmente las noches suelen ser bastante tranquilas.
—¿Hay que estar en forma?
—Sí, sobre todo para defendernos. No tenemos que saber artes marciales, pero es un trabajo peligroso. En cualquier momento te puede venir alguien bajo los efectos del alcohol, o de alguna sustancia, y tratar de agredirte.
—¿Has tenido algún problema por decir que trabajabas en la noche?
—Sí, siempre lo he intentado ocultar porque la gente tiene muchos prejuicios. Te miran de otra manera. Y es, en parte, por la mala imagen que se da de nosotros, que nunca se habla de las cosas buenas que hacemos.
—¿Alguna vez te han negado la entrada a una discoteca?
—De joven no me dejaban pasar a la discoteca Kapital de Madrid. Estaba de moda llevar el pelo como los marines americanos (rapado por los lados y largo por la parte de arriba) y a los que lo llevábamos así se nos tachaba de conflictivos. Al final conseguí entrar años después.
—¿Por qué dejáis a la gente fuera?
—El derecho de admisión contempla que no puedes dejar pasar a alguien que esté bajo los efectos de sustancias o que vaya muy bebido. Y si el local tiene aprobado, por la administración, un código de vestimenta, este debe ser igual para todo el mundo.
—¿Ha evolucionado la manera de veros?
—Muchos mantienen que todos los porteros somos iguales, pero una gran parte empiezan a ver que nuestro trabajo es complicado, que implica riesgos y que dependemos mucho de las normas que impongan los propietarios de la discoteca. Nosotros, al final, solo tratamos de hacerlas cumplir. No digo que no haya porteros racistas y que sean mala gente, pero la mayoría vamos a trabajar para llevarnos el sueldo a casa.
—¿Qué situaciones violentas se dan más?
En la puerta de la discoteca suelen darse por negar el acceso y ahí es cuando te das cuenta de que has hecho bien en hacerlo, porque dentro del local, con unas copas de más, la podrían liar. En el interior, hay muchos conflictos relacionados con chicas, el 90 % son por ellas, bien como protagonistas o con chicos de por medio o, incluso, entre ellas.
—¿Te has arrepentido de dejar pasar a alguien?
—Sí, he pecado de confianza y he dejado pasar a gente que ha causado problemas. Suelo poner el ejemplo de cuando vas por la calle y te cruzas con una persona que no te transmite buenas vibras. Tratamos de evitar que pasen cosas malas dentro y si en la cola vemos a alguien que nos da esa sensación, comprobamos que sea una persona razonable.
—¿Has tenido miedo?
—Muchas veces, y el que diga que no es mentira. Ha habido gente peligrosa y he llegado a recibir amenazas de muerte por no dejarlos pasar. Tienes que andar con mil ojos.
—¿Le has negado la entrada a algún famoso?
—Yo no, pero mi hermano sí. No reconoció a Bruce Willis y no le dejaba pasar por la ropa de estilo callejero que llevaba, cuando lo estaban esperando dentro del local. Yo sí que he tenido que sacar a algún famoso porque iba demasiado ebrio.