Un inesperado ascenso
Un inesperado ascenso
Miércoles, 18 de Octubre 2023
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El 28 de febrero de 1462 fue un gran día para la Corona de Castilla. Tras años sin descendencia, por sus problemas para casarse, Enrique IV consigue un heredero, en este caso, heredera: la futura princesa de Asturias, Juana. Si el apodo del Impotente para él está justificado, no lo está menos el de la Beltraneja para su hija, considerada, según los rumores, hija de la reina, que no del rey, y de Beltrán de la Cueva, favorito del rey y ¿amante? de la reina. La madrina de bautizo de la pequeña Juana es la infanta Isabel, su tía, de solo diez años. ¿Habría cambiado la historia si Isabel, futura reina de Castilla, hubiese sabido que tenía en sus brazos a la que sería su rival por la Corona? Cabe pensar que no. Con este nacimiento, Isabel pasaba a ser la tercera en la línea sucesoria de la Corona de Castilla. Por delante, la recién nacida y Alfonso, su propio hermano.