Salmorejo (casi) tradicional
El primo cordobés del gazpacho se está haciendo un hueco en innumerables casas españolas. Es sencillísimo de preparar y, sin embargo, la mayoría sigue tirando de la opción de tetrabrick
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El primo cordobés del gazpacho tiene cada vez más protagonismo fuera de las casas andaluzas, pese a mantenerse la versión con pepino y pimiento como la crema fría typical spanish más represetantiva. El caso es el que ajoblanco (que, por cierto, está considerado el padre del gazpacho) y el salmorejo, han ido ganando peso gracias a, digámoslo claro, esos programas de cocina que nos acercan el costumbrismo de cuchara y a las grandes distribuidoras de zumos y purés envasados, que han querido probar suerte, con éxito, incorporando estas variedades a sus lineales.
El caso es que aunque lo más cómodo es tirar de tetrabrick, el color, la textura y el sabor nada tienen que ver con el que se prepara en casa. Por no hablar de las propiedades nutricionales, que tanto distan entre una y otra opción. Es llamativo que en esas casas donde no se concibe comprar una crema de verduras envasadas, la mayoría tire en verano de gazpacho y salmorejo de bote; cuando preparar estos platos es aún más sencillo porque nos ahorramos la parte de la cocción. Además, si lo que nos da pereza es pelar los tomates, es un paso que podemos ahorrarnos, solo tendremos que esforzarnos más con la batidora.

- 1 kilo de tomates pera maduros
- 1 ajo
- 2 huevos
- 2 puñados de jamón en taquitos
- 2 rebanadas de pan (del día anterior) de unos 3 cm
- 4 pepinillos
- Aceite de oliva
- Sal
Pelamos los tomates (si son pera, mejor, tienen mucha carne y un gran sabor), los cortamos en trozos y reservamos. Hacemos lo mismo con el ajo.
Dejamos un par de minutos el pan en agua, para que se ablande y, a continuación, escurrimos las rebanadas y, junto a los tomates y el ajo, lo ponemos en el recipiente donde vayamos a batir.
Le echamos a la mezcla un buen chorro de aceite de oliva virgen extra y, si se quiere, un poquito de vinagre. Yo suelo ponérselo, pero en este caso no lo hice dado que le añadí pepinillos y ya son lo suficientemente amargos.
Ahora añadimos sal al gusto y batimos. Si es necesario se le puede echar un poco de agua para que sea más fácil el proceso. Pero es importante recordar que el salmorejo no tiene ni busca la misma textura que el gazpacho, que incluso puede beberse. En este caso se trata de algo más denso.
Cuando tenemos todo triturado podemos dejarlo enfriar una hora y listo. Es muy habitual ponerle tropezones de huevo duro y jamón serrano (como en este caso, junto a los pepinillos cortados muy pequeños). Pero también le va muy bien la cebolla frita.
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