Buñuelos de Semana Santa
Se acerca la Semana Santa y, por tanto, la época de ponerse hasta arriba de torrijas, pestiños y, por supuesto, buñuelos de viento. Te enseñamos a prepararlos para que queden perfectos
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A las puertas de la Semana Santa no pueden faltar los buñuelos, un postre típico de estas fechas que, sin embargo, tiene el éxito garantizado cualquier día del año. Se trata de un dulce tradicional de nuestra gastronomía que puede encontrarse en múltiples versiones: con frutas, rellenos o los más clásicos y sencillos, los que os enseñamos a preparar hoy con productos de Carrefour. La clave para que un resultado perfecto es que queden bien infladitos y con su interior perfectamente cocinado.

- 700 ml de leche entera
- 100 g de mantequilla
- 50 ml de anís
- 6 huevos
- Una rama de canela
- 75 g de azúcar
- Corteza de limón
- 400-450 g de harina de fuerza
- Una pizca de sal
- Una cucharadita de levadura tipo Royal
- Un litro de aceite de girasol para freír
- Azúcar glas para espolvorear
En una olla ponemos los 700 ml de leche con los 100 g de mantequilla, 75 g de azúcar, 50 ml de anís, la rama de canela y la corteza de limón
Lo acercamos al fuego y lo calentamos muy suave. Dejamos que la leche se infusione durante una media hora, pero asegurándonos que no se caliente mucho para que no se evapore
Mientras la leche se infusiona pesamos la harina y la tamizamos con la sal, la levadura y la reservamos
4. Una vez la leche se ha infusionado, retiramos la rama de canela y la corteza de limón, subimos el fuego y en el momento que rompe a hervir apartamos la olla del fuego y volcamos la harina de golpe
Rápidamente, con una cuchara de madera removemos la harina para que se integre con la leche. Nos va a quedar una masa bastante dura, lo cual es normal. Lo acercamos de nuevo al fuego de nuevo y seguimos removiendo enérgicamente hasta que la masa se separe de los bordes de la olla
Apartamos de nuevo la olla del fuego y esperamos a que se enfríe un poco la masa. Después vamos añadiendo los huevos; añadimos el primer huevo, removemos de nuevo para que se integre con a masa y no añadiremos el siguiente hasta que el primero esté totalmente integrado. Una vez los hemos añadido todos, comenzamos a freír los buñuelos.
Ponemos abundante aceite de girasol en una sartén o cazo hondo y cuando esté caliente comenzamos a freírlos. Es importante que el aceite no esté frío, pero tampoco demasiado caliente para que los buñuelos suban. Si estuviera demasiado caliente, se formaría una costra por fuera e impediría que se cocinaran por dentro. Tampoco podemos echar demasiados buñuelos a la vez, para que no se enfríe la temperatura del aceite. Además, crecerán bastante y si ponemos muchos no tendrán espacio para ir girando conforme se inflan.
Con una cuchara vamos cogiendo masa y la dejamos caer en el aceite. Veremos como los buñuelos comenzarán a subir a la superficie e irán girando solos. De esta manera se irán cocinando por ambos lados y cuando estén dorados los vamos retirando para colador o un plato forrado con papel absorbente.
Una vez tenemos todos nuestros buñuelos fritos, los espolvoreamos con azúcar glass y los servimos calientes.
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